La fragilidad de los sistemas complejos

 

/Francisco Cabral Bravo/

Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil.

Todos mentimos para protegernos de las consecuencias de la verdad, aunque no todas las mentiras son igualmente dañinas.

La mentira es una vieja compañera de la humanidad, pero no puede negarse que impide las relaciones auténticas y quien la usa en exceso se vuelve opaco e indigno de confianza.

Mentimos al exagerar la realidad o minimizándola. Cuando decimos que no hay nada de que preocuparse.

Los políticos mienten en campaña o exageran promesas que después serán incapaces de cumplir.

Algunos grandes grupos financieros les mienten a sus clientes para enriquecerse ilícitamente. La gente miente en los juzgados arriesgándose a ir a la cárcel, con tal de perpetrar una venganza.

Mienten los gobernantes y los políticos con tal de no perder el poder.

Mentir es un acto cooperativo.

Insisto no hay nada más revolucionario que leer, Jesús Zamora Bonilla es un filósofo y economista español que además es novelista. Así fue como supe de él inicialmente, por “Día de Reyes”, su primera novela, bastante agradable. Le siguió “Errar es de ángeles”, que es la mejor que ha escrito, y que debería usted de leer. Sin embargo, además de ello ha publicado varios libros más académicos, o como  gustemos llamarles. Hace poco salió “Contra apocalípticos”, que es un gran texto dirigido a algunas de las modas que hoy angustian innecesariamente a millones de personas.

Desde el inicio del libro aclara su posición, está convencido del daño que producimos al planeta con nuestros excesos, de la necesidad de tratar con dignidad a los animales y de la importancia de entender la posición de otras personas. Sin embargo, precisamente por este último elemento, Zamora se define como un relativista moral. Porque estos temas, más allá de datos y evidencias, suelen discutirse precisamente en términos morales, y la moralidad no existe en la realidad, sino en nosotros.

El libro se dirige a las posiciones extremas que hoy son populares en tres temas: ecologismo, animalismo y post humanismo.

En los tres casos, como decía, Zamora toma una posición lo más racional posible, tanto en lo que tiene que ver con el uso de datos y evidencias, como en su misma definición relativista.

Zamora toma la misma posición, relativista, al referirse al animalismo, que propone que dejemos de considerarnos una especie diferente “especial”, y tratemos a otros animales de la misma forma que nos tratamos. Creo que habrá pocas personas que crean que los animales deben ser tratados con crueldad, pero de ahí no se llega a la necesidad de considerarlos como personas.

Finalmente, Zamora se enfoca en las nuevas ideas acerca del futuro del transhumanismo (poco) y del post humanismo (más). Revisa con detalle las posturas de varias estudiosas (son en su mayoría mujeres) y, como en los dos temas previos, insiste en que debemos mantener una posición flexible acerca de lo que no entendemos bien.

Mencioné al inicio la condición del novelista de Zamora porque creo es un deleite leerlo. A diferencia de otros textos de orientación académica, o sobre estos temas tan polémicos. Contra apocalípticos se lee fácil, se disfruta y ayuda mucho a pensar en serio estos temas que estarán con nosotros las próximas décadas. Hay que entenderlos, hay que resolver lo que se pueda y hay que mantener esa posición flexible, no despreocupada, frente a asuntos que no entendemos a cabalidad.

Cambiando de tema: Mujeres católicas piden al Vaticano renovar ética sexual de la iglesia. A través de una carta abierta, organizaciones pidieron revertir la posición de la iglesia acerca de no bendecir los matrimonios entre personas del mismo sexo porque Dios “no puede bendecir el pecado”.

Cinco organizaciones de mujeres católicas en zonas de habla alemana han dado a conocer a través de una carta abierta al Vaticano su posición de que los sacerdotes no pueden bendecir las uniones entre personas del mismo sexo.

La carta a la oficina defensora de la ortodoxia del Vaticano, lleva las firmas de dos grupos en Alemania y otros en Austria, Suiza y Tirol del Sur, la región del habla alemana del norte de Italia. Los grupos tienen un millón de miembros en total.

Al mismo tiempo, el documento de la congregación ratificó que la iglesia acoge y bendice a las personas gay, pero sostuvo que las uniones no forman parte del plan de Dios y que su reconocimiento sacramental podría confundirse con el matrimonio.

El documento agradó a los conservadores y desalentó a los defensores de los LGBT  católicos. Y para finalizar, mucha gente votó por un cambio radical. Por uno que desterrara abusos y corrupción, que acortara la brecha de la desigualdad social, con crecimiento económico y empleo. Con más justicia, libertades y menos muertos, incluidos femicidios. Artistas, intelectuales servidores públicos periodistas, maestros, estudiantes, organizaciones de la sociedad civil, miles estuvieron convencidos de que el cambio, el único posible, era AMLO. Momento de darle la oportunidad de cumplir 18 años de promesas. Ganó para hacer el cambio.

