Más violencia .

/ Carlos Elizondo Mayer-Serra /

En el 2018 se disparó la violencia en el país. No sólo fueron asesinados 48 precandidatos o candidatos que buscaban un puesto de elección popular, sino que el homicidio doloso subió en 16.9 por ciento con respecto al 2017. El 2024 es nuevamente un año electoral. ¿Será igual de violento?

Empieza mal el año. En los primeros 12 días que llevamos se han reportado 788 víctimas de homicidio. Varios de esos asesinatos han ocurrido en eventos masivos. No sólo preocupa la cantidad de muertos, sino el nivel de horror, como “rematar” a una niña y dos hombres previamente baleados, en un hospital en Veracruz.

El cambio de gobierno a nivel federal se replicará en 9 entidades y en los municipios de 30 de ellas. En un país con tanta presencia del crimen organizado, la competencia electoral lleva a todo tipo de pugnas por cargos, territorios y negocios. Cuando el crimen disputa el poder, los temas espinosos generalmente se resuelven a balazos. Lo saben todos los involucrados. No pueden recurrir al Tribunal Electoral para zanjar sus diferencias.

Muchos candidatos son amenazados desde que anuncian su interés por competir en la elección. Si ponen en riesgo a algún grupo criminal o no satisfacen sus demandas, no tienen a quién pedir protección. El vacío estatal lo va llenando el crimen.

El gobierno saliente tiene pocos incentivos para enfrentar el problema de una forma contundente. Ya no puede cambiar la estrategia seguida, y lo más barato, políticamente hablando, es tratar de enterrar el tema. En el guión de este gobierno lo primero es desviar la atención: por eso viene ahora una propuesta de reforma constitucional muy amplia. Lo segundo es culpar a los medios de exagerados y calificar a los políticos opositores de oportunistas, lo han hecho todos, pero AMLO lo hace mejor. En sexenios pasados varios medios de comunicación contaban y publicaban con regularidad las ejecuciones del crimen organizado. Ya ninguno lo hace. AMLO sigue culpando a Calderón de los problemas de hoy, casi 12 años después de que éste dejara el poder.

Los criminales reconocen este momento de debilidad. Es la oportunidad para ajustar cuentas, ampliar espacios, conquistar nuevos mercados y mandar mensajes a la población. Los arranques de sexenio suelen ser el momento idóneo para poner en marcha nuevas estrategias. Si llegara un gobierno con el ánimo de enfrentar la violencia, para cualquier grupo criminal lo mejor es partir desde una posición de fuerza. Esto lo está sufriendo el recién estrenado presidente de Ecuador.

Es el contraste con el horrible año 2018 lo que le permite a AMLO mostrar una disminución en el número de homicidios dolosos a nivel nacional en lo que va de su sexenio. Por eso suele comparar diciembre del 2018, mes en el que tomó el poder, vs. el mes en curso. Respecto a la última cifra disponible, noviembre 2023, hay una caída del 18.8 por ciento.

Sin embargo, si se parte de años previos, la foto se ve muy distinta. Si comparamos los homicidios del 2023 frente a 2017, en ambos casos sólo los primeros 11 meses del año, hay un aumento del 4.1 por ciento. Si comparamos el 2023 con el 2016 lo que hay es un incremento del 33.3 por ciento. Hay un franco deterioro.

Por eso, el principal problema que perciben los ciudadanos es la inseguridad. Es uno de los rubros donde este gobierno está peor evaluado. Y la película aún no termina.

Si la tendencia de estos días continúa en el 2024, viviremos en un polvorín de violencia, como en el 2018. En este contexto, la credibilidad y las propuestas de las dos candidatas en materia de seguridad serán centrales. Cada vez es más evidente que la futura Presidenta tendrá que enfrentar un país más violento del que le heredaron a AMLO, y con un crimen organizado empoderado y con mayor presencia territorial.

@carloselizondom

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