ALHAJERO.
Marta Anaya.
La primera mañanera del 2020
Comenzó con espíritu de Año Nuevo, pero no tardó en lanzar dardos contra los “conservadores”. Pero lo que sí le dolió fue el comunicado del EZLN.
¿Cómo lució Andrés Manuel López Obrador en su primera conferencia mañanera del año?.
De entrada, podríamos decir que este 2020 asomó de buen ánimo (sonriente) en Palacio Nacional. Optimista ante lo que nos traerá el año que despunta: “Nos va a ir muy bien”.
Sus propósitos en los próximos 12 meses los enumeró en este orden: que le vaya muy bien a los pobres, serenar al país, que los problemas que se presenten los podamos resolver sin pérdidas humanas, y que la naturaleza sea benévola para que no tengamos que padecer ninguna tragedia.
¿Qué pidió? Que se apliquen todos aquellos que le ayudan –y la sociedad entera, ¡todos!- a “empujar al elefante” para “consolidar” su gobierno.
No hay tiempo que perder, urgió el Presidente: en septiembre de 2024 me retiro por completo…, me debo entregar de cuerpo y alma. La política es tiempo y no hay que perder el impulso.
Hasta ahí el buen ánimo por el Año Nuevo. Luego…, pues luego de vuelta a los señalamientos, a las burlas, al sarcasmo. De vuelta a Andrés Manuel. Más del AMLO del año pasado para el 2020.
De la oposición no tardó en hablar. Con un pie en el 2019 y otro en el entrante, refirió lo mucho que se había avanzado el año pasado y sobre todo con poca confrontación política.
¿La razón? Que los “conservadores” no terminan de espabilarse: están todavía desconcertados, aturdidos y sus reacciones no han sido las más inteligentes, están muy enojados y desquiciados.
Entiendo y repito –dijo—, creo que están derrotados moralmente… Pero hay que aprovechar eso para avanzar, que no nos quedemos nada más en el regodeo, la autocomplacencia de que vamos bien. Tenemos que ir mejor y consumar la obra de la transformación.
¿Algunos adjetivos extras para los “conservadores”? Por supuesto: “Son muy mentirosos e hipócritas, ésa es su verdadera doctrina: la hipocresía”, asentaría quién sabe en razón de qué.
El nombre de Genaro García Luna también lo sacó a relucir –su caso le recordó la novela de Manuel Payno, Los bandidos de Río Frío— y de vuelta volvió a burlarse de los periodistas que salían “apantallados” del búnker del ex secretario de Seguridad Pública.
Dos temas, en cambio, le resultarían incómodos: el de la Iglesia y los pederastas, del cual se salió por peteneras; y el del rechazo del EZLN a sus megaproyectos.
En especial se notó que le pegó el comunicado de los zapatistas con motivo de su 26 aniversario, en el que lo acusan de ser como Carlos Salinas de Gortari –y todos los demás “mandones” que le siguieron— y le advierten que van a defender la tierra “hasta morir si es preciso”.
La respuesta de López Obrador ante ello fue un indignado: “¡No soy Salinas!”.
No son nuestros enemigos —alegó el Presidente—, si acasonuestros adversarios…, y eso, los ideólogos, no los indígenas.
GEMAS: Obsequio del Banco de México: “Se estima que persista la debilidad que ha venido registrando por varios trimestres la actividad económica en México”.