Morena va por la cabeza de Norma Piña.

/ Por Inocencio Yáñez Vicencio. /

Cuitláhuac García Jiménez, escogió el peor camino para quedar bien con su amo, con su Amlo. Se puede aprobar con el silencio, con la matraca, desviando la atención, ocupándose de otros temas, pero no tengo duda que el gobernador sabe que no habiendo hecho nada por el ” bienestar” de sus ciudadanos, no le queda más que demostrar a su pastor que si no alcanza a cubrir el 10 por ciento de capacidad si logrará el 90 por ciento de lealtad canina, sin importar su abyección.

Es un hecho irrefutable que hoy en Veracruz hay abrazos para la delincuencial organizada y cárcel para el que se resista a los abusos de sus autoridades. Es un hecho que en la entidad tenemos más crímenes dolosos que en cualquier otra época. Es un hecho que a la justicia callejera que le precedió le ha seguido una justicia vernácula. Es un hecho que que las mujeres veracruzanas no tienen seguridad, pero si acoso y hostigamiento de sus autoridades. Es un hecho que su cantaleta de que no tiene pacto con el crimen organizado lo desmiente la cesión de terrreno a las bandas delictivas. Es un hecho que el cobro de piso por la delincuencia asfixia como nunca al comercio formal e informal. Es un hecho que la incopetencia y la corrupción han llevado que el Estado no tenga el monopolio de la fuerza ni la exclusividad del cobro de impuestos ni la jurisdicción territorial.

A veces pretendemos fingir demencia y olvidar que las palabras son símbolos y que nos comunicamos de muchas formas. Humberto Eco, nos lo ilustra. Si el ataúd que llevaron los funcionarios del gobierno de Veracruz, ahora que le pusieron el cerco a la SCJN hubiera contenido la imagen de su sede hubiera sido de por si un grave atentado contra la República, pero al contener la imagen de la Ministra presidenta del Máximo Tribunal, es evidente que es una amenaza contra su vida. El mensaje macabro e insolente del subsecretario del gobierno de Amlo, no deja dudas de que han dado la orden de que se ejecute o sea ejecutado por un ” quedabien”. El escenario está puesto.

El gobernador de Veracruz, no puede ignorar que cuenta con recursos jurídicos para apelar cualquier fallo. Obviamente no puede impugnar una resolución final, porque entonces sería un cuento de nunca acabar. Como autoridad la ley es muy clara en darle las funciones y potestades correspondientes a su cargo. Las potestades no vienen de las urnas. Las elecciones son para determinar quién debe ocupar tal o cual función, pero en una sociedad organizada política y jurídicamente, sus poderes vienen del Estatuto Jurídico, el cual sólo puede cambiarse por un procedimiento más complejo que el de la ley ordinaria y es quien hace las funciones de Tribunal Constitucional, unitaria o en forma dispersa, quien, sin que ello signifique ejercer soberanía, haga justicia constitucional velando que una mayoría no calificada produzca una decisión que contradiga la voluntad soberana del constituyente, lo que no significa, repito, que ejerza soberanía, todo lo contraria, como hoy lo hace la Suprema Corte, simplente vigila que se respete la soberanía expresada en la Constitución. Al realizar constantemente actividades que le manada la ley, el gobernador Cuitlahuac, delinque.

Cuitlahuac viola la ley al hacer campaña a favor de su corcholata, viola la ley al enviar funcionarios de su gobierno a apoyar a Delfina, pero su acción contra la SCJN no sólo viola la ley al hacer algo que no le mandata la ley sino que se inscribe en una estrategia para destruir la República.

Dentro del inmenso catálogo de obras de teorías del Estado que tratan de recubrir el Estado liberal como un Estado neutral, la más acreditada es la de Georg Jellinek, que dice que el Estado se autolimita, lo que seguramente es posible en la democracia directa o en la ausencia de gobierno de Rousseau, pero no donde el Estado es concebido como un aparato de la sociedad y no la sociedad misma, por eso tengo la certeza que donde el poder está institucionalizado, separado de la sociedad, debe limitarse por el derecho. Ya la misma Rosa Luxemburgo insistió ante Lenin, en la necesidad de limitarlo por vía de los derechos humanos si no quería que fracasara la Revolución. El otro elemento en que Locke y Montesquieu, pusieron el acento es la teoría de la división de poderes. Reclamar que el Titular del poder Ejecutivo tenga sometido al poder legislativo y no lo contradiga el poder judicial, conforme a la teoría republicana, es destruir, en nuestro caso, la República y en su lugar instataurar el despotismo. Eso es lo que verdaderamente buscan Cuitlahuac y compañía.

