/ Yamiri Rodríguez Madrid /
La reciente inauguración de 124 kilómetros de la autopista Cardel-Poza Rica es, sin lugar a dudas, una excelente noticia para Veracruz, pues significa una mayor conectividad; pero ojalá que en ese afán de tener un estado mucho mejor comunicado, nuestras autoridades volteen a ver cómo está la transitada carretera federal 180, pues por ahí siguen circulando miles de personas todos los días.
Dicha vía de comunicación, que va desde el Puerto de Veracruz hasta Poza Rica, ha sido escenario de fatales accidentes; es también un dolor de cabeza para los empresarios de la región por las pérdidas económicas que les significan y, para los automovilistas, un verdadero albur cada vez que manejan por ahí.
Basta circularla para entender por qué es un foco rojo esta arteria, pero le cito unos cuantos ejemplos. El pasado 31 de diciembre, un camión se impactó contra un muro de contención; un mes antes, un tráiler provocó un accidente múltiple y, hace apenas unos días, el 6 de febrero, cuatro personas, entre ellas un menor de 2 años, murieron al chocar la camioneta en que viajaban contra una grúa; así podemos irnos mes con mes y encontraremos un incidente similar.
No solo es lo estrecho de la carretera y la cantidad de vehículos pesados que por ahí circulan, sino también que la falta de mantenimiento ha generado innumerables baches, lo que la hace aún mucho más peligrosa.
Ciudadanos y diversos actores políticos están cansados de alzar la voz sin encontrar respuesta. En julio de 2021 el gobernador anunció que además de ser rehabilitada la 180, se ampliarían otros dos carriles a fin de convertirla en una supercarretera de libre peaje, obra que iniciará este año y que supuestamente terminará en 2023.
Sin embargo, como Santo Tomás: hasta no ver no creer, pues el reclamo es añejo, de más de una década, por lo que entre más tiempo pase, más costosa será para la delegación federal en Veracruz de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SCT).
@YamiriRodriguez