¿Qué cambió?  Primero la destrucción del NAICM, por corrupción, no demostrada, por un aeropuerto con problemas de operación del espacio aéreo. Había que pagar a inversionistas, Afores incluidas y se subió el TUA  (tarifa aérea) a más del doble, y se encarecieron vuelos. Se acabó con el PND y se publicó un manifiesto político. Luego vinieron las ayudas, desaparecieron otros programas como guarderías, comedores comunitarios, refugios de mujeres. Cayeron ingresos tributarios. Se dispuso del Fondo Estabilizador para salvar superávit. Después cambió el seguro popular por un nuevo instituto que no funciona.

La distribución, y fabricación de medicamentos e insumos se pensó corrupta y se rompió la cadena de abasto.

El INE (antes IFE) surgió como una respuesta a la desconfianza  ciudadana a las elecciones organizadas por gobiernos priistas.¿ Qué pasará con esa institución si la constante metralla de AMLO genera precisamente una crisis de confianza en el INE?

Los partidos herederos de la Revolución mexicana hicieron del fraude electoral una institución aparte.

Sin embargo lo burdo de la mapachería gubernamental en contra de Cuauhtémoc Cárdenas marcaría en 1988 un punto de inflexión en los costos que acarreaba al régimen priista la ausencia de legitimidad democrática.

Además de implementar reformas electorales, en su sexenio. Salinas cambio de secretario de Gobernación en el arranque de ese año crítico que fue 1994, cuando iban a llevarse a cabo comicios presidenciales. Jorge Carpizo, en su calidad de nuevo titular de Segob y, por ende, del Consejo General del IFE, logró diversos acuerdos partidistas y junto con consejeros ciudadanos nombrados ese año prestó al Presidente legitimidad rumbo a las elecciones.

Los priistas entendieron que ya no podría organizar los comicios, por lo que en la segunda parte de los años 90 se consolidó la ciudadanización del IFE, antecesor del INE. Tal ciudadanización no  ha estado exenta de críticas por las cuotas y los cuates que distintos partidos han logrado colar al órgano electoral.

Así llegamos a 2018, cuando ganó AMLO. Pero el Ejecutivo federal nunca ha perdonado al INE ser en esencia, el mismo que en 2006 no válido lo que él considera su triunfo de aquel año.

Y, sobre todo, no considera pertinente que haya un árbitro que le impongan límites a él o a los suyos. Si el INE toca los intereses de sus adversarios, se limitará a encoger los hombros una ganancia inesperada. Pero no aplicará lo mismo cuando se trate de Morena.

Ahí el presidente sigue siendo el mismo que hace 15 años gritó que “al diablo con sus instituciones”.

AMLO es el gran apóstata del modelo político del que se benefició hasta llegar a la presidencia. Varias de las reformas electorales más importantes fueron impulsadas por el partido donde militaba o tratando de complacerle.

Ahora dinamita la escalera que le ayudó a ganar elecciones.

El presidente ha dicho hasta el cansancio de los oyentes, que no del emisor, que él busca cambio de régimen. En la lógica de AMLO, si su gobierno ya no hace trampa como todos los anteriores, entonces ya no necesitaría el INE que diseñamos como freno a la tentación fraudulenta de los gobernantes.

¿Lo logrará?

¿Qué cambios necesitamos? Uno en el que impere el estado de derecho, que impulse empleo e inversión. Uno que realmente proteja derechos humanos de minorías y de mujeres. Que destierre impunidad en feminicidios. Que respete pluralidad y sus expresiones a manifestarse, a publicar, a marchar. Uno que destierre calumnia y mentira como forma de debate.

Uno que sea austero, pero eficiente. Uno que no juegue a acabar con corrupción y solo tienda un velo a sus actos. Uno con transparencia de las políticas públicas.

Un cambio para abatir desigualdad, con política social que rompa círculos de pobreza y que no la perpetue.

Uno que respete la división de poderes, que reconozca el profesionalismo de los órganos autónomos, que dote de recursos a universidades públicas y no invente universidades “patito” que frustran sueños.

Uno que permita la tolerancia como forma de reconocer la pluralidad y se comprometa a respetar lo diverso que nos caracteriza sin condenas.

Hoy la prioridad para cambiar se centra en dos temas: tu voto el 6 de junio y el respeto al INE.

 

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