¿Mujeres artificiales?

*Por Laura Coronado Contreras .

¿La pareja de tus sueños? ¿Una imagen o video a la medida? ¿Una máquina que siga cada una de tus indicaciones? Ésas son las grandes promesas que nos otorga la inteligencia artificial (IA). El boom de distintas plataformas que permiten en unos cuantos pasos diseñar, editar, transformar o sustituir audios, fotografías o grabaciones es hoy una realidad. Pero, ¿qué sucede cuando dichas modificaciones pueden dañarnos o lastimar a terceros?

Existen incontables casos en donde la producción de una película se decanta por la contratación de ciertos actores frente a otros y cuyos resultados pudieron ser totalmente diferentes. ¿Nos hubiera gustado de igual manera Titanic si la intérprete principal hubiese sido Gwyneth Paltrow? ¿John Travolta sería un mejor Forrest Gump? ¿Beyoncé cantando junto a Bradley Cooper en Nace una estrella? Con la IA todo ello y más es posible.

La Al está ahora en nuestras manos y al carecer de regulación, nos permite estar en el mismo nivel que cualquier director cinematográfico. Y si ahora nosotros podemos pensar nuestros propios contenidos a la medida, ¿qué crearemos? ¿Y si además los vendemos? Si diseñamos logotipos, mejoramos presentaciones, modificamos archivos, ¿podemos comercializar con mujeres creadas con IA con las especificaciones que nosotros les demos?

Por ejemplo, en los últimos años, el crecimiento de la plataforma de suscripción, OnlyFans ha sido exponencial: actualmente cuenta con 240 millones de usuarios que buscan contenidos para adultos y que facturan cinco mil 600 millones de dólares al año. A la par, la competencia por atraer suscriptores es feroz. Muestra de ello es que, de tener alrededor de 348 mil creadores de contenido en 2019, tres años después, contaba con más de tres millones de cuentas ávidas por atraer seguidores.

Por ello, algunas páginas ahora comienzan a tratar de ser más llamativas, reducir costos y brindar mayor cantidad de fotografías utilizando esta nueva tecnología y publicitándose ampliamente en otras plataformas para atraer suscriptores y entrar a ese mercado. ¿Cómo distinguir aquellas modelos “falsas” de las “naturales”?

La distorsión entre la realidad y lo que vemos en redes sociales ha sido un grave problema para la salud mental de miles de jóvenes a nivel mundial. ¿Qué pasara cuando no sólo reciben desinformación, sino que también sus percepciones sobre la sexualidad serán aún más irreales? Más allá de la precisión con la que cada vez la tecnología de la IA trabaja, lo que estos contenidos muestran son estereotipos de belleza, medidas, proporciones y actitudes alejadas de las mujeres de carne y hueso.

Al igual que otras áreas del ciberespacio, la IA puede ser una navaja suiza. Representa muchas posibilidades, pero una de ellas es la de lastimar. Las enormes ventajas de agilizar, simplificar, permitirnos ser más eficientes o creativos se diluyen cuando hablamos de la manipulación –sin autorización– de imágenes de mujeres para desnudarlas como ha sucedido a menores de edad en España, México y Estados Unidos o con personajes públicos como Scarlett Johansson o recientemente, Taylor Swift.

Eduardo Galeano señalaba que “estamos en la cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios”. ¿Esa misma cultura nos llevará sólo a ponerle nombres de personas a nuestras mascotas, dispositivos o autos y cosificar a las imágenes de las personas para que sigan nuestras indicaciones como cosas?

Catedrática de la Facultad

de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

X: @soylaucoronado