Es hora de preguntarse ¿ cómo llegamos hasta aquí? Primeramente por no exigir que se fustiga entre buenos y malos políticos. Poner en un mismo casillero a todos los políticos y de paso atribuirle males a la política que no le corresponden abonó a que los populistas hicieran política atacando la política. Morena, Movimiento Ciudadano…les bastó situarse fuera de la política para capitalizar toda la campaña que desde la televisión, el cine, la comedia, la prensa, el púlpito, realizaron contra la política, sin negar lo que los mismos políticos hicieron para desprestigiar su actividad, con el objeto de trasladar la sede de las decisiones políticas al mercado o el culto.

Quienes entendemos la política como una acción concertada en busca del bien común, un bien común que no viene de fuera, que mediante el dialogo, la deliberación, el consenso y el acuerdo se construye, sabe que necesitamos rescatar la política del fango en que ha sido sumida para seguir encauzado las diferencias y lograr una sociedad menos injusta. No estoy de acuerdo con Luis Villoro, que dice que el valor del poder depende de a qué causa sirva, para mi el poder político, es político cuando sirve a la política, es decir, al bien público y cuando se pone al servicio personal o de un bolsillo, ya no es político. Por eso urge llamar por su nombre al que desarrolla una tarea considerada política y se aparta del servicio público. Ese hay que llamarlo por su nombre: delincuente ¿ o no señor Cuitlahuac?

Amlo ha entrado en pánico. Guglielmo Ferrero, en su clásico libro: Poder, nos dice que los gobernados tienen miedo a la represión pero también los gobernantes tienen miedo a que se subleven los sometidos. El gobierno morenista tiene miedo a perder las próximas elecciones, porque sabe que un gobierno que no fuera de sus corcholatas, lo haría rendir cuentas de sus múltiples fechorías y atropellos y terminaría en la cárcel.

Amlo, Cuitlahuac y todos los morenistas, están trabajando desde que arribaron al poder en 2018, para perpetuarse en él, pertrechándose no de razones o argumentos sino de pertrechos para una guerra verbal y material: descalificando a sus oponentes y a todo el que no se sume al coro de aduladores, persiguiendo a los empresarios que no le entren a los moches, desacreditando y manipulando a los órganos autónomos, engañando que Amlo tiene un sueldo de 150 mil pesos, cuando cobra más de 400 mil pesos, para chantajerar, tener abrazos para el crimen organizado y represión para sus adversarios, utilizando estas bandas para levantar en la costa del Pacífico a la estructura electoral de los partidos que no le son afines, reclutar vándalos, prparar sus panchos Villa y sus Asambleas de Barrios, los vagoneros del Metro, la Guardia Nacional, corromper a las fuerzas armadas para que no le sean leal a la Nación sino a su persona, sus brigadas y sus mascotas, para inhibir a sus contrincantes y llegado el caso, para salvarnos de la corrupción, darse un autogolpe ” temporal “.

No permitamos que Amlo, nos ponga su agenda. Ocuparnos de cualquier tema que hoy no tenga como propósito denunciar la inminente asonada de Amlo, es colaborar con los golpistas. Se puede escribir a favor de Morena por miedo a perder una pensión o una dádiva cualquiera, se puede escribir por alguna expectativa de mejora, se puede escribir para salir del anonimato, se puede escribir para promoverse, se puede escribir por intereses confesados o no, pero quien esté dispuesto a rechazar las brutales amenazas contra la Ministra Presidenta y a defender la República y a la democracias no podemos distraernos. Más tarde que temprano haremos el recuento de quien si y quien no trabajó para defender los valores e instituciones de nuestra organización jurídico política. Nada tan estético como la congruencia, como nada es tan repugnante como los bandazos sean políticos o ideológicos. A estas alturas ya sabemos quienes llamándose la verdadera oposición ayudan al tirano a destruir nuestro pais. Ni los morenista ni los esquiroles de Dante, podrán contra la República, porque como dijera Juárez, esa reacción está moralmente derrotada.

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