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“Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta”: fue el clamor de decenas de madres de todo el país que este 10 de mayo caminaron sobre algunas de las avenidas principales de la Ciudad de México en la XII Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos e Hijas.
11.05.2023 /Cimac Noticias/ Ciudad de México.- Para las madres mexicanas no existen fronteras que les impidan buscar a sus familiares en un país que mantiene a 112 mil 249 personas desaparecidas. Es por eso que este 10 de mayo se congregaron en el Monumento a la Madre para partir hacia el Zócalo capitalino y exigir justicia.
“¡Porque vivos se las llevaron, vivos los queremos!”, “¿Por qué les buscamos? Porque les amamos”, fueron algunas de las consignas que se escucharon desde que las primeras madres comenzaron a avanzar.
En el recorrido encontramos a Martha Alicia Rincón Márquez, madre de Esmeralda Castillo, desaparecida el 19 de mayo de 2009 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Más de 10 años han pasado sin obtener justicia ni conocer el paradero de la joven de entonces 14 años de edad.
Por ello, Martha Alicia Rincón caminó este Día de las Madres para exigir a las autoridades que el caso de su hija no sea olvidado y que Esmeralda sea localizada.
“Exigimos justicia, que se aclare, que encuentren a nuestra hija, que pare la desaparición de personas. No puede ser posible que esto sea de diario y las autoridades estén tan pasivas”, dijo a Cimacnoticias la madre de Esmeralda.
Para ella, como para miles, este 10 de mayo no es de celebración. “Nos tocó estar aquí, vamos a unirnos todas las madres. Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta. Las madres mexicanas queremos justicia”.
En ello coinciden María de la Luz López o “Lucy”, como es conocida. Ella busca a su hija Irma Lamas López, desaparecida en Coahuila en agosto de 2008 cuando tenía 17 años.
“A mi hija le gustan mucho las pizzas, entonces ella este día pensaba que a mí también me iban a encantar, me hacía pasteles y pizzas, siempre estaba con un detalle, cuando no tenía dinero me hacía cartas y tomaba florecitas de la calle; pero ella siempre me daba detalles el 10 de mayo. Después de tener una familia completa, una hija que te conciente lo más que se puede, ahora está ausente y esto duele hasta los huesos”, narró a Cimacnoticias.
Este día para Lucy hay enojo y frustración, pues las autoridades no han buscado a su hija. Por ello exige este y todos los días justicia, revisión de expedientes, investigación en cada caso y verdad tras la desaparición de su hija.
Buscar a una madre
En la manifestación no solo caminaron las madres que buscan a sus hijas, también las hijas que buscan a sus madres. Entre ellas Vania Hernández Alarcón y su hermana, ambas hijas de Pamela Leticia Portillo Hernández, quien fue desaparecida en julio de 2010 en Chihuahua.
Al día de hoy, las autoridades no han dado ninguna respuesta a la familia, quien busca por su cuenta a Pamela, una mujer que Vania define como “inteligente, amigable, trabajadora y cariñosa”.
“Este día es muy doloroso, porque no tenemos nada qué celebrar. Quiero que me regresen, a mi mamá, porque han sido 13 años dolorosos. Queremos que esto no siga pasando, que estos casos sean los últimos, que se pongan en nuestros zapatos”, sentenció Vania a Cimacnoticias.
La batucada se hizo presente en la manifestación, al ritmo de los tambores la exigencia no se detuvo. Los bordados, los carteles, las flores y las mantas tampoco hicieron falta.
Entre esas mantas también se podía leer el nombre de Ana María Velázquez Colomer, quien desapareció el 30 de abril de 2015 en la Ciudad de México. Su hija Karla Mariana Patiño marchó para exigir justicia.
Ana María, de 55 años, salió a trabajar y desde entonces “es como si se la hubiera tragado la tierra”, le dicen las autoridades a Karla, quien no ha parado de buscarla.
“Es difícil este día porque mi mamá ya no conoció a mi hija. Por eso queremos ser vistas, que nunca nadie más sea indiferente y que tengan empatía”.
Crónica por Diana Hernández Gómez
Al llegar al Ángel de la Independencia, los contingentes subieron una a una las escalinatas con lonas, mantas y tejidos en los que se podían ver los rostros de sus hijas, hijos, esposos, madres… Una vez en la explanada del monumento, se leyó el pronunciamiento conjunto donde el mensaje era claro: las autoridades no están haciendo su trabajo para localizar a las más de 112 mil personas desaparecidas en México. Las deudas en este sentido son muchas, y van desde promesas incumplidas desde la presidencia nacional hasta la lentitud para poner a operar el Banco Nacional de Datos Forenses.
“Desde los ministerios públicos, los servicios forenses, los gobernadores, las Comisiones de Búsqueda, los fiscales generales y hasta el presidente”…, enlistaron las madres presentes, y recalcaron su exigencia de que haya un castigo para todos aquellos que forman parte de esos “circuitos de impunidad”.
María Elena Medina, de Michoacán, quien busca a su esposo y a su hijo en Uruapan. Diana Hernández Gómez
Las madres tomaron una a una el micrófono en representación de sus familias y también de los colectivos de los que forman parte. Una de ellas fue la madre salvadoreña Blanca González, quien recordó que en México no solo desaparecen connacionales: el endurecimiento de las políticas migratorias en el país ha dejado expuestas a miles de personas en situación de movilidad a rutas donde grupos criminales —muchas veces en complicidad con militares y otras autoridades— provocan la desaparición de cientos de migrantes semana tras semana.
“No se cuenta con registros confiables ni cifras oficiales de cuántas personas migrantes están desaparecidas”, declaró la integrante de la Red de Madres Migrantes, quien concluyó su participación con la consigna “Porque vivos vinieron a este país, vivos los queremos”.
