La Mata Hari de Campeche .

/ Arlequín /

A cuatro años de iniciada la verdadera democracia en el país, son muy pocas las cosas que se le pueden criticar a la bienaventurada Cuarta Transformación.

De entrada, es difícil criticar a un gobierno que es encabezado por el segundo presidente más popular del mundo mundial (y, sin duda, el más querido del universo), un gobierno que ha acabado de tajo con la corrupción, que ha logrado que exista cero impunidad en materia de justicia, que mantiene una economía sana, que realiza obras monumentales y útiles como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.

Sin embargo, aunque en la búsqueda de la perfección, sí es posible hacer un par de observaciones, que podrían ayudar a que la Cuarta Transformación pase de buena a excelente.
Una de estas recomendaciones es que dentro de los leales al movimiento transformador se analicen a profundidad los talentos y se designe en los puestos clave a las personas idóneas para los puestos de mayor importancia para el Presidente.

Un ejemplo de ello, es el caso de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, a quien el presidente López Obrador presionó para que aceptara dejar su cargo como alcaldesa en Álvaro Obregón, en la CDMX, y se concentrara en ganar la gubernatura campechana, comicios que finalmente ganó.

Desde luego, su gobierno ha sido excelente, en especial en materia de seguridad y crecimiento económico, sin embargo, doña Layda no está en su elemento, está desaprovechada, la Cuarta Transformación necesita de su talento y capacidades en un área más estratégica.

El lugar idóneo para doña Layda está en el Centro Nacional de Inteligencia, que hoy dirige el general Audomaro Martínez, exjefe de seguridad del presidente López Obrador.
La Mata Hari de Campeche, como se le conoce ya en el mundo de la inteligencia y el espionaje internacional a la gobernadora Sansores, ha demostrado que lo suyo, lo suyo, lo suyo es el espionaje y la intervención de comunicaciones.

¿Qué es ilegal? Por favor, no me salga con eso de que “la ley es la ley”. Si se intervienen las comunicaciones privadas en favor de denunciar a los enemigos de la Cuarta Transformación, que no son pocos, eso no pude ser una violación a la ley, eso solo puede ser una cosa: justicia.

Imagine que la inteligencia de Layda -aunque esto suene como un oxímoron- se hubiese utilizado para investigar los sabotajes en el Metro. Desde el primer “incidente”, seguro, ya habría dado con los conservadores autores de estos actos criminales que interrumpen la carrera del principal medio de transporte público de la metrópoli, y de paso la carrera presidencial de Claudia Sheinbaum, a quien Sansores ha entregado su apoyo para que logre la presidencia del país en 2024.

Si, 007 Layda, otro de sus alias, estuviera a cargo de combatir el robo de combustible, el huachicoleo ya sería cosa del pasado. No me malinterprete, como buen adversario neoliberal de la 4T, usted estará diciendo que el Presiente ha declarado que el problema del huachicol está solucionado, sin embargo, quedan algunos vestigios de este crimen pues según datos oficiales de Pemex el robo de combustible originó pérdidas a la petrolera por 8 mil 600 millones de pesos durante el primer semestre de 2022, periodo que registró el nivel más alto de robo de hidrocarburos en el actual sexenio. Con la Mata Hari de Campeche utilizando la inteligencia, esa cifra, le aseguro, sería hoy de cero pesos y cero centavos. La gobernadora ya habría intervenido las comunicaciones de los ladrones de combustible y de los funcionarios corruptos de Pemex que los apoyan y el huachicoleo sería cosa del pasado.

Si Sansores condujera la investigación sobre los criminales y autores intelectuales que ordenaron atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, hoy, júrelo, que estos miserables estarían tras las rejas, es más, quizá el ataque habría sido desactivado antes de suceder pues ella va siempre un paso adelante.

Con Layda al frente del Centro Nacional de Inteligencia, ya estarían arrestados “El Mencho”, “El Mayo” y “El Chueco”, a quien por más de siete meses buscan por el asesinato delos sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquin Mora, así como el guía de turistas Pedro Palma, en el poblado chihuahuense de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, así como todos y cada uno de los objetivos prioritarios buscados por la Fiscalía General de la República y las Fueras Armadas.

Bajo el control de la inteligencia nacional de la Mata Hari de Campeche todos aquellos saboteadores, desestabilizadores, generadores de violencia y enemigos de la transformación estarían desactivados y la 4T se encontraría libre de amenazas.
Quizá, el único frente en el que la agente Layda tendría que mejorar, es en el del contraespionaje pues, aunque no lo crea, fue víctima de espionaje. Si las cosas son como dicen, Layda espió al presidente del PRI, y exgobernador de Campeche, Alejandro “Alito” Moreno, pero ella también fue espiada, y sus supuestas conversaciones fueron interceptadas y exhibidas.

Usted dirá que espiaron a la espía, pero aún así, el Presidente debería de considerar enviar al general Audomaro a otro puesto dentro del gabinete, y con gran pesar para el estado del sureste, poner a la Mata Hari de Campeche como nueva directora del Centro Nacional de Inteligencia donde además de prevenir riesgos a la seguridad nacional y desactivar amenazas potenciales a la estabilidad del país, también podríamos de cuando en cuando, disfrutar de su gracia y observarla bailar como jaguar.

ME CANSO GANSO. – Aquí solo mis movilizaciones truenan. -Si hay algo que enciende el temperamento presidencial es que le quieran competir con la movilización personas. Ni bien se había anunciado que quienes están en contra del llamado Plan B del Presidente en materia electoral, y que buscan que el Instituto Nacional Electoral sea debilitado, volverían a salir a las calles y acudirían al Zócalo a pedir a la Suprema Corte de Justicia que declare inconstitucionales las modificaciones de AMLO a la legislación electoral, el mandatario anunció que él también haría una magna celebración en el Zócalo el 18 de marzo para conmemorar la expropiación petrolera de 1938. Habrá discurso, fiesta y los grupos musicales que la gente le gustan. Cuente con que el 18 de marzo faltará Zócalo para recibir a los espontáneos que llegarán a la celebración. Y desde ahora, tome nota que, aunque los miles que lleguen lo harán en cientos de camiones, y quizá se les ofrezca alguna torta y algún refresco, no serán acarreados. Que quede claro, nadie hace marchas y movilizaciones, solo el señor Presidente.

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