#Imperdible: Annie Ernaux: un Nobel a la literatura feminista .

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/ SARAI AGUILAR ARRIOZOLA /

Annie Ernaux ganó el Premio Nobel de Literatura 2022. La escritora francesa tomó el relevo de Abdulrazak Gurnah, quien el año pasado se convirtió en el primer autor africano y negro en recibir el reconocimiento desde 1986.

La Academia Sueca informó que la eligió “por la valentía y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los distanciamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”. La escritora ha mencionado que una de sus modelos es la filósofa feminista Simone de Beauvoir, en escritos como La vergüenza (1997), sobre su pérdida de la virginidad, o en El acontecimiento; en La mujer helada (1981), donde aborda el fracaso de su matrimonio, o en L’usage de la photo (2005), acerca de su experiencia de un cáncer de seno.

Más allá del estigma de que las mujeres ganan los Nobel de literatura y los hombres los de ciencias, lo cierto es que la obra premiada es decididamente feminista. Si bien su creación es vista como autobiográfica, ella misma ha dicho que convierte las vivencias propias en un discurso de la realidad, no solo propia, sino de las mujeres.

Sus letras feministas logran rescatar las vivencias que atraviesan a las mujeres: embarazos no deseados, pobreza, matrimonios infelices, enfermedades familiares… No obstante, es importante retomar sus críticas al mismo feminismo.

“El feminismo blanco reproduce las mismas desigualdades que quiere erradicar, prohíbe que las mujeres musulmanas usen el velo. En nombre de la sumisión religiosa, son mujeres prohibiendo cosas a otras mujeres, muchas de las cuales están sometidas a otras formas de dominación como la raza, la clase, la nacionalidad…”

Por esta razón ella se llama a sí misma como feminista interseccional. Una mujer que es capaz de ver que aun dentro de las iguales hay diferencias. Que la vulnerabilidad por género no es lo mismo para una mujer en condiciones de privilegio que para otras desfavorecidas.

Que si bien el género nos une en cierta medida, son las condiciones que nos atraviesan las que nos hacen vulnerables. Algo que hoy en día han olvidado las élites del movimiento feminista. Pues en su interior se han reproducido las mismas estructuras, propias del sistema patriarcal, donde unas cuantas más privilegiadas han usado las carencias de otras y las han reivindicado como propias, pero no para beneficio de las que no tienen voz, sino de ellas, lo que termina funcionando en una mayor desigualdad.

Y hoy en día, a sus 82 años, tiene una gran claridad de lo que el femismo debe ser.

Eliminar esos rasgos de “blanquitud” donde sin mayor teoría que la que deja haber pasado las carencias en carne propia, asume las causas de las otras como propias.

Donde, a pesar de haber obtenido el galardón literario, reconoce el gran camino que falta por recorrer para hablar de una “literatura feminista”.

No cabe duda de que como feministas se tiene que aprender que no hay mayor falacia que decir que somos todas las mujeres contra todas las violencias, pues solo unas cuantas las viven en carne propia, y muy pocas se atreven a luchar por las causas de las otras. Saraí Aguilar

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