Mujeres negras: la otra desigualdad

Celeste Murillo/ @rompe_teclas/

La violencia policial es la expresión más aguda del racismo institucional, pero se expresa de muchas formas y en diferentes ámbitos. La población negra solo representa el 13,4 % de la población de Estados Unidos, de todas las personas asesinadas por la Policía, el 27% son negras (casi en su totalidad varones entre 15 y 50 años, según el último informe disponible en Mapping Police Violence).

Las mujeres negras representan un sector sobre el que recaen prejuicios “cruzados”, por su género, su raza, y especialmente sobre las pobres, por su clase. Y aunque la violencia policial racista afecta mayoritariamente a los varones, el racismo institucional inscrito en el ADN de Estados Unidos resulta en una multiplicación de desigualdades y estigmas sobre las mujeres negras.

Morir es un posibilidad, vivir en la pobreza una certeza

Entre las más de 100 mil personas que murieron por Covid-19, el 24 % son negras (más del doble de la cantidad que representan en el total de la población). No existen motivos biológicos, solo sociales: las condiciones de vida de la comunidad negra son peores, son más pobres, tienen menos acceso a la Salud y la vivienda.

Según datos de The COVID Racial Data Tracker, aunque los 20 condados (similar a nuestros distritos) con más infecciones son mayoritariamente blancos (le siguen los latinos), entre los que tienen mayor tasa de mortalidad por Covid-19, 8 son mayoritariamente negros (le siguen distritos latinos y en tercer lugar blancos). Esta tasa desigual de mortalidad, a su vez, se repite al interior de muchos condados.

La realidad económica explica gran parte del problema. Antes de la pandemia, la tasa de desempleo general era del 3,6 %, mientras que entre las personas negras era casi el doble (6 %). ¿Qué pasa con las mujeres? Aunque las mujeres tienen una tasa de desempleo menor (en muchos casos porque menos mujeres buscan un empleo remunerado fuera del hogar) existen una diferencia importante entre blancas y negras: las primeras tienen una tasa de desempleo del 2,8 % (debajo de la media nacional) mientras las segundas llegan al 5,5 % (datos de febrero 2020, State of Working America.

Trabajadoras pobres

Las brechas más grandes están en los salarios. Según datos del mismo centro de estudios, la brecha de género general (20,24%) se superpone con la brecha racial. Las mujeres negras pierden en la comparación con sus compañeras blancas de género y con sus compañeros varones de etnia. Lo destacado, que explica la profundidad del racismo, es que la brecha es más importante entre mujeres de diferentes etnias (18,45 %) que entre personas negras de diferente género (8,64 %). Esto solo se explica por el entrelazamiento que existe entre la opresión de raza y género en la sociedad capitalista estadounidense. La diferencia con los varones blancos del 37 % supera cualquier brecha. Algo similar sucede con las mujeres latinas.

Casi el 60 % de las mujeres negras participan de la fuerzas de trabajo asalariada. Sin embargo, solo el 50 % de las trabajadoras negras tiene cobertura de salud en su trabajo, el resto no tiene acceso a la Salud con el agravante de que en Estados Unidos no existe ningún sistema público.

En Estados Unidos, en la mitad de los hogares con hijos e hijas menores de 18 años el principal o único ingreso proviene del trabajo asalariado de una mujer. Esto es más frecuente entre las trabajadoras negras, que son jefas en el 79 % de los hogares negros (4 de cada 5). A la desigualdad económica, se suman las horas dedicadas al trabajo no remunerado en el hogar, que muchas veces recae en hijas y otras familiares.

Esto solo se agudiza con la crisis social producto de la pandemia. Desde que estalló la crisis sanitaria, en Estados Unