La guerra sucia y el “búmeran” .

**Rúbrica

/ Por Aurelio Contreras Moreno /

 

En los últimos días, el régimen de la mal llamada “cuarta transformación” desató una rabiosa campaña para buscar desacreditar a Xóchitl Gálvez en su aspiración por alcanzar la candidatura presidencial de la alianza opositora.

Moneros, periodistas, pseudopolíticos y textoservidores al servicio del gobierno y de Morena centraron sus baterías en atacar a la senadora panista mediante la ridiculización, calumnias e insultos con un hedor misógino asqueante.

Uno de ellos, Rafael Barajas, conocido como “El Fisgón” en su faceta de pintamonos, fue más allá y le hizo una caricatura en la que para ridiculizar la ascendencia indígena de Gálvez –que le regatean como si tuviesen un “indiómetro”, como ella misma señaló-, estigmatiza una supuesta manera de hablar con verbos en infinitivo, estereotipo usado sobre todo con los pueblos originarios de América del Norte, y le coloca incluso una pluma en la cabeza, algo no propio de los indígenas que poblaron el territorio de lo que hoy es México, pero que es una representación racista como pocas.

El pasquín del “Fisgón” provocó indignación hasta de varios simpatizantes de la “4t”, que encontraron inadmisible esa representación claramente discriminatoria y, por supuesto, misógina hecha por quien además de hacer propaganda con monitos, es director del Instituto Nacional de Formación Política de Morena. Esto es, Barajas es un funcionario partidista que fácilmente podría ser denunciado por violencia política de género e inhabilitársele para ser postulado a una candidatura en el proceso por venir.

Junto con justificaciones absurdas de su misoginia y racismo ya nada disimulado, siguieron los ataques contra Xóchitl Gálvez de una manera francamente delirante todo el pasado fin de semana. Al grado que llegaron a la conferencia “mañanera” del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ocupó este espacio -que se paga con recursos públicos- para atacar a una mujer que legítimamente ejerce su derecho a disentir de su manera de gobernar y a hacer política desde la oposición. Ésa en la que él mismo militó desde que abandonó las filas del PRI a finales de los 80 y hasta 2018.

El exceso se terminó de consumar cuando desde las redes sociales oficiales del Gobierno de México se siguieron difundiendo invectivas contra Xóchitl Gálvez: “El presidente @lopezobrador_ reveló que la senadora panista @XochitlGalvez será la representante de la oligarquía en el proceso electoral de 2024. ‘Suponen que si nació en un pueblo, va a tener el apoyo del pueblo; en realidad, es parte de ellos, no del pueblo”, publicaron en Twitter, en un abierto abuso de poder e intromisión en el proceso electoral, propio de las democracias en retroceso.

¿Por qué la furia contra Xóchitl Gálvez? Porque les rompe el discurso de que el obradorato tiene el monopolio de la defensa de los más pobres. Su origen humilde, sus raíces indígenas, su lucha y éxito para salir adelante como empresaria, y el hecho mismo de ser mujer, son veneno para la favorita del presidente, Claudia Sheinbaum, cuya vida ha transcurrido en un entorno completamente privilegiado. Lo que de suyo tampoco tendría que ser cuestionable per sé, pero que le da la vuelta a la narrativa maniquea de que solo ellos representan al “pueblo”.

Además, impulsado o no, el crecimiento de las simpatías hacia Xóchitl Gálvez de los últimos días también puso muy nervioso al grupo en el poder, que hasta hace poco no se ocupaba de los aspirantes opositores porque, en realidad, les resultaban muy cómodos. Ninguno de los demás es realmente competitivo ni tiene carisma para emocionar a los ciudadanos, que es con lo que se gana una elección. Y lo reconozcan o no, la senadora del PAN sí lo tiene.

¿Le alcanza a Xóchitl Gálvez para ser finalmente la candidata de la oposición y ganarle a Morena en 2024? Eso es lo que estaría por verse. El método del Frente Amplio Por México para definir la postulación está diseñado para beneficiar a quienes tengan a su disposición estructuras partidistas.

Pero es un hecho que una candidatura como la de Xóchitl Gálvez sería en verdad competitiva, pues además tiene los arrestos suficientes para decirle sus verdades a los “machines” que la intentan sobajar. Y por lo menos, podría evitar que el obradorato consiga el “carro completo” que pretende para desbaratar las instituciones.

Veremos si el fenómeno de Xóchitl Gálvez se consolida y se mantiene. Por ahora, irónicamente, sus principales promotores son quienes la han querido humillar. Se llama “efecto búmeran” y toda la mierda que le están lanzando, se les va a regresar.

 

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