Maltrato infantil aumenta riesgo de sufrir o ejercer violencia de pareja .

  • Afirmó Francisco Rosas Santiago, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV .
  • La violencia psicológica es una de las más comunes en jóvenes .
  • Claudia Peralta Vázquez 

    Fotos: César Pisil Ramos y Omar Portilla Palacios 

    15/02/2024, Xalapa, Ver.- Se sabe que si una persona creció en un ambiente de violencia física desde la infancia tiene ocho veces más probabilidades de sufrirla o perpetrarla durante el noviazgo, es un factor de riesgo muy importante, afirmó Francisco Rosas Santiago, investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad Veracruzana (UV). 

    Precisó que la violencia es un problema de salud pública porque no se manifiesta a pequeña escala ni tampoco son raros los casos registrados en la actualidad. 

    De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres de cada 10 adolescentes denuncian haber sufrido violencia en el noviazgo. 

    Por otra parte, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), levantada entre octubre de 2020 y 2021, del total de mujeres de 15 años y más, 70.1% experimentaron un incidente de violencia psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación, en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida. 

    Rosas Santiago aseveró que una de las manifestaciones más comunes de violencia en jóvenes es la psicológica, en la que se llega a invalidar al otro por medio de comentarios dolosos con la intención de dañarlo. 

    Los resultados de la Endireh comprueban lo anterior, pues estima que la violencia psicológica presenta una mayor prevalencia (29.4%), seguida de la violencia sexual (23.3%), la económica, patrimonial y/o discriminación (16.2%), y la violencia física (10.2%). 

    De igual forma, la violencia de género es una de las que más permea en la realidad de los jóvenes, donde a la mujer se le considera inferior, con menores capacidades y oportunidades. Incluso se le llega a criticar por cuestiones relacionadas con el disfrute del cuerpo o de la sexualidad, más que a los hombres.

    Francisco Rosas Santiago, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV

     

    “En ocasiones, la persona que violenta es tan sutil que no se tiene claro el límite entre lo que quizá podría ser una broma o un comentario cualquiera, y lo que en realidad podría ser una intención violenta.” 

    Para el especialista, quien tiene una publicación sobre el afrontamiento, ansiedad y depresión en estudiantes universitarios, la violencia es una cuestión aprendida. 

    Por ello, es importante percibir cómo se experimenta el bienestar en la pareja. “Si alguien te dice que algo no te gusta y te provoca displacer, te hace sentir aminorado o aminorada, te provoca sensaciones de desprecio y de incomodidad, estamos en una circunstancia en la que podríamos pensar y tratar de abrir más los ojos para identificar lo que está sucediendo”. 

    Ante cualquier situación de incomodidad, además de hablarlo con la pareja hay que tomar en cuenta si se trata de una circunstancia que podría formar parte de un espectro de las conductas violentas, que va desde las críticas, las invalidaciones y hasta el asesinato mismo, que es perpetrado generalmente de hombres hacia mujeres, advirtió. 

    Hoy en día, las actividades laborales tanto de la madre como del padre se extienden todo el día, aunado al estrés que implica, y dan poco espacio para que el joven observe cómo gestionar o resolver los problemas. 

    Esa podría ser una forma efectiva de prevenir la violencia de pareja, desde casa, y realizar acciones que muestren a los hijos que el conflicto es natural dentro de la interacción humana. “Es importante mostrarles que el conflicto es incómodo, pero se puede enfrentar y salir adelante”. 

     

    Dentro del ámbito universitario se requiere educar para la paz y desde el punto de vista psicológico

     

    Uso y abuso de sustancias también exhibe conductas violentas e impulsivas 

    La pandemia generó cambios importantes en las manifestaciones de salud mental de la población en general y, desde luego, los jóvenes no son la excepción, manifestó el psicólogo. 

    “Nos hemos dado cuenta de que el aumento en el uso y abuso de drogas ha tenido una fuerte influencia y ha puesto en situación de riesgo a los jóvenes, no sólo en términos de tener adicción a estas sustancias, sino de que los vuelve más susceptibles a manifestar conductas violencias o impulsivas.” 

