La pobreza sí tiene rostro .

/ Rosa Marta Abascal Olascoaga /

Cuando hablamos de exclusión, hablamos de aquellos que por diversos motivos no están incluidos en el desarrollo ni en la visión del México que todos quisiéramos vivir.

Y cuando hablamos de la exclusión que más duele, es inevitable documentar la pobreza que en 2020 registró 55.7 millones de pobres, 10.8 millones de ellos en pobreza extrema. Esto representa un aumento de 3.8 millones de personas en pobreza y 2.1 millones más en pobreza extrema, respecto a 2018.

¿Somos conscientes de lo que estas cifras representan?… 55.7 millones de personas son la suma de todos los habitantes del Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Puebla y Guanajuato, estados con la mayor densidad poblacional. Equivale también a que toda la población de Italia viviera en pobreza.

En cuanto a la pobreza extrema, los 2.1 millones de personas representan el total de la población de Morelos y un poco menos de la población de Yucatán o Querétaro… Si llenáramos el Estadio Azteca 20 veces, tendríamos el total de mujeres, niños, jovenes, ancianos, hombres, que no tienen ni para comer en lo cotidiano.

Por otra parte, 54% de las mujeres son vulnerables por su nivel de ingreso ya que sus percepciones son menores a la línea de pobreza por ingresos (para cubrir sus necesidades alimentarias y no alimentarias), mientras que el 46% de los hombres se encuentran en esta situación. La diferencia por sexo sigue siendo de 8 puntos.

Estos números se hacen evidentes y duelen cuando los vemos reflejados en la vida cotidiana. Según el IMCO, el aumento de la pobreza ha afectado negativamente en la educación, en el poco acceso a los servicios de salud y en el acceso a la alimentación sana.

El rezago educativo, por ejemplo, está afectando al 19.2% de los mexicanos, esto es, 24.4 millones de personas, mientras que la falta de acceso a la alimentación nutritiva está afectando al 22.5% de la población, es decir, 28.6 millones de personas que pasan hambre, que están desnutridas, que no ingieren lo que su organismo necesita para tener una vida saludable.

La pobreza es fruto en parte, y por lo mismo está asociada, con la vulnerabilidad laboral. A más trabajadores que se encuentran en la informalidad, mayor número de personas que están en condiciones de pobreza multidimensional. Así Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo y Puebla tienen tasas de entre 78 y 71% de informalidad y en estos estados entre 5 y 7 personas de cada 10 viven en situación de pobreza. La correlación es evidente.

Es muy fácil decirlo, contabilizar, dar estadísticas y un buen diagnóstico culpabilizando al pasado… cuando vemos rostros, cuando tenemos la oportunidad de convivir, platicar y sentir a las personas que viven estas situaciones, es cuando la realidad nos interpela y nos convoca a hacer algo realmente concreto que incida directamente en la calidad de vida de estos 55.7 millones de hermanos mexicanos.

Es por ello el llamado urgente de Coparmex a las empresas, a la sociedad civil organizada, a la academia, a los investigadores, colaboradores y sociedad en general, a que aterricemos de forma eficaz y efectiva el Modelo de Desarrollo Inclusivo. En México hemos demostrado que somos capaces de levantarnos de las peores catástrofes, que no permitimos que nadie se quede atrás, que ponemos el corazón para salir adelante, levantarnos y reconstruirnos. A pesar del drama expuesto, esta no puede ser la excepción.

Partiendo de la realidad, pero con esperanza y constancia, construyamos un futuro donde todos quepamos, donde tengamos oportunidades reales para vivir bien. Trabajemos para ser un país de clases medias, donde nos desarrollemos, estemos seguros y en paz.

La invitación está en la mesa. ¡Súmate a la construcción del México del futuro!

La autora es vicepresidenta de Comunicación e Incidencia de Coparmex.