Las raíces económicas de la desigualdad de género

*Las mujeres enfrentan barreras más altas que los hombres para participar en el mercado laboral y hay una exclusión derivada de los roles impuestos que les asignan trabajos de cuidados de la familia y el hogar.

/ Por Acción Ciudadana /

La autonomía económica de las mujeres es condición indispensable para avanzar hacia una igualdad sustantiva que haga realidad el ejercicio pleno de todos los derechos de las mujeres y su capacidad para hacerlos efectivos frente a las violencias, los abusos y las injusticias que enfrentan en la vida cotidiana por el simple hecho de haber nacido mujeres.

La falta de autonomía económica de las mujeres mexicanas persiste por la exclusión laboral, la falta de ingresos, la precarización de sus condiciones laborales y por la inequitativa distribución de las labores domésticas y de cuidado. Veamos qué nos dicen los datos. 1

Las mujeres enfrentan barreras más altas que los hombres para participar en el mercado laboral y hay una exclusión derivada de los roles impuestos que les asignan trabajos de cuidados de la familia y el hogar.

La primera barrera que enfrentan las mujeres es a ser incluídas en el mercado laboral, a tener un ingreso propio.

14 millones 500 mil mujeres en condición y edad de trabajar, no pueden salir a buscar trabajo porque están haciendo labores domésticas y de cuidado. Y 2 millones 326 mil mujeres están subocupadas, porque no tienen acceso a trabajos de tiempo completo.

Estas mujeres carecen de ingreso laboral porque su trabajo no es remunerado, aunque sea una tarea indispensable para el desarrollo de los hogares, de la economía y de la sociedad.

Por otro lado, los niveles de desempleo son mayores para las mujeres que para los hombres: 19.8 por ciento frente a un 10.6 por ciento respectivamente.

Una segunda barrera es que las mujeres que logran pasar la barrera de la exclusión y acceden a una ocupación, lo hacen en condiciones precarias.

El 75 por ciento de las mujeres que trabajan, no pueden mantener, con lo más básico, a una familia de dos personas, y únicamente el 5% de las mujeres ganan más de 14 mil 100 pesos, es decir, lo suficiente para comprar cuatro canastas básicas o más.

El 60 por ciento no tiene seguridad social y, no cuentan con ninguna protección de sus ingresos frente a la incapacidad de trabajar por maternidad, alguna enfermedad, o pérdida del empleo. Tampoco pueden acceder a servicios de cuidado como son las guarderías para salir a trabajar con la tranquilidad de que sus hijos están bien cuidados. Y mucho menos, acceder a servicios de salud y medicinas.

Pero además, enfrentan situaciones laborales que las deja en la indefensión de abusos y violaciones a sus derechos laborales:

Las mujeres que trabajan también mantienen la obligación de una doble jornada de trabajos: 45.2 horas a la semana dedicadas a realizar labores domésticas y de cuidado, frente a 20.5 horas semanales que dedican los hombres a este tipo de trabajos. 2

Derribar las barreras que mantienen a las mujeres excluidas del mercado de trabajo y en condiciones precarias es indispensable para lograr su autonomía y disminuir la pobreza y la desigualdad.

Con la reforma Laboral de 2019, México avanzó para asegurar los derechos de las mujeres trabajadoras como son: 1) El reconocimiento de las trabajadoras del hogar con plenos derechos laborales, incluida la seguridad social; 2) La obligación de los sindicatos de establecer la representación proporcional en razón de género en la integración de sus directivas, y 3) Imponer la obligación de los empleadores a implementar protocolos para prevenir la discriminación por razones de género y atención de casos de violencia y acoso u hostigamiento sexual.

Sin embargo, estos esfuerzos se desvanecen frente a decisiones públicas retardatarias que vulneran la autonomía económica de las mujeres. En particular nos preocupa la decisión de la Secretaría de Educación Pública de desaparecer el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, que facilitaba a las mujeres poder acceder a trabajos de tiempo completo y obtener mejores ingresos para mantener a sus familias.

También nos preocupa el retraso del Senado de la República para aprobar la minuta de reforma constitucional, aprobada por unaimidad en la Cámara de Diputados en 2020, que hace posible la construcción de un sistema nacional de cuidados. La construcción de un Sistema Nacional de Cuidados es indispensable para garantizar el derecho al trabajo y al tiempo libre de millones de mujeres; para crear un nuevo modelo de seguridad social universal desvinculado del contrato laboral, y para mejorar los ingresos de millones de hogares para que superen el umbral de pobreza y vivan con dignidad.

La voluntad para avanzar la agenda de la igualdad se muestra inequívocamente con acciones inmediatas que garanticen a la mujer el derecho a ejercer su autonomía y el acceso al trabajo y a la seguridad social, con salud y servicios de cuidado. No hay más.

@FrenteaPobreza

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