    Lo anterior impacta en las formas e interacción y relaciones de pareja. En las víctimas, el daño se visibiliza a través de una baja autoestima, ansiedad o depresión, hasta cuestiones relacionadas con el riesgo de muerte. 

    En efecto, dijo, hay casos cercanos en los que los chicos matan a sus novias y luego cometen suicidio. 

    “Es una situación alarmante que nos convoca a nosotros, como universidad, a tomar cartas en el asunto, no sólo desde el ámbito de la investigación, que lo considero necesario para entender mejor cómo es que suceden estos fenómenos y de qué manera podemos prevenirlos.” 

    Además, dentro del deber universitario planteó como una necesidad educar para la paz y desde el punto de vista psicológico; “creo que los colegas psicólogos tenemos una gran área de oportunidad en el asunto de ayudar a los jóvenes a que desarrollen conductas pacíficas de solución de conflicto”. 

    Poca gente con características violentas podría decir que lo ha sido porque no se da cuenta, es una cuestión socialmente naturalizada que pasa inadvertida y no perciben el daño que sus conductas pueden generar. De ahí la importancia de educar al respecto. 

    Lamentó que el maltrato infantil siga siendo un fenómeno latente. “Niños maltratados tienen mayores probabilidades de ser personas violentas en su adultez, tenemos que trabajar mucho desde esa etapa de la vida”. 

    En este sentido, no debe ser naturalizado, por el contrario, nombrarlo, visibilizarlo y dar alternativas de crianza positiva en los padres. 

     

    En la actualidad existen diferentes formas de expresión de pareja

     

    “Ya no se habla de relaciones de pareja para toda la vida, heterosexuales y monógamas” 

    Francisco Rosas Santiago enfatizó que a principios del siglo XX había un modelo más o menos establecido en cuanto a relaciones de pareja romántica; es decir, había toda una concepción de la importancia del matrimonio y las pautas que la religión normalmente dictaba para generar relaciones de pareja a lo que se consideraba correcto. 

    “Eso ha ido cambiando, el papel de la mujer en la sociedad, las cuestiones económicas, los medios de comunicación, eso ha propiciado una especie de cuestionamiento sobre lo que se consideraba la triada del amor romántico: la heterosexualidad, monogamia y la perdurabilidad.” 

    Reconoció que existen diferentes formas de expresión de pareja en las que estos tres elementos son muy cuestionados. “Ya no necesariamente se habla de parejas para toda la vida, heterosexuales y monógamas”. 

    Dicha situación deriva de las formas en las que las personas se relacionan, y está profundamente ligada a la evolución social y a los cambios culturales. También, tiene que ver con la capacidad de las mujeres, con el rol social que se les ha asignado, pues ya no se piensa que hayan sido diseñadas para el matrimonio. 

    “No es que sea bueno ni malo, pero para quienes fueron educados de forma distinta puede significar un cambio que a primera vista no se puede comprender con facilidad. 

     Tenemos que pensar que todo cambia, todo evoluciona y hasta ahorita no se ha visto que este tipo de cambios y formas de relacionarse en las parejas traiga forzosamente problemas de salud mental o mayores problemas sociales.” 

    Explicó que hoy en día existen relaciones de pareja en las que, a pesar de que tienen un compromiso, dentro de los acuerdos hay la posibilidad y libertad de tener encuentros sexuales con otras personas, sin que necesariamente implique un vínculo afectivo con los externos. También están las relaciones poliamorosas, lo cual significa que tanto lo sexual y afectivo es compartido por más de dos personas. 

    “En cualquiera de estas dos formas de pareja la cuestión de la comunicación y los acuerdos es sumamente importante, así como también en las parejas tradicionales.” 

     

    Desde la psicología se puede ayudar a los jóvenes a que desarrollen conductas pacíficas de solución de conflicto