Alma Delia Hernández Sánchez.
“Nadie puede desconocer la fuerza interna del pueblo, ni sus valores, todo el que lo desconozca fracasará”.
Minerva Mirabal.
La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Veracruz prevé 6 tipos específicos de violencia: 1) la violencia psicológica; 2) la violencia física; 3) la violencia sexual; 4) la violencia patrimonial; 5) la violencia económica; y 6) la violencia obstétrica; además señala que será considerada un tipo de violencia la o las conductas que lesionen o sean susceptibles de dañar la dignidad, la integridad o libertad de las mujeres. Asimismo reconoce como modalidades de violencia contra las mujeres la violencia de género, la violencia en el ámbito familiar, la violencia laboral, la violencia escolar, la violencia en la comunidad, la violencia institucional, la violencia feminicida y la violencia política en razón de género.
Van las cifras.
Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia, la sexual y la familiar son las más recurrentes y las de mayor alto índice de impunidad, pues se estima que de 15 millones de mujeres forzadas a relaciones sexuales, sólo el 1% pide algún tipo de ayuda, mientras que cifras de Naciones Unidas estiman que durante el 2017 una de cada dos mujeres fueron asesinadas por su compañero sentimental.
Cifras de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 señalan que 18% de los hombres consideran que las mujeres violadas sufrieron ese delito porque ellas mismas lo provocaron; en Veracruz 25% de la población considera que las tareas del hogar es un tema única y exclusivamente de las mujeres.
Cada 3 días y medio una niña es víctima de feminicidio en México; cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que en nuestro país se cometen alrededor de 50 violaciones diarias, mientras que 3 mujeres son asesinadas cada 24 horas. Al mes de octubre se contabilizaban 809 feminicidios, ese delito cometido por odio a las mujeres y bajo el sometimiento y abuso.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares reporta que la calle y el transporte público son los lugares donde las mujeres son violentadas, 66.8% de las mujeres sufrieron alguna agresión en la calle o en un parque, mientras que hasta 14% de ellas sufrieron algún tipo de violencia en el transporte público. 1 de cada 9 mujeres tienen miedo de ser atacadas o abusadas sexualmente; 93.4% de las mujeres que sufrieron violencia física o sexual no denunciaron ni solicitaron ayuda.
Y las cifras pueden seguir y seguir; son debatibles y rebatibles, a ellas se les puede argumentar que han disminuido, que son herencia del pasado o cualquier otro argumento que las contradiga o apoye. Lo que no se puede negar son los huérfanos de un feminicidio, que ahora tendrán que digerir la pérdida de una madre y abrirse paso solos en el mundo; lo que no se puede negar es el vacío en el estómago de una madre o padre de familia al ver que su hija no llegó a casa y el teléfono les manda a buzón; lo que no se puede negar es la rabia de enfrentar el abuso o violación sexual de un ser querido; y mucho menos se puede negar la impotencia y la frustración de una carpeta de investigación en la que no se investiga y tener a una policía preventiva que no previene.
Eso no lo dicen las cifras, porque no tienen ni nombre ni apellidos, ni familiares ni amigos.
Hace algunos días, activistas universitarios abrieron una página de redes sociales para fomentar la denuncia contra el acoso y hostigamiento sexual en los planteles universitarios, la respuesta fue abrumadora: denuncias, quejas y testimonios de decenas de personas se hicieron llegar en cascada en la plataforma en cuestión de minutos. ¿Qué pasaría si hiciéramos lo mismo para empleadas y empleados de gobierno que sufren algún tipo de acoso u hostigamiento? Es pregunta.
La realidad nos tiene rebasados. Pero lejos de buscar culpables, se trata de encontrar respuestas, proponer soluciones y tender puentes de entendimiento sumamente integrales para resolver este gran problema social.
El día naranja, el 25 de noviembre, debe ser algo más que un moñito naranja en nuestras ropas y la fotito conmemorativa para el reporte; debe convertirse en la oportunidad de reflexionar, de generar acuerdos y de hacer que los deseos, la buena voluntad y disposición de este día duren 8,760 horas. La buena voluntad debe mostrarse siempre.
El tema de la violencia contra la mujer es un problema de las mujeres “argüenderas”, hasta que no le ocurre a una hija, a una hermana, a un ser querido; entonces sí, esto es un problema de todas y todos y hay que buscarle solución. Eso se llama hipocresía.
Echémosle ganitas, a alguien cercano le conviene, no importa cuando leas esto. La violencia de género no es broma.
MI RESTO
La semana pasada se llevó a cabo la Reunión Nacional de Integrantes de los Comités de Participación Ciudadana de los Sistemas Estatales Anticorrupción del país, en dicha reunión tuve el honor de ser electa Presidenta de la Comisión de Comunicación de la Red Nacional de los Comités de Participación Ciudadana, pero también asumimos el reto de no claudicar en la lucha de involucrar a más y más gente para aportar nuestro grano de arena en la transformación de este país.
Próximamente les compartiré la estrategia de comunicación a presentar, pero sobre todo la estrategia para que todas y todos participemos y opinemos en el tema del combate a la corrupción.
De estos acuerdos también se crea la Junta de Presidentes de los Comité de Participación Ciudadana para generar una agenda conjunta a nivel nacional en la materia y se pugna por fortalecer la vinculación como herramienta de acercamiento a la sociedad civil para generar propuestas que abonen en la construcción de políticas públicas. Asimismo, se exhortó al gobierno del Estado de Chiapas para que se implemente su Sistema Estatal Anticorrupción, de conformidad con lo que mandata el artículo 113 constitucional.
Extraoficialmente les cuento que se platicaron las vicisitudes que atraviesan los Sistema Locales Anticorrupción, coincidiendo todos que la principal presión que se recibe es la idea de generar un Sistema Anticorrupción oficialista, a modo del gobierno en turno y que no responde al espíritu de los Sistemas Anticorrupción. Ya ha habido voces, en sesiones públicas, que han pugnado por apegarse únicamente a los Planes Estatales de Desarrollo oficiales para trabajar de conformidad con lo que quieren los gobiernos en turnos, lo cual es aceptable, pero también analizable; las propuestas se analizan y se respetan. Pero por ahora la vía es acercarse a la gente que tiene mucho, mucho, que decir.
Claro, todo esto con recursos propios, para que luego no digan que le gastamos al erario.
Ni más ni menos, sólo lo que debe ser.
Alma Delia Hernández Sánchez
Integrante del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción de Veracruz
RRSS: almadeliahs