(Parte II)
Alguien como tú.
Gladys de L. Pérez Maldonado.
(continuación..)
Altagracia Mercado, originaria de Huichapan, formó un pequeño ejército con su propio dinero tras enterarse de la lucha por la libertad contra los realistas. Desafortunadamente, de ese pequeño ejército solo ella sobrevivió y aún así siguió luchando, acto con el cual se ganó la admiración de los jefes españoles, quienes fusilaban a los prisioneros, pero gracias a su valentía, se consintió que mujeres como ella no debían morir.
Antonia Nava de Catalán, conocida como La Generala, es recordada por presentarse ante el general Nicolás Bravo, con actitud enérgica al lado de numerosas mujeres, para decirle: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra Patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados.” Y dando ejemplo de abnegación sacó del cinto un puñal y se lo llevó al pecho. Su proceder generó gran admiración y motivación, las mujeres se armaron de machetes y garrotes y salieron a pelear contra el enemigo.
Marcela, se desconocen apellidos y lugar de nacimiento, mujer de edad avanzada fungió como correo de los insurgentes desde León hasta Puerto Espino. Los mismos insurgentes en agradecimiento a la ayuda a la causa, la llamaron “Madre de los Desvalidos.
María Manuela Molina, nacida en Taxco, anduvo en las campañas de Morelos al lado de otras mujeres, se le concedió el cargo de capitana y logró poner en fuga a los realistas.
No podemos concluir este escrito sin mencionar a Ana María Machuca, activista en la independencia; a María Francisca “La Fina”, quien se dice actuaba como comandante y desapoderó a los españoles de varias propiedades, a Francisca Marquina de Ocampo, esposa de insurgente destacada , a María Josefa Martínez, que a la muerte de su esposo se vistió con ropa de hombre y al frente de los llamados rebeldes, combatió hasta que fue arrestada, y a Rosa Jacinta de la Paz, mujer indígena del Valle de Maíz, se reconoce por avisar a los insurgentes de la próxima llegada al lugar de las fuerzas realistas y así no fueron sorprendidos.
Seguramente muchas mujeres virtuosas y valientes independientes se escapan en la mención, pero no por eso se dejan de reconocer en su participación valiosa para el logro de la libertad ansiada del yugo de la conquista.
Desde siempre la participación de la mujer ha sido relevante en la transformación de la historia de México, aunque no siempre visibilizada.
Vivimos una época de cambio de la presencia de la mujer en la vida pública, la lucha feminista de la mujer mexicana está recogiendo frutos, sin embargo, aún falta mucho por recorrer, no todo se ha logrado, todavía faltan libertades que alcanzar, como vivir una vida sin violencia, obtener el derecho de decidir sobre nuestro cuerpo, obtener salario igual en el desempeño laboral, igualdad de oportunidades sin estereotipos de género, erradicación de la trata, por mencionar algunas.
Finalizo con una reflexión de Luz Espinosa: “La historia de México está llena de mujeres que se han atrevido a dar el primer paso para que sus iguales sigan avanzando y rompan los esquemas impuestos generación, tras generación.
Son las rebeldes quienes amplían las fronteras de los derechos, son ellas quienes borran, día a día, las diferencias de género y quienes saben que para tener el poder: hay que tomarlo.”.
¡Que Viva México! ¡Que Viva Las Mujeres Mexicanas que hicieron patria!