/ Escrito por Berenice Chavarría Tenorio /
30/08/2022/ Cimac Noticias.- Ciudad de México .- Una niña de cinco años cruzaba el río Bravo en los brazos de su madre; sin embargo, la fuerza del agua ocasionó que la menor fuera arrastrada por la corriente. La historia de esta madre centroamericana y su hija es parte de los miles de casos de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos debido a que en sus lugares de origen enfrentan situaciones de violencia o pobreza.
Aquel 23 de agosto, luego de ser arrebatada de los brazos de su madre por la corriente, la niña de tan solo cinco años fue localizada sin vida a la altura del marcador binacional 30. Este hecho puso en evidencia la necesidad de abordar aún con mayor énfasis las consecuencias de la migración en las y los niños.
De acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), durante 2021 se registró un incremento de las infancias migrantes en tránsito por México: la cifra pasó de 380 a 3 mil 500 en solo tres meses. Solas, solos o en compañía de un familiar, las y los niños llegan a México –provenientes de países centro y sudamericanos– agotados y con miedo, expresó la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta H. Fore.
El organismo también destacó que, en muchos albergues del país, las y los niños y adolescentes representan al menos el 30 por ciento de la población migrante; la mitad de ellos ha viajado sin sus padres. En ese sentido, la mayoría de las infancias que migran solas lo hace como huida de la violencia, el conflicto, la persecución o porque ha sido desplazada debido a desastres naturales.
Para dimensionar este panorama, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) contabilizó 51 muertes de niños y niñas que se movilizaban en el continente en 2021.
En su camino a Estados Unidos, el Río Bravo no es el único lugar que ha cobrado la vida de decenas de niñas, niños y adolescentes que huían de sus países de origen. En junio pasado, UNICEF reportó que las cifras de infancias migrantes que cruzan la selva del Darién hacia el norte del continente se han incrementado en los últimos años.
Cabe destacar que la selva del Darién –separación entre Colombia y Panamá– es uno de los lugares más peligrosos para las y los migrantes que intentan llegar a Norteamérica, pues además de las dificultades que supone transitar por estos caminos, también es común que se enfrenten a violencia física y sexual, robos, trata, entre otros abusos.
“Casi 19 mil niños y niñas migrantes atravesaron la selva del Darién en 2021, tres veces más que el número registrado durante los cinco años anteriores juntos. Más de uno de cada cinco migrantes que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá son niños y niñas. La mitad de ellos tiene menos de cinco años”, detalló el organismo.
Mientras tanto, en lo que va de 2022, 48 mil 430 personas han entrado a Panamá por la ruta migratoria de la selva de Darién. De ellas, 7 mil 283 –el 15 por ciento– son niñas, niños y adolescentes.
“Cada niño y niña que cruza la selva del Darién a pie es un superviviente. En lo profundo de la selva, el robo, la violación y la trata de personas son tan peligrosos como los animales salvajes, los insectos y la absoluta falta de agua potable. Semana tras semana, sigue habiendo niños y niñas que mueren, que pierden a sus madres y padres, o se separan de sus parientes durante el peligroso viaje. Es espantoso que los grupos criminales se aprovechen de estos niños y niñas cuando son los más vulnerables”, denunció la directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Por ello, organismos internacionales han señalado la urgencia de que la afluencia creciente de niños y niñas que se dirigen al norte desde Sudamérica sea considerada como una grave crisis humanitaria en la región, en tanto que no se protegen los derechos de la niñez para iniciar un nuevo proyecto de vida.