** El Ágora .
/ Octavio Campos Ortiz /
Las próximas elecciones en el Estado de México serán, como nunca, un verdadero laboratorio de lo que sucederá en los comicios federales del 2024. Más allá de los ejercicios demoscópicos que vaticinan -como destino manifiesto-, un triunfo arrollador del partido en el poder en las dos jornadas ciudadanas, nadie conoce el comportamiento de los votantes y el humor social que impere. Salvo la empresa de María de las Heras, todas las encuestadoras daban por derrotado a Vicente Fox en el 2000, y de ahí a la fecha se han equivocado en los candidatos ganadores o yerran en el porcentaje de sufragios de cada competidor. En la mayoría de los sondeos es muy alto el número de entrevistados que no responden por quién votarán o dicen no saber cuál será su decisión.
Tradicionalmente, el abstencionismo es el triunfador, ya que más del 50 por ciento del padrón electoral no acude a las urnas. El propio presidente se legitimó con la tercera parte de los votantes. Ese es el verdadero enemigo a vencer, la apatía ciudadana, la cual refleja en mucho el hartazgo social, la desilusión por los gobiernos, la falta de confianza en las instituciones y la creencia de que es poco útil el voto porque ya está definida la elección, idea a la que contribuye la infodemia que genera la encuestitis con que nos bombardean todos los medios de comunicación y las redes sociales.
En los comicios que se llevarán a cabo en tierras mexiquenses en poco más de una semana, la única certeza que hay es que tendrán por primera vez a una gobernadora, pero es falso que esté garantizado un triunfo holgado de la ex secretaria de Educación Pública; hace seis años también iba arriba en las encuestas la expresidenta municipal de Texcoco y perdió, por un margen muy pequeño, frente al actual gobernador Alfredo del Mazo. Hoy la maestra Delfina tiene como hándicap el que se conoce del delito electoral que cometió con los trabajadores del municipio -por cierto, solo se multó a Morena, pero las autoridades que sancionan esas conductas penalmente jamás quisieron procesarla-, y las cuentas poco claras que dejó a su paso por la SEP.
Cuánto influirá el hartazgo social estatal, aunque también hay un desencanto por los exiguos resultados de la 4T en materia económica, de crecimiento, de empleo, de salud, de seguridad pública, entre otras asignaturas pendientes. Qué papel jugará el crimen organizado en esta elección, recordemos que, en las intermedias del 2021, se comprobó la intervención de los mafiosos a favor de candidatos de Morena, como fue el secuestro de la contendiente aliancista en Valle de Bravo, obligada a retirarse en plena campaña. Cuál será la función de Movimiento Ciudadano, será un esquirol que espera ser retribuido en la próxima administración, cuál será el precio que pongan a la entrega de sus sufragios para inclinar la balanza, será una especie de quinta columna.
La 4T se juega mucho en el estado con el mayor número de votantes del país y sede del mítico grupo Atlacomulco, por lo que le apuestan a una elección de Estado. Han llenado la entidad de recursos financieros a través del uso electoral de los programas sociales con el objetivo de mantener la fidelidad y los votos de viejitos y ninis o con viejas prácticas priistas como el turismo electoral, es decir, en los últimos años han hecho que miles de simpatizantes morenistas de las entidades circunvecinas cambien temporalmente su residencia al EDOMEX para que puedan votar.
La verdadera encuesta será el día de la elección y ganará quien pueda convencer a los mexiquenses de ir a las urnas, el enemigo no es el contrincante ni sus propuestas de campaña, sino la infodemia desatada por las encuestadoras que anticipan a los triunfadores como destino manifiesto y que alimentan la falsa idea de que no tiene sentido ir a votar.