La fortaleza de los grupos criminales

Claudia Rodríguez

Más que un grupo armado

Cuántas historias no se han contado alrededor de Los Zetas en México, de los que todavía muchos se preguntan en realidad quiénes son, qué hacen y a quién sirven. Cuando la “guerra contra el narcotráfico” se empezó a gestar, a Los Zetas se les identificaba como el grupo armado de los cárteles de la droga, mismo que se decía se conformó de elementos con conocimientos tácticos de guerra; así como de los mismos a quienes secuestraban y adiestraban. Esto no sonaba descabellado, al final las operaciones de la droga y de mercancías ilícitas o robadas y puestas a la venta en el mercado ilegal, requería de una fuerza de resguardo y vigilancia.

Nadie imaginaría que Los Zetas evolucionarían a más, y no operarían sólo como los hacer los cuerpos de seguridad que siguen cumpliendo sus funciones de resguardo. Pero este grupo armado hoy es, de acuerdo con lo que relata Guadalupe Correa Cabrera, autora del libro Los Zetas Inc. (Temas de Hoy, edit. Planeta, 2018), una verdadera corporación empresarial que ha florecido a lo largo del tiempo; en lugar de ser diezmada, como se pensaría luego de lo costoso de la renombrada “lucha contra el narcotráfico”, no sólo hablando en pesos, sino sobre todo en vidas y heridos: “daños colaterales” dijera el ahora muy activo en la política, Felipe Calderón; pero ineficaz y hasta incapaz como presidente.

Todo un grupo de empresarios

Correa Cabrera señala puntual en la investigación que plasma en su libro: “En realidad Los Zetas son un modelo, no sólo un grupo. La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Caballeros Templarios retoman esta lógica militar del ejercicio del miedo y se extendió a nivel nacional”.

De acuerdo con la autora de Los Zetas Inc., caracteriza a Los Zetas, la diversificación de sus líneas de negocios, ya que no sólo se dedicaban al narcotráfico, sino también al robo de hidrocarburos y carbón, el tráfico de personas, el trasiego de armas y al cobro de piso.

Si el combate al narcotráfico continuado en el sexenio peñista, se basó en la captura –y exhibición mediática, hoy legalmente prohibida— de los líderes de los cárteles de estupefacientes, como anunciara el mismo ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; esto quiere decir que en realidad lo único que sucedió, fue el auspicio para que el Estado paralelo del crimen, floreciera en el país, quedando siempre en medio e inseguros, los gobernados.

¿El brazo armado de la derecha?

Una empresa criminal extendida, fortalecida y hasta cierto punto agradecida, puede ser siempre el aliado perfecto para combatir al enemigo.

La derecha tejió lazos indestructibles, como saliera a relucir de manera pública, en el Juicio del siglo, como hicieron llamar al proceso judicial en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la corte federal del distrito este en Nueva York. Que Enrique Peña Nieto según confirmó la fiscalía del caso, recibiera un cañonazo del capo por 100 millones de dólares, habla más que de la compra de conciencias, del contubernio y participación en el auge de un narco Estado.

Acta Divina… En la corte neoyorkina, se hicieron señalamientos de los sobornos entregados o enviados por “El Chapo”, tanto a Felipe Calderón como a Enrique Peña Nieto. También se habló de cómo el mismo acusado, escapó sin problema alguno, del penal de alta seguridad Puente Grande, durante el sexenio de Vicente Fox.

Para advertir… No es casual la alta incidencia de crímenes y violencia desatada sobre todo, la que tiene en la mira a los más vulnerables: los jóvenes y los niños. El objetivo no es la población, sino la carambola hacia el Ejecutivo federal.

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