Alguien como tú.
Gladys de L. Pérez Maldonado.
El tiempo transcurre sin darnos cuenta, nos encontramos a mitad del segundo mes del año 2021, vivir el día a día la emergencia de salud mundial con motivo del Covid-19 ha trastocado nuestros sentidos.
Esto no podía haber sido de otra manera, tristemente muchas y muchos han dejado de existir por el contagio del virus, otras y otros en este momento lo padecen, la gente se ha quedado sin trabajo pues a lo largo de once meses se han cerrado negociaciones no esenciales para evitar que la población salga de sus casas y el contagio sea mayor, los recursos económicos no son suficientes para sustentar las necesidades primarias de la familia.
Vivimos en aislamiento aunque no estemos contagiados/as, procuramos que nuestros adultos mayores estén a salvo y algunos/as de ellas viven en la soledad de sus hogares o en estancias de descanso que restringen las visitas por el mismo motivo.
Nuestros hijos e hijas desde casa toman sus clases escolares, claro siempre y cuando tengan red de internet en sus domicilios, ya que otros niños, niñas y adolescentes no son tan afortunados y han tenido que dejar los estudios.
“El depredador” -así queremos llamarle a este virus- ha reclutado a las mujeres con sus violentadores en el hogar -este tema lo hemos tratado de manera minuciosa en otras emisiones de “Alguien como tú”- además, la vida laboral de las féminas se incrementó, aquellas que son afortunadas de conservar su fuente de empleo, lo realizan desde casa y al mismo tiempo atienden el hogar que implica entre otras cosas, la asistencia de las hijas e hijos en sus clases escolares, pues no todas tienen un pareja que se sienta responsable paritariamente a ello o quizás optaron por ser madres solas, de una u otra manera la vida de la mujer dio un giro de 360º.
Las vacunas que inocularán al “depredador” están llegando a nuestro país, para ello las autoridades sanitarias ya tienen una agenda prevista para aplicarlas en primera instancia al personal de salud que se encuentra en los hospitales liándose con el “visitante” y progresivamente a los adultos mayores y al resto de la población, sin embargo, esto llevará su tiempo y no se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo…
Mientras todo esto ocurre, la lucha feminista en México parece que estuviere subida en una rueda de la fortuna que a veces está arriba y otras está abajo, basta estar al tanto de las noticias diarias en los medios impresos y electrónicos, darse una vuelta por las redes sociales y usted querida lectora y lector nos darán la razón.
Sorprendentemente mujeres feministas se dicen y desdicen públicamente, debates protagónicos que no llevan a una solución en cuanto a la eliminación de la violencia y discriminación de la mujer, no nos dignifican en la lucha por el respeto de nuestros Derechos Humanos.
Las mujeres lejos de enfrentarnos debemos hacer equipo, tenemos que caminar en un mismo sentido a favor de nosotras mismas, uno de los tipos de violencia que sufrimos es precisamente la que se ejerce entre las mismas féminas y eso nos debilita ante el patriarcado.
Las mujeres debemos alegrarnos y aplaudir el triunfo de otras, nunca ignorarlo, pues ellas abren la brecha de género que seguirán nuestras hijas y nietas.
Sororidad, es un término derivado del latín soror que significa hermana. Se refiere a la hermandad, al apoyo, coexistencia y solidaridad entre las mujeres, en las sociedades patriarcales.
Surge ante la necesidad de la creación de vínculos y alianzas naturales entre las mujeres, en la lucha constante en contra de la discriminación que se ejerce a nuestro género.
No obstante hablar de Sororidad, resulta un tanto romántico e idealista.
Es muy fácil hablar a favor de la lucha feminista por la igualdad, de la equidad de género en las oportunidades en la vida pública, de la eliminación de la discriminación y la violencia en contra de las mujeres, pero todo de dientes para afuera. No es admisible, que congéneres se violenten de la manera que lo hacen, tratando de anteponer sus intereses propios. ¡La Sororidad no se platica, la Sororidad se ejerce!.