La oposición no quiere ganar .

El Ágora .

/ Octavio Campos Ortiz /

Tenía razón el presidente, la oposición está moralmente derrotada. Impotente, sin estrategia, con todos los atavismos de su pasado ideológico, unos con prácticas antidemocráticas y otros aferrados a las élites, pero todos con ambición de poder, personal o de grupo, no han querido o no han sabido comportarse como verdadera oposición. Cierto, el enorme descalabro que sufrieron en 2018, donde el hartazgo social fue canalizado por un caudillo populista que supo vender el combate a la corrupción y pretender rescatar a los pobres de la postración, los paralizó. Poco a poco perdieron militancia y fuerza territorial, fueron reducidos a su mínima expresión; pero en las intermedias de 2021 la ciudadanía les dio una nueva oportunidad y arrebataron a la 4T la mitad de su bastión histórico: la CDMX. La desilusión, el desencanto de millones de mexicanos que sintieron en carne propia el engaño de un proyecto político que solo quiere administrar la pobreza – a pesar de las cuestionables cifras del CENEVAL-, parecía que hacía despertar a la oposición, pero no supieron canalizar ese nuevo humor social y perdieron la joya de la corona: el EDOMEX, entidad con el mayor padrón electoral.

Ahora que los partidos políticos se aprestan a escoger a su candidato presidencial, surgió un nuevo fenómeno de comunicación: la xotlilmanía. El propio mandatario le dio un nuevo chance a esa desdeñosa y paralizada oposición de reencontrarse con el votante y presentar una opción con posibilidades reales de sacar de Palacio Nacional a la 4T. Un error táctico de quien controla la comunicación y la agenda nacional hizo crecer la figura de una política en ciernes de origen empresarial que, hasta hace poco, solo aspiraba a competir por la Jefatura de Gobierno de la ciudad capital. La misoginia, la soberbia casi imperial del mandatario y la falta de visión política hicieron crecer a un personaje fresco, sin los vicios de los políticos viejos ni el mercantilismo de los militantes de partidos rémoras.

Ese personaje encarna a una sociedad rural, de escasos recursos, producto de la cultura del esfuerzo, quien además pudo hacer, lo que toda la oposición y los opinadores en conjunto no lograron hacer en cinco años, marcar la agenda nacional, lo que provocó la desesperación de los voceros oficiosos del régimen y del propio inquilino del ex Palacio Virreinal. Entre más la atacan, más crece la hidalguense y Xóchitl Gálvez está muy cerca de alcanzar a la corcholata preferida del tabasqueño en las encuestas reales.

Pero en el proceso de selección de candidatos del Frente, nuevamente echan por la borda la posibilidad real de triunfo. Se imponen más las ambiciones personales de poder, los intereses de grupos políticos y se recurre a las prácticas antidemocráticas del priismo más recalcitrante. No poden hacer una elección transparente y creíble. Difícil aceptar que Luis Carlos Ugalde, ex presidente del INE, y gran politólogo no haya podido con la encomienda de hacer un proceso sin cuestionamientos. Pero más allá de los yerros demoscópicos, salieron a la luz las ambiciones de poder y la carencia de visión de Estado de los opositores.

El Frente o la Alianza parecen resquebrajarse, no por la acción beligerante del presidente ni por las malísimas campañas de las corcholatas que más parecen anuncios gubernamentales en tiempos oficiales que estrategias para posicionarse como candidatos. De todos modos, para ellos, la suerte está echada y saben que el Tlatoani decidirá. Pero en el caso de los opositores, con Xóchitl tienen a una aspirante con momios a su favor y por eso los berrinches infantiles de los perredistas que no aceptan el descarte de sus militantes, quienes no tienen manera de ganar, solo afectan la unidad de la triple alianza. El mismo riesgo se corre si las propuestas priistas y la blanquiazul no reconocen su derrota, se desmoronará la oposición y será una patraña el propósito de que lo importante era tener un programa común, independientemente del candidato. Si falla la unidad partidista, condenarán al fracaso el objetivo de sacar a la 4T de Palacio Nacional y le darán la razón al presidente de que están, de antemano, derrotados.