Las redes sociales, ¿el nuevo espacio del crimen organizado?

/ Amaranta Saenz /

La violencia en México ha encontrado nuevos escenarios y audiencia en las redes sociales generando videos y fotografías donde se puedan inmortalizar -a manera de advertencia o de intimidación- las atrocidades de los criminales en contra de rivales, de autoridades, incluso de personas inocentes. Lo que vemos en las calles con las narcomantas, ahora lo difunden también a través de internet.

El especialista en temas de seguridad y catedrático de la UNAM, José Antonio Álvarez de León, nos explicó que estas expresiones son muestra de una grave descomposición social y un evidente debilitamiento de las fuerzas del Estado para hacerle frente al crimen organizado. Una muestra de esto son las terroríficas imágenes que recorrieron el internet de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Morelos, Jalisco.

Otro uso poco común de las redes sociales fue el que se dio a manera de chantaje contra la alcaldesa de Chilpancingo, Guerrero, Norma Otilia Hernández, quien fue expuesta por los mismos integrantes del grupo delictivo Los Ardillos luego de que no se concretara una segunda reunión con la presidenta municipal, como te contamos en esta nota.

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Las expresiones publicadas en medios de gran alcance -como las redes sociales- son importantes de atender porque implican la pérdida de una de las herramientas más antiguas de los criminales: el anonimato, resaltó Álvarez de León. Los criminales están usando las redes sociales, sitios web como El blog del Narco y otras plataformas sin miedo a que se revele su identidad.

“Generalmente el criminal lo que busca es el anonimato, pero cuando ya lanza advertencias, reta a la autoridad, se empieza a hacer responsable de ciertos ataques, en criminología le conocemos como la escalada de violencia y lo que pone de manifiesto es el punto de la debilidad del Estado donde ya no hay autoridad porque la calle está copada o la autoridad que queda no tiene resultados efectivos”, nos dijo el entrevistado.

Álvarez de León también resaltó la influencia de la falta de distribución equitativa de la significación de la ley, que significa el peso y la fuerza que tienen las instituciones de seguridad e impartición de justicia dependiendo de las condiciones sociodemográficas en las regiones.

“En las grandes ciudades hay más control, los aparatos institucionales son más robustos, la reacción del Estado a través de las instituciones es más fuerte. En cambio, en ciertos lugares, el propio desarrollo geográfico, los usos y costumbres le permiten a los criminales volverse más poderosos”, detalló el especialista.

Álvarez de León resaltó que las razones para que existan estos terrenos fértiles para los grupos del crimen organizado tienen que ver desde el actuar tradicional de las autoridades de seguridad pública hasta la omisión de las mismas tareas en zonas calientes, donde ya están rebasados los límites.

Las redes sociales, un medio para demostrar poder
Una de las grandes preocupaciones con las expresiones de terror del crimen organizado que se difunden de manera masiva, es la normalización de la violencia de las prácticas criminales en los contenidos audiovisuales con los que las difunden.

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“Empiezan a tomar prácticas como las de los terroristas, de hacerse presente y advertir quiénes son los responsables porque es un sinónimo de fuerza. Además de generar la escenificación del terror ante los gobernados que acabarán siendo cómplices del silencio, donde prefieren ya no decir las cosas porque tienen miedo de lo que está presente en sus colonias o municipios”, resaltó José Antonio Álvarez de León.

Es especialmente alarmante que estos contenidos no se encuentran siquiera en sitios oscuros e ilegales como lo que se conoce como Deep Web -el contenido de internet que no es reconocido por los motores de búsqueda convencionales, como los de Google– sino que están viajando por las mismas plataformas que consultamos las personas de a pie.

“En realidad no tenemos leyes específicas que puedan controlar o limitar en México el uso de las redes sociales respecto de la comisión de delitos”, señaló. También resaltó que la vigilancia a través de la policía cibernética básicamente se utiliza para espionaje o para investigación.

“¿Realmente cuándo nos hemos enterado que los patrullajes cibernéticos se dediquen a tirar este tipo de blogs o a generar maxi procesos de investigación a través de ir desarticulando redes delictivas”, se cuestionó el entrevistado.

“No sucede y cuando sucede es porque hay un escándalo social, un tema de seguridad nacional, pero realmente es un tema que tampoco está muy a la vista porque se hace con cierta relatividad, requiere de mucha tecnología, de especialistas, de atención muy particular que no tenemos. Entonces el medio comisivo de las redes es el lugar idóneo donde el delincuente encuentra clientes o audiencia de todo tipo”, acusó.

Golpeteo político, un posible objetivo
El especialista en seguridad advirtió que la publicación de las atrocidades que cometen los grupos criminales también puede tener tintes de negociación entre grupos de poder que utilizan la seguridad para poner de manifiesto la debilidad de los gobiernos en turno, es decir que se estén utilizando como una herramienta de golpeteo político.

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“No es una hipótesis descabellada porque ya se ha dado en otros momentos de la historia y en otras latitudes. ¿Pasa igual en todo el mundo? No, porque el crímen va teniendo asentamientos diferentes”, acotó Álvarez de León. Añadió que hay casos como el de Colombia que podemos usar de referencia.

“La debilidad de la autoridad colombiana se mostraba cuando se negaba a negociar con el crimen organizado y entonces se generaban manifestaciones abiertas de violencia, las amenazas a través de telegramas, de cartas, de llamadas telefónicas, que eran los medios factibles en aquel momento de los años 80”, destacó.

Lo que está siendo evidente es que las autoridades mexicanas tienen un atraso respecto del delincuente que está encontrando nuevos escaparates para hacerse presente, sembrar el terror, presionar a los gobiernos para que accedan a sus fines, mostrar poderío o imponer el silencio. Y lo que comparten los criminales son episodios donde la violencia ya no tiene explicación, destacó el entrevistado.

“Lo que pasó en Lagos de Moreno, aunque digamos que es un mecanismo de reclutamiento, tiene que ver con la escalada de violencia y con mecanismos perversos donde la demostración de poder es lo que está en pie. ¿Por qué matas a alguien? ¿Por qué los pones a pelear entre sí? ¿Para tener un soldado más? Es una razón poco creíble”.

Al final, el mensaje que están enviando los grupos delincuenciales es que pueden hacer lo que quieran, a quien quieran y sin miedo a que se sepa, porque el Estado no ha logrado dar con la estrategia necesaria para garantizar la seguridad de las familias, ni para acabar con la impunidad que cobija a los criminales.

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