La Llama de la Justicia para las Mujeres

Gladys de L. Pérez Maldonado

Para opinar de lo acontecimientos feministas del presente, debemos conocer la historia. El Día Internacional de la Mujer se instituyó por la Organización de las Naciones Unidas en el año de 1975, estableciéndose el 8 de marzo para su conmemoración, este reconocimiento internacional a la mujer tiene su origen en el suceso trágico, un hecho sangriento, ocurrido en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, como fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist, el 25 de marzo de 1911, que en solo 20 minutos causó la muerte de 146 trabajadoras, algunas quemadas y otras desesperadas de huir del calor y las llamas, saltaron desde el noveno piso de la fábrica, la mayoría de ellas jóvenes inmigrantes de Europa Oriental y Meridional, que prestaban sus servicios como costureras de blusas de mujer, bajo condiciones inhumanas sin derecho a tener hora de comida, con horarios de trabajo excesivos y encerradas bajo llave para que no salieran. La única escalera de emergencia se desplomó bajo el peso de las mujeres, que aterrorizadas, trataban de huir.

Un año previo a este incidente se había organizado una huelga textil, en un intento por obtener el reconocimiento de los sindicatos y mejores salarios y condiciones de trabajo. Los dueños de la fábrica Triangule se rehusaron a concederlos.

Sucesos manchados de sangre han movido al mundo para exigir el respeto a su integridad como personas.
Este 8 de marzo no es uno más, ahora es diferente a todos los anteriores. La conmemoración del Día Internacional de las Mujeres hoy se torna diferente, como hemos venido comentando a lo largo de varias semanas en este espacio, las féminas hemos despertado y adoptado a la libertad como nuestra compañera diaria para manifestar nuestro dolor, el coraje, la indignación y la impotencia que sentimos cuando diariamente muere una de nuestras congéneres debido a una violencia machista latente en nuestra sociedad.

Se dice que hay mas muertes de hombres que de mujeres y las estadísticas así lo demuestran, sin embargo, los motivos son distintos, a los hombres los matan otros hombres por delincuencia organizada, por asaltos, por robos, por competencia de masculinidades, por dinero, por que se enfrascan en pleitos de poder. En contrasentido, las mujeres son muertas a manos de los hombres, quienes por costumbre han ejercido el poder y control sobre sus vidas, tan es así, que por celotipia, violencia familiar y de género las privan de ella después de violarlas, masacrarlas, golpearlas y una vez muertas, las multilan, las desollan y las botan cual desperdicio en cualquier lado.

México se ha sacudido este año 2020 con las muertes de Abril, Ingrid, Minerva, María del Pilar, Isabel, Rubí y de la niña Fátima, por mencionar algunas de las víctimas de feminicidio. El feminicidio no es una palabra “de moda”, es un problema real que según cifras oficiales, le costó la vida a 1,006 mujeres durante el 2019 en nuestro país.

Esto ha enardecido a la masa femenina, o al menos a una gran mayoría, tanta violencia contra la mujer, tantas madres y padres sin sus hijas, tantas hijas e hijos huérfanos por ese motivo, ha provocado las movilizaciones feministas recientes, que bajo el grito de “Nos están matando” exigen justicia y seguridad para todas y No Impunidad para los feminicidas. Que no se confunda el motivo del descontento femenino.

A nivel nacional estamos convocadas las mujeres a que este 8 de marzo nos unamos a las marchas que se llevarán a cabo, ya no en conmemoración, si no en protesta de la violencia que estamos sufriendo por el solo hecho de ser mujeres y el día 9 a #UnDíaSinMujeres , en el que las mujeres deberemos de parar en nuestras actividades diarias y quedarnos en casa, para el efecto de visibilizar nuestra ausencia física, así como ausentes estás las mujeres asesinadas, que después de un día de normal en sus deberes, nunca más fueron vistas, y de no ser posible ausentarnos de nuestros centros de trabajo, debemos vestir de color morado o usar una insignia de ese tono en muestra de sororidad y empatía con aquellas que ya no están con nosotras, de sus familias y de aquellas que aún viven una situación de violencia para darles valor a decir ¡Ya Basta! Y demostrarles que no están solas.

El fenómeno del feminicidio no lo podemos analizar y entender desde nuestro espacio de confort, habrá mujeres que no han vivido en un círculo de violencia y nunca han tenido cerca a mujeres violentadas -al menos eso aseguran- pero esa no es la realidad social y debemos ser solidarias con ellas, aunque ni siquiera las conozcamos, no nos comportemos ajenas y ajenos al dolor de las mujeres, no esperemos pasar a ser parte de la estadística para sensibilizarnos con su sufrimiento.

Los movimientos previstos para el 8 y 9 de marzo han provocado muchas reacciones adversas, tanto de mujeres como de hombres, pero es normal, todo cambio en la sociedad y sobre todo en las mujeres -que se caracterizó siempre por ser sumisa y obediente- causa descontento, pero esto, lejos de denostar la inercia feminista, nos ha visibilizado a los ojos de todas y todos, el cambio cultural que estamos construyendo al menos hasta este momento, ha logrado que aquella o aquel que denostaba al feminismo, ahora, hablan de la marcha y el paro feminista. Consideramos además, que los hombres sensatos están haciendo una introspectiva de valoración para desertar del machismo y las mujeres violentadas para recobrar su dignidad y su integridad.

Estamos seguras, que después del #8Y9M México no será el mismo y en el horizonte empezará a renacer LA LLAMA DE LA JUSTICIA PARA LAS MUJERES.