Desde casa o en otras capas sociales se incuba o modela el fanatismo, plantean académicos de la FES Aragón
Para trazar soluciones a corto y largo plazos ante un problema que lleva décadas, que es la violencia en estadios de futbol, en México se requiere emprender un diagnóstico integral que incluya a directivos y autoridades de distintos órdenes de gobierno, nutridos por académicos, señalaron docentes e investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón.
El análisis debe ser sistémico –indicaron por separado–, debido a que las barras o grupos de animación son inherentes al negocio de la industria del balompié, porque desde casa y en otras capas sociales se incuba o modela el fanatismo; además porque algunas notas o informes periodísticos acentúan o incitan a la violencia, no sólo a la rivalidad deportiva; y finalmente porque algunas organizaciones delictivas han permeado a los grupos de aficionados.
Carlos Octavio Cruz Valencia, docente y deportista, coordinador de Actividades Deportivas y Recreativas de la FES Aragón, expuso que las conductas violentas en los estadios no son adquiridas ni imitadas sólo en dichos inmuebles, sino que son generadas y urdidas desde casa.
“Con la educación sobre la manera en que se mira la competencia deportiva, ahí es donde se genera el fanatismo, con familiares, vecinos, grupos de amigos, y va más allá, con otras capas sociales”, comentó.
Las ganancias económicas, por ejemplo, han influido en esto. Grupos que requieren que el impacto del deporte sea contundente crean equipos y figuras que en sus comportamientos propician la violencia. En el caso del balompié se ha visto en sus celebraciones, incluso en el ámbito internacional, que subrayan: “te gané, te sometí, te aplasté”.
Este tipo de formas son muy simbólicas, porque el aficionado que pierde tiende a la frustración, y el que gana transita a la euforia, y ambas situaciones tienden a la violencia.
En la mesa de diálogo Reflexión, diagnóstico y soluciones al problema de la violencia en los estadios, Jonatan Octavio Peña Obando, profesor de asignatura de la FES Aragón y periodista, manifestó que deben evitarse los piques mediáticos entre equipos antagónicos para evitar incitar a la violencia.
Hay algunas notas, fotos y declaraciones en las que claramente se acentúa o se llama a la disputa, a hacer valer los colores, no sólo a la rivalidad deportiva, dijo.
“He atestiguado en mi vida profesional connatos de bronca, riñas y agresiones, y aunque no es un fenómeno que sólo ocurra en México, sino a nivel global, nos hacen ver como una sociedad que no sabe comportarse”, comentó.
Dejó en claro que las barras en nuestro país deben ser resguardadas. “La seguridad privada no tiene el conocimiento ni la capacidad para actuar en una situación como la ocurrida en Querétaro, por lo que deben tomarse en serio estos sucesos, bajo un diagnóstico y medidas integrales”.
Hugo Luis Sánchez Gudiño, académico e investigador de dicha FES, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, manifestó que durante varios años lleva en el abordaje una hipótesis de trabajo en la que trata de acreditar que las barras o grupos de animación han sido permeados por algunas organizaciones delictivas.
“Hay ciertos signos que lo denotan en los últimos años. Entre otros, las mantas en las tribunas para lanzar amenazas a jugadores o entrenadores; los gritos homofóbicos y los cánticos violentos, sexistas con similitudes a los narcocorridos; mensajes en hieleras, e incluso comunicaciones de redes sociales digitales entre futbolistas y cuentas asociadas a cárteles u organizaciones delictivas.”
Tampoco hay que olvidar que el futbol es ante todo un negocio, que todo gravita en torno a ese factor, que se trata de un ejercicio multimillonario, y que las barras son inherentes a esto. Así que “en un mes se olvida el tema y todo seguirá igual”.