Mujeres en la precariedad penitenciaria

GEOVANNA BAÑUELOS

Trazada de claroscuros la trayectoria de Rosario Robles Berlanga. De una vida ostentosa que sólo concede el poder a condiciones infrahumanas en las frías celdas de Santa Martha Acatitla. El destino de la imputada por la Estafa Maestra la llevó a conocer las lúgubres entrañas del sistema penitenciario de nuestro país para posteriormente reclamar exámenes de mastografías al interior del Centro Femenil de Reinserción Social. Su denuncia nos obliga a replantearnos la precariedad en la que se encuentran las mexicanas privadas de la libertad y la urgente necesidad de atender mejores condiciones.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos en su estudio ‘Los Derechos Humanos en el Sistema Penitenciario, estudio sobre el cumplimiento e impacto de las recomendaciones generales, informes especiales y pronunciamientos penitenciarios 2001-0217’ encontró “diferencias significativas” en los centros penitenciarios en razón de género.

Algunas fallas y carencias: instalaciones, estancias y espacios indignos e insuficientes para realizar actividades para mujeres privadas de su libertad; separación por situación jurídica; falta de servicios médicos especializados de forma permanente en especial ginecobstetras; ausencia de programas de prevención de enfermedades como cáncer cervicouterino y mamario; falta de estancias y servicios educativos y de salud para sus hijos; deficiencias y discriminación en servicios laborales y educativos; trato indigno por parte de las autoridades o entre las mismas reclusas.

Respecto a la atención y cuidado de la salud mental de las internas e internos, la CNDH detectó insuficiencia de personal médico e infraestructura; insalubridad y falta de mantenimiento de las instalaciones médicas y dormitorios de personas con discapacidades psicosociales; ausencia de programas y atención médica para la rehabilitación psicosocial; insuficiencia de personal médico y permanencia indebida de personas con discapacidad psicosocial.

12 mil mujeres están privadas de la libertad, el 86% son madres y 6 mil se ubican en cárceles mixtas, siendo potenciales víctimas de violencia sexual, abuso de autoridad, trabajos forzados, aunado a una carencia de programas con enfoque de género para garantizar la reinserción social como propone la organización civil ASÍLEGAL. Culpable o inocente, la ex secretaria tiene razón, por ellas, hay que alzar la voz.

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube