La sensibilidad de Nahle

Yamiri Rodríguez Madrid

Para entrar a la política no bastan las ganas y las buenas intenciones, hoy más que nunca está comprobado que es indispensable tener experiencia, oficio y, sobre todo sensibilidad.

Un claro ejemplo del empirismo político es el de Norma Rocío Nahle García, secretaría de Energía en el país pues, además de un cúmulo de errores en poco más de 12 meses al frente de la dependencia nacional, sola se mete el pie con sus declaraciones.

Esta semana, al regresar con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador de una gira de trabajo por Colima, un hombre le reclamó al morenista por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, lo que sacó de sus casillas a la ex diputada federal por Coatzacoalcos y le respondió que si no le parecería se fuera a la TAPO, la central de autobuses de la capital del país.

No es, ni por asomo, la respuesta de una funcionaria del más alto nivel del país; es  por demás es incongruente con la filosofía de su partido, que pregonan ser diferentes y estar del lado del pueblo.

Aún con sus yerros, la zacatecana aspira a ser gobernadora de Veracruz y a mover sus hilos en el estado en la elección del 2021, colocando a sus fichas a las presidencias municipales para así ser dueña del ajedrez político en 2024. Lo cierto es que si no pone atención a cada una de sus acciones, seguirá posicionándose como la primera en salir del gabinete de Andrés Manuel por sus fallas.

A Nahle, como lo hemos comentado en anteriores ocasiones, le quedó muy grande la silla en la Secretaría de Energía pues, aunque es ingeniera con muchos años de trabajo al interior de Pemex, quedó demostrado que no se las sabe todas y que se ha metido autogoles, como sucedió a inicios del año pasado con la importación de las gasolinas. Si no modera su temperamento, difícil se ve que pueda llegar a la esquina.

@YamiriRodríguez