/ Eduardo Sadot /
Un año, diez o hasta cien en la vida del ser humano no son nada, es muy común que muchos seres humanos hagan su trabajo y pasen inadvertidos, precisamente en momentos en que se devalúa a la política y a los profesionales de ella y “substituyendolos” por “ciudadanos”.
La falta de educación cívica, que no civismo – así lo enseñaba Gloria Gurrola Castro – maestra enérgica, exigente forjadora de buenos ciudadanos y mejores juristas y abogados – de la zona de escuelas más antiguas de la ciudad de México en el polígono de las secundarias 4, 28, 2, anexa y 46 en la colonia Santa María la Ribera.
La Educación Cívica y de cultura electoral, es una materia ausente en las escuelas y más en los programas de trabajo del INE y de los partidos políticos, desde luego también a nivel mundial. Pero necesario para sensibilizar y comprender lo inevitable, el destino manifiesto, aprender y comprender política, como única vía, para la evolución de la sociedad.
Un considerable número de ciudadanos aún no comprenden el tema de la política y sus repercusiones en el fenómeno social.
Evidentemente México está en párvulos en materia de democracia, apenas a mediados de los ochentas comenzó a probar la real democracia, antes de la creación del PRD México no había tenido reales posibilidades de opciones que sustituyeran al invencible PRI y lo hicieron. En el primer intento que tomó por sorpresa a los mexicanos con Cuauhtémoc Cárdenas, a partir de ése momento, los mexicanos aprendieron que el PRI no era invencible y, la prueba comenzó cuando el hijo del tata Lázaro ganó el gobierno de la ciudad de México en 1997 con las siglas del PRD y desde entonces, se perpetuaron ahí, incluso cambiando de color a MORENA, exactamente igual que el PRI, al que criticaron y que gracias a las críticas al PRI crecieron, así es la vida, en el fondo es “quítate tú, para ponerme yo”.
Mientras otros países llevan años, acostumbrados viviendo y conviviendo con la democracia, ni nuestros héroes se salvan, comenzando por uno de los primeros presidentes, Vicente Guerrero, quien aprovechó la debilidad del candidato ganador y argumentando fraude se colocó en la presidencia. Así, sin instituciones creíbles que garanticen la pureza de las elecciones, con elecciones que consignaron hasta triunfos de 95% incluida la elección de Juárez y los que le siguieron en la historia hasta 1987 y previo a 1986 la creación de la corriente democrática. Para entonces las instituciones democráticas nacientes, evolucionan y se desprenden de la estructura dependiente del Poder Ejecutivo, para conformar la institución autónoma Instituto Nacional Electoral, que hoy molesta a quienes pretendan defraudar al “pueblo bueno y sabio”, cometiendo fraude electoral en perjuicio de la Patria.
También la manera de hacer política en todo el mundo ha evolucionado, en los sistemas parlamentarios se crearon las coaliciones, encontrar de pronto unidos a partidos tradicionalmente adversarios y hasta antagónicos, no ha sido fácil de asimilar por la ciudadanía, pero es una manera de madurez, desprendiéndose de esquemas como los futboleros – o son chivas o americanista – para arribar a alianzas maduras que privilegian el interés de México, por encima de colores partidistas. Eso es precisamente, lo que promovió Alejandro Moreno del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD – por cierto junto con Jesús Ortega vencieron a obrador, por lo que salió huyendo como siempre, sin aceptar su derrota para fundar su Partido Morena – por lo que han sido criticados, denostados y como en el caso de Alejandro Moreno perseguidos. Pero como dijimos al principio, apenas son pocos años para conocer su verdadero tamaño y trascendencia en la historia de México.
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