Todas las denuncias vertidas en estos pronunciamientos encuentran eco en los casos individuales. Uno de ellos es el de Gerson Yadel García Tenorio, quien desapareció el 9 de octubre de 2022 en el Parque de las Dos Aguas en Tlalmanalco, Estado de México. Su madre, María Antonieta Tenorio Jacinto, acude a la Marcha de la Dignidad Nacional por primera vez. No hay muchas palabras para describir la tristeza albergada en su garganta y en las lágrimas que caen una a una de sus ojos.
“Nunca he perdido una persona”, exclama al empezar a contar la historia de su hijo y cómo fue que ella y su familia fueron quienes dieron con esta información. La Fiscalía de la Ciudad de México, a quien se acercaron en un inicio, no fue capaz de hacer este trabajo. Tampoco les indicaron lo que debían hacer para llevar la denuncia al Estado de México.
La denuncia de María Antonieta ya está en manos de las autoridades mexiquenses, quienes le pidieron dejarlos trabajar a ellos ya que el gobierno capitalino actuó con negligencia. Este 10 de mayo, Antonieta solo espera que realmente busquen a Gerson.
Mercedes Guadalupe Ruiz González, madre de Guillermo Ortiz Ruiz. Fundadora de Familiares caminando por la justicia. Busca a su hijo desde hace 13 años. Diana Hernández Gómez
La situación no es muy diferente para Imelda Abigail Limón San Miguel, víctima de violencia vicaria, quien busca a sus hijos Miguel Bustos Limón y Daniel Obed Bustos Limón, de 7 y 3 años respectivamente. Ambos fueron sustraídos por su padre José Daniel N. hace tres años en Piedras Negras, Coahuila, y desde entonces su madre no ha sabido nada de ellos. Esto orilló a Imelda a unirse a colectivos de búsqueda como Familias Unidas En La Busqueda Y Localizacion De Personas Desaparecidas, gracias al cual presionaron al Ministerio Público para la emisión de una alerta amber que no se activó al momento de la sustracción de Miguel y Daniel.
La familia de la expareja de Abigail, por su parte, prácticamente desapareció con él. Ella sabe que ahora están en Estados Unidos, por lo que las autoridades mexicanas le han dicho que no pueden citarlos a rendir cuentas en territorio nacional. Y, aunque Limón San Miguel se ha acercado al consulado mexicano, la cita que tiene agendada se encuentra en una larga fila de espera.
La actuación negligente de parte de fiscalías y ministerios también se repite para María Elena Medina y Mercedes Guadalupe Ruiz González, madres buscadoras de Michoacán e integrantes de la asociación civil Familiares caminando por justicia. A Elena le desaparecieron a su hijo Leonel Orozco Medina el 18 de abril de 2009 y a su esposo Leonel Orozco Ortiz, a quien no ha vuelto a ver desde el 3 de julio de 2008. Mercedes, por su parte, está buscando a su hijo, el abogado Guillermo Alejandro Ortiz Ruiz, quien fue secuestrado el 29 de noviembre de 2010 junto con su compañera de despacho Vianney Heredia Hernández.
Las manos de María Elena Medina tejiendo un memorial con el rostro de personas desaparecidas en Michoacán. Foto: Diana Hernández Gómez
María Elena y Mercedes tienen las manos ocupadas en un memorial mientras cuentan sus historias: ambas tejen mantas con rostros y nombres de sus seres queridos y de los familiares de sus compañeras y compañeros de búsqueda. Mientras pasa la aguja por los poros de la tela, Mercedes cuenta que estuvo caminando sola por dos años, tiempo en el que miraba a las autoridades trabajar desde un escritorio cuando lo que debían hacer, dice, “era ir a buscar al lugar donde desaparecieron a mi hijo”.
En las innumerables visitas al Ministerio Público y a las instancias de investigación, Mercedes conoció a otras mujeres que buscaban a sus seres queridos. Poco a poco, ellas comenzaron a hacer de sus exigencias una sola voz y se dieron cuenta de que juntas eran más visibles para las autoridades que muchas veces han evitado mirarlas.
De esta forma, en 2014, estas madres se constituyeron como la asociación Familiares caminando por justicia. Su unión las ha llevado a transitar diferentes caminos y a capacitarse en derechos humanos, criminología, análisis forense y un sin fin de áreas más en las que nunca se imaginaron que incursionarían. También han participado en diversas mesas de negociación con las autoridades que, sin embargo, no deberían existir, porque la búsqueda de una persona no debería discutirse.
Imelda Abigail, madre de dos menores sustraídos hace tres años por su expareja. La familia de él lo ayudó a huir a Estados Unidos, algo que ha hecho inaccesible la justicia para la joven madre. Foto: Diana Hernández Gómez
Familiares caminando por la justicia, ofrece acompañamiento jurídico en casos de desaparición forzada y realiza actividades de memoria como los bordados que ahora se tienden en la escalinata del Ángel. “Hemos cambiado las recetas de cocina por los tipos de búsqueda”, dice con una sonrisa apagada.
“Una se siente con su corazón un poco más tranquilo”, asegura María Elena Medina al hablar sobre el acogimiento que ha recibido en esta red de apoyo. Y es precisamente este sentimiento el que se percibe este 10 de mayo en el Ángel de la Independencia. El dolor por la ausencia y la digna rabia se transforman en un grito colectivo por la justicia; se convierten en lazos de apoyo que una vez fundados no se pueden romper. Porque la búsqueda de una es la búsqueda de todas.
Por Gerson.
Por Miguel.
Por Daniel Obed.
Por Leonel, Guillermo y Vianney.
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Galería por Diana Hernández Gómez