La ilustre Jueza Joan Ruth Bader Ginsburg.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

El pasado viernes dieciocho de septiembre de esta anualidad, a los 87 añ

os de edad, dejó de existir físicamente la talentosa y progresista abogada y jurista estadounidense Joan Ruth Bader Ginsburg, quien dedicó su vida a combatir la desigualdad de género en las leyes de su país.

Notorious RBG -como era popularmente conocida- seguirá siendo un referente del feminismo y la lucha por los derechos humanos en los Estados Unidos y en el mundo.

Joan Ruth Bader nació en Nueva York en 1933, como bien es sabido en aquella época el rol de la mujer estaba estereotipado para casarse, tener hijos, atender a su marido y únicamente dedicarse al rol de ama de casa. Sin embargo su madre siempre la impulsó para que se preparara académicamente y fue así como consiguió una beca para ir a la prestigiada Universidad de Cornell.

Fue en Cornell que conoció a su compañero de vida Martin Ginsburg, con quien casó en 1954 y fue uno de los grandes pilares de su vida profesional, ella misma decía: “He tenido la inmensa suerte de compartir mi vida con un compañero. Un hombre que creía que el trabajo de una mujer es tan importante como el de un hombre”.

En 1956 se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, fue una de las nueve mujeres en una clase de quinientos hombres. Se dice que en alguna oportunidad el decano de la facultad le preguntó : “¿Qué hace usted aquí, ocupando una plaza que podría haber sido para un hombre?”.

Después de titularse de la Licenciatura en Derecho colaboró con varios jueces e impartió clases en la universidad, obteniendo un sueldo inferior al resto de los profesores hombres.

Ante tanta desigualdad y discriminación vivida por RBG empezó a trabajar en diversos casos de discriminación de género, de los cuales seis llegaron hasta el Tribunal Supremo y cinco los ganó. La estrategia que hizo crecer su reputación como abogada fue que lejos de intentar cambiar las leyes constitucionales y terminar con la desigualdad y la discriminación de una vez por todas, se centró en casos que notoriamente eran discriminantes  tanto para mujeres como para hombres, demostrando así que la desigualdad de género afectaba a ambos en la sociedad.

En el caso Weisnberger contra Wiesenfeld en 1975, Bader representaba a un hombre viudo que reclamaba una pensión para cuidar a sus hijos. En Aquella época las leyes contemplaban que el papel de cuidadora recaía en la mujer, por lo que un hombre no tenía derecho a recibir pensión alguna. Ella consiguió demostrar que esta diferenciación era discriminatoria.

En 1980 fue nombrada por el Presidente Jimmy Carter jueza del Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia en el Estado de Washington y en 1993 el Presidente Bill Clinton la nombró jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Norteamérica, convirtiéndose en la segunda mujer en la historia que ocupara una curul en la Corte.

La célebre Jueza tiene en su haber jurisdiccional decisiones relevantes que resaltan su lucha por la igualdad y la dignificación de los derechos humanos de las personas, como el reconocimiento de la inconstitucionalidad de la política de admisión “sólo para hombres” de una escuela militar en Virginia. De la misma  manera su voto disidente que culminó en la legislación de una nueva Ley para tratar la discriminación en el salario.

Desde su espacio en la Corte Suprema luchó por el respeto de los derechos de las minorías en los Estados Unidos, se pronunció a favor de los “dreamers” aquellos jóvenes que llegaron a territorio de los Estados Unidos siendo niños sin documentos que ampararan su estancia legal y que el Presidente Trump ha pretendido desconocer sus derechos adquiridos en ese país.

Durante los veintitrés años de  Jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, votó a favor de la legalización del aborto y de la citación del Derecho Internacional en las opiniones de la Corte, votó en contra de la pena de muerte y a favor de los derechos de la comunidad LGBTTI.

Sin duda, la humanidad ha perdido una gran jurista, ícono de la defensa de los derechos humanos de las personas, de la igualdad, de la no discriminación y de la dignificación de la mujer en la sociedad en igualdad, que sin importar ante quien estuviera siempre se pronunció a favor de las minorías y de las/os necesitados.

Ahora, nos corresponde a las y los estudiosos de las Leyes que nos quedamos materialmente en esta vida terrenal, actuar con el ejemplo y  hacer que el legado de Ruth Bader Ginsburg continúe, sentir en nuestras entrañas la necesidad de defender y proteger a mujeres, hombres, niñas y niños y no solo dejar en el recuerdo los logros de una gran mujer.

Sirva este espacio de “Alguien como tú” como un homenaje póstumo para la emblemática Jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, quien será recordada como ella misma aspiraba: “…alguien que usó cualquier talento que tuviera para hacer su trabajo de la mejor manera que podía. Y para ayudar a reparar rasgaduras en la sociedad, para hacer las cosas un poco mejor a través de cualquier habilidad.”.

Que en paz descanse…

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