La pelea de gallos y la Noche de luna /1

Sin tacto . 

 

Por Sergio González Levet

 

Un abrazo y un beso para Elsy, mi querida esposa,

un día después de su día. Gracias por esta vida.

 

La canción La pelea de gallos es el himno de la Feria Nacional de San Marcos, la más importante y grande del país, que se celebra en Aguascalientes cada año entre la última quincena de abril y la primera de mayo.

Durante la verbena, se escucha en todas partes y sobre todo en el palenque, en el casino y en las anchas calles peatonales llenas de tamboras y de gente que camina con su cerveza o su tequila, la mitad al hombro y la otra parte alojada convenientemente en la panza.

Es un leit motiv el grito que resuena en cada recodo y miles de veces durante el mes que dura la festividad: “Viva Aguascalientes’n. ¡Viva! Que su feria es un primor”.

Esa canción tiene su historia: la compuso Juan S. Garrido, un músico chileno nacido en 1902 que llegó a México a los 30 años y se quedó a vivir para siempre. En poco tiempo, el maestro Garrido se hizo notar en el mundo del espectáculo y por eso en 1935 recibió la invitación del caricaturista Antonio Arias Bernal para conocer la Feria de ferias de México. Le gustó tanto esa fiesta que le prometió a su anfitrión que le compondría una melodía.

Al poco tiempo, don Juan S. llamó a Arias Bernal y lo invitó a su casa para que escuchara su obra. Don Antonio le pidió autorización para llevar a dos amigos de aquellas tierras, y para sorpresa del anfitrión llegó con Manuel M. Ponce y Alfonso Esparza Oteo, que eran ya dos gigantes de la música en México.

La leyenda dice que Juan interpretó al piano como pudo su canción, en medio del nerviosismo, y que fue calurosamente aprobada por su distinguida concurrencia. Solamente que tanto Esparza Oteo como Ponce le pidieron que les dejara meterle una manita a la composición, grabada por la marca Peerless al poco tiempo, con tanto éxito que se convirtió en un clásico de la música ranchera y en el himno de la Feria mayor de México.

Y como curiosidad, don Juan S. Garrido también compuso una canción que se volvió el referente de otra ciudad, ni más ni menos que la capital veracruzana, Noche de luna en Xalapa. De ella queda constancia que el maestro la escribió el 10 de octubre de 1937, después de recorrer las calles enneblinadas de la ciudad, en una servilleta del Café Estadio, al calor de un pocillo de lechero y una pieza de pan corriente.

Bueno, pues ambas historias tienen mucho más que decir, y me permitiré seguirle en el “Sin tacto” de mañana, si sus mercedes me dan licencia.

 

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