Mujeres, las principales víctimas de la barbarie talibán.

Foto Tuiteada por Paty Olamendi

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Kabul, Afganistán. 17 agosto 2021.- Los talibanes avanzaron sin miramientos y las primeras víctimas de un régimen medieval son las mujeres y niñas. Aun cuando aseguran que su gobierno será inclusivo, ello se desvanece cuando se niegan a responder cuando se les pregunta si las mujeres podrán seguir trabajando y estudiando e incluso ser nombradas por su nombre porque está prohibido.

Tras La toma de Kabul las mujeres en Afganistán no han ocultado su temor por la imposición de un régimen que incluye amputaciones, casamientos forzados y violaciones, muerte por lapidación a la menor justificación, señalan las agencias que consignan la salida de EUA y la llegada talibán a Afganistán.

“Observamos con total conmoción cómo los talibanes toman el control de Afganistán”, advirtió en Twitter Malala Yousafzi, la activista paquistaní y la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz.

No hay manera en que las mujeres afganas sean convencidas de creer que los talibanes respetarían sus derechos humanos puesto que en base a los “valores islámicos” las afganas serán blanco de atrocidades propias de un pensamiento medieval y en este cacería que han iniciado contra los activistas, las mujeres de sus familiar corren peligro extremo.

Las imágenes en la publicidad de mujeres en las calles y comercios han sido retiradas, pues temen que los talibanes que tomaron el poder en Afganistán castiguen a los comerciantes.

“Muchas mujeres han escapado o se esconden por el riesgo que corren” aseguran organizaciones pro derechos humanos porque ya no se les ve en las calles “han desaparecido ya de la vida pública”.

Uno de los ejemplos que muestran las agencias es el caso de la periodista corresponsal de CNN Clarissa Ward, en menos de 24 horas, pasó de informar vestida con ropa de color a llevar puesto un velo islámico también conocido como “burka” y narra como la quitaron del camino sólo por ser mujer.

Los combatientes talibanes ordenaron a la reportera de CNN Clarissa Ward que se hiciera a un lado porque es mujer, dijo, en una señal de que la vida en la capital afgana de Kabul ha cambiado de la noche a la mañana desde que el grupo militante islamista retomó la ciudad el domingo.

“Me acaban de decir que me haga a un lado porque soy una mujer”, dijo Ward, y agregó que si bien algunos combatientes talibanes en las calles de Kabul parecían amigables, “el espíritu de bienvenida solo se extiende hasta cierto punto, y mi presencia pronto crea tensión.”

La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán denunció que desde hace tiempo que a las mujeres se les “reduce a seres cuyo fin único es la procreación”, consigna Newsweek.

En CNN se reseñan las impresiones de Aisha Khurram, de 22 años, pues entre el ruido de las balas y el de los aviones que evacúan a los extranjeros del aeropuerto de Kabul, es un día que no olvidará: “en el que se nos partió el alma y el espíritu” dijo a la AFP la estudiante afgana.

Khurram, que representa a la juventud afgana ante la ONU, tenía que haber concluido sus estudios en la Universidad de Kabul en los próximos meses, sin embargo hoy su futuro incierto.

“El mundo y los dirigentes afganos abandonaron a la juventud del país de la forma más cruel que podamos imaginar”, explica.

“Es una pesadilla para las mujeres que han estudiado, que piensan en un mañana mejor para ellas y las generaciones futuras”.

Durante 1996 y 2001, los talibanes en el gobierno impusieron una visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no era acompañadas de un miembro masculino de su familia y les obligaba a llevar el burka (velo integral) en público.

Las flagelaciones y ejecuciones, incluso la lapidación por adulterio, eran prácticas habituales en las plazas y estadios de las ciudades.

Sin embargo, la situación, sobre todo en las zonas rurales, no mejoró sustancialmente para las mujeres con la marcha de los talibanes en 2001.

En 2009, antes de la pandemia y ocho años después de la caída de los talibanes, las mujeres y las niñas sufren altos niveles de violencia y discriminación, y su acceso a la justicia y la educación es deficiente, señaló Human Rights Watch hace 12 años.

En Materia de justicia por supuesto que el Gobierno afgano tampoco ha llevado ante la justicia a los asesinos de mujeres destacadas de la vida pública, lo que crea un ambiente de impunidad para los que atacan a las mujeres y los hacen porque pueden.

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