La enfermedad de la pobreza.

Norma Meraz

Que lejos está México de las glorias y riquezas que nutrían el orgullo de los pueblos originarios.

Hoy, de los 120 millones de mexicanos que pueblan nuestro territorio, la mitad son pobres y una buena parte de ellos mal come.

¿De esta situación serán culpables los conquistadores españoles a quienes el Presidente Andrés Manuel López Obrador les solicita que nos pidan perdón?

¡Que fácil resulta culpar de todo mal a quienes nos antecedieron en la toma de decisiones! ¡Pero de quejas y acusaciones ya basta!

Tomemos el toro por los cuernos y pa’lante.

El país atraviesa por tristes momentos.

La economía se encuentra en atonía, esto es, estancada y con probabilidades de ir hacia atrás, aunque se festeje el nimio índice de crecimiento del último trimestre. Si los próximos tres meses la economía sigue dormida, no estaremos para festejar.

Las tasas de interés irán a la baja igual que la inversión privada y pública; el panorama internacional pinta de color gris; los precios del petróleo igual van a la baja y la guerra económica China-Estados Unidos es otro evento que tendrá serias repercusiones en México.

Sin embargo, de esa guerra –que no se está haciendo precisamente con armas– México debería sacar partido, no sin antes diseñar un verdadero proyecto de desarrollo industrial –que aún no tiene–, pues por ahora los grandes proyectos de infraestructura como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas han sido elegidos discrecionalmente por el Presidente de la República y, per se, no son puntales del desarrollo industrial del país.

Mientras tanto, el gobierno de Donald Trump tiene apercollado al gobierno de López Obrador haciéndole la tarea de frenar la migración hacia su país, a cambio de la no aplicación de aranceles ¡Ese es el precio!

No hubo necesidad de que Trump gastara un solo dólar en la construcción del famoso muro en su frontera sur. El hecho es que al instrumentarle México el control migratorio, se ha levantado un muro barato y eficaz para los Estados Unidos.

¿Eso es ser buenos amigos? Para el Presidente López Obrador sí, aunque el terrorismo interno de EE UU recale contra los mexicanos asesinándolos sin piedad!

¿Cuánto más seguiremos rindiéndole cuentas a Trump? ¿Nos convertiremos o ya somos una oficina administrativa del gobierno norteamericano

México tiene infinidad de problemas que resolver como la inseguridad y la salud entre muchos otros.

Es de extrañar que López Obrador, durante los 18 años qué recorrió el país haciendo campaña, no se haya percatado sino hasta ahora que visitó 30 hospitales del Seguro Social, que el sistema público de salud carece de personal capacitado, instalaciones, equipo y medicamentos suficientes.

Llama la atención que, sin mediar un análisis exhaustivo de la eficiencia del Seguro Popular, anuncie el Presidente su desaparición para sólo cambiarle el nombre por uno más largo: “Instituto para la salud y el bienestar”.

¿Habrá bienestar sin salud?

Solo un apunte: a ocho meses de este nuevo régimen no se ha terminado el proceso de adquisición y distribución de medicamentos a los centros de salud pública.

Respecto al problema de la inseguridad, basta decir que sigue en aumento, a pesar de las cifras alegres que el gobernador del Estado de México Alfredo del Mazo Maza reporta al Presidente de la República.

Él señala que el índice de criminalidad ha disminuido cuando su Estado es uno de los más inseguros del país y donde mayor número de feminicidios se registran.

Las desapariciones, asesinatos, colgados, fosas clandestinas y extorsiones son cosa de todos los días en municipios cómo Huehuetoca, Ecatepec, Ixtapaluca, Chalco, Tlalnepantla, Naucalpan y Valle de Bravo, entre otros.

¡Y qué decir de los asesinatos a 12 periodistas en el país y que siguen sin encontrar pistas de los delincuentes!

En otro orden de temas, nos queda claro que muchos de los recortes al presupuesto de gasto de este año, como el que se refiere al desarrollo del deporte de alto rendimiento, se hizo sin tener idea de lo que significaba.

De no ser por el destacadísimo papel que han demostrado nuestros atletas en los Juegos Panamericanos en Lima, Perú, el Presidente López Obrador no voltearía a ellos; pero ahora sí, les prometió un estímulo económico; claro, cuando se venda la casa decomisada al empresario chino-mexicano que guardaba 200 millones de dólares en una bóveda.

Causa hilaridad que el Presidente reparta lo que aún no tiene.

Mientras tanto, 50 millones de mexicanos pobres siguen ahí, esperando que los volteen a ver.

Sin duda la enfermedad de la pobreza es endémica en México.

¡Digamos la Verdad!