#MeToo Carta abierta a todas las mujeres

Por: Cinthia Edith Castillo Moreno.

Armando Vega Gil se quitó la vida en medio de un escándalo en el que desde una red social y de forma anónima, fue acusado de abusar sexualmente de una niña de 13 años. La realidad es que su muerte no demuestra ni su culpabilidad ni su inocencia, pero si pone en una posición extremadamente delicada a todo el movimiento #MeToo y junto con el, a las víctimas de abuso que busca defender.

Debemos como sociedad reconocer que el suicidio del músico mexicano es un hecho lamentable desde cualquier óptica, incluso si era culpable, tuvo que enfrentar debido proceso, con el respectivo escarnio social que este conlleva, pero en especial, si como lo declaró en su mensaje final, era inocente, entonces los hechos toman matices aun más graves y delicados, es por eso que resulta imperativo, que los respectivos actores de este suceso, tomen cartas en el asunto y las aclaraciones se lleven hasta las ultimas consecuencias.

MeTooMusicosMexicanos

Quien o quienes crearon y administran la cuenta @MeTooMusicosMexicanos, si aspiran a que el movimiento #MeToo en México sobreviva, deben transparentarse cuanto antes, es razonable proteger la identidad de una víctima y brindarle anonimato si así lo desea, pero eso no significa entregar un cheque en blanco para que cualquiera, desde la opacidad de una red social, lastime sin presentar pruebas contundentes la vida de otras personas, es por eso que los administradores de dicha cuenta tendrán que dar la cara y transparentar su propia identidad, informar si ellos tienen conocimiento de la identidad de la supuesta víctima y transparentar los protocolos que se siguieron para validar la denuncia en cuestión, informar si cuentan con pruebas y de no existir, como ocurre en muchos casos de este tipo, dar a conocer la metodología que se emplea para garantizar la solvencia moral de quien acusa sin pruebas. Finalmente tendrán que informar los procedimientos legales que se han desencadenado de dicha denuncia y su estado actual.

Toda esta información tendrá que hacerse pública o en su defecto, tendrá que ser validada por organizaciones de la sociedad civil con autoridad moral suficiente para respaldarlo, así como la autoridad competente.

Entendamos que es inadmisible recibir y hacer pública una denuncia anónima y sin pruebas, poner en duda la calidad moral de un ser humano, por un dicho, un mensaje o un tweet, sin analizar, cuestionar y probar la valides de las acusaciones, no solo es irresponsable, es ruin y vergonzoso y si ese fuera el caso, quienes así lo han hecho, deberán enfrentar el escarnio social y las consecuencias legales de sus actos.

Las autoridades por su parte, deben dar puntual seguimiento a la denuncia, exigir se presenten las pruebas en investigarlas sin nociones preconcebidas, proteger en todo momento a la supuesta víctima y probar más haya de cualquier duda razonable, la culpabilidad o inocencia de Armando Vega Gil.

Si Armando era culpable y hubieron otras víctimas, deseo de todo corazón que levanten la voz, que denuncien, que exijan justicia y ayuden como puedan a esclarecer este hecho, ya que si prevalece la opacidad, si no se lleva hasta sus últimas consecuencias, si queda alguna duda, esa misma duda acompañara cada denuncia futura del movimiento.

A todas las mujeres:

Nos corresponde ser ecuánimes y profundamente responsables, hoy más que nunca, una denuncia de acoso es tremendamente creíble si viene de una mujer, es fácil manchar la imagen de otros gracias a las redes sociales y por lo tanto, terriblemente peligroso caer en la tentación de hacer un mal uso de estas. Entendamos que si una sola de nosotras, acusamos con falsedad por enojo, rencor o venganza, contribuimos de forma negativa a que las denuncias de las verdaderas víctimas sean desestimadas.

También es fácil pensar que estamos exentas del riesgo de ser acusadas falsamente por que, ¿Quién le va a creer a un hombre que fue acosado por una mujer?, esto es cierto, aunque no debería, pero aun así, pensemos cada una en nuestros padres, hermanos, hijos, esposos y amigos, ¿Qué sentiríamos si sufrieran el linchamiento de las redes sociales por un acto que no cometieron?.

A la sociedad en su conjunto:

Las redes sociales y las conferencias de prensa no deben seguir siendo las cortes de la opinión pública, a cada persona se le debe exigir dar la cara y ponerse detrás de sus palabras, respaldarlas con pruebas y hacer las denuncias por los canales adecuados.

No permitamos que este suceso se olvide, exijamos el esclarecimiento hasta las últimas consecuencias y si Armando Vega Gil era inocente, aprendamos de la gravedad de las acusaciones y démosle a su familia el consuelo de saber, mas allá de toda duda que fue el hombre a quien amaron y no un extraño, pero no permitamos, si fuera este el caso, que los hechos banalicen las denuncias de las víctimas reales.

Debemos crear las condiciones para que las víctimas del sexismo puedan denunciar sin miedo, ONG’s fuertes y solidas que brinden protección, asesoría y acompañamiento para que las denuncias se puedan hacer por los canales correctos, y un ambiente social tolerante, receptivo y empático que las sepa escuchar y proteger.

Como dije, bajo cualquier óptica es un suceso lamentable, sin embargo, podemos aprender mucho de el y si maduramos como sociedad y encontramos mejores formas de combatir el machismo, el hembrismo, el sexismo y la violencia.

Cinthia Edith Castillo Moreno.

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