López cumple con Cuba, con el Foro de Sao Paulo, pero no con México

La quimera de la izquierda

López cumple con Cuba, con el Foro de Sao Paulo, pero no con México y menos con el progreso

Acciones y Razones.

Efraín Klériga

Cuando dicen que Andrés Manuel López Obrador es progresista y humanista parece broma de mal gusto. Es humor negro y lo único que muestra su gestión son los agujeros socioculturales de México.

Para el 40 por ciento es el presidente menos creíble en la historia, para un 20 por ciento es el que reparte dinero, al 40 por ciento restante le vale Wilson, López, la pandemia, la inseguridad.
Simple y llanamente declarar que cumplió sus 100 compromisos, en justicia social, salud, empleo, seguridad pública, es lo menos, una burla.

Según López y la Presidencia, ya están funcionando 100 nuevas universidades públicas; cumplió con proteger” el patrimonio cultural de México” —recortando el presupuesto al INAH.

Que cumplió con “garantizar atención médica y medicamentos gratuitos”, mientras faltan quimioterapias para niños, medicamentos para VIH o atención para los que necesitan diálisis, y más…

Si algo define la paramnesia política y económica del sistema de ocurrencias de Andrés Manuel López, es que surge un modelo de los países no alineados que fracasó durante la Guerra Fría.

Invertir en petróleo, trenes, hacer un culto al maíz, satanizar a la iniciativa privada y desinvertir en salud, educación y ciencia, no tiene nada de progreso, es una película que los viejos ya vimos hace 40 años y no le gustó a nadie.

La única novedad del régimen lopista es su acoso a la democracia, a la institucionalidad, a la legalidad y, lo nuevo: La militarización del país, que toma niveles no vistos desde el callismo.

La era nacionalista del tercer Mundo que coreaba que las materias primas generarían riqueza, que presuntamente los países industrializados rogarían de rodillas, culminó en una década perdida sumida en la estanflación.

La premisa número uno para que un gobierno sea progresista, hoy, hoy, hoy —como diría un clásico de la política mexicana— es generar capital humano, y ese no se genera pateando las fuentes de empleo, la investigación y las universidades privadas.

Sin salud, educación de calidad, becas para posgrados, capacitación, empleo, financiación para investigadores, es inútil aspirar a competir en la sociedad del final de la era del petróleo.

Gastar 400 mil millones de pesos en refinerías en tiempos de la impresión 3D, los combustibles sintéticos y la Internet de las cosas, es una receta para el desastre.
Cuando la Guerra Fría cayó en los estertores, luego de la Perestroika de Mijael Gorvachov, el comunismo nos mostró que no era el ala progresista sino el establo de los dictadores.

Eso de la izquierda y la derecha comenzó con unas sillas en la Asamblea Constituyente de Francia en agosto de 1789, cuando en las ubicadas a la derecha del presidente, se sentó el grupo más conservador.
Desde ahí, derecha son conservadores e izquierda progresistas. Y defender un nacionalismo barato de tiempos echeverristas, no es progresistas sino conservadurismo vil.

Hace 18 años, Felipe González, ya expresidente socialista del Gobierno Español, declaró a El Norte: “Invertir en conocimiento es una inversión productiva, la más productiva que existe”.

En la misma entrevista— hecha por este reportero— expresó que la formación de capital humano es la única forma de generar riqueza y expandir mercados.
González, un socialista, se dijo convencido de que lo importante, no es el medio sino el fin. Así, lograr una sociedad igualitaria es hacer izquierda, y por supuesto eso no pasa por rescatar dogmas del Foro de Sao Paolo.

Si algo distingue a las satrapías comunistas de América, es el impedir el conocimiento, el progreso social, la investigación y especialmente trocar la libertad de expresión por dogmas.

Las protestas en Cuba han mostrado claramente que López no está del lado del lado de los que piden democracia sino del gobierno del Partido Comunista que la impide.
Como diría George Barnard Shaw, “El camino equivocado siempre lleva a alguna parte”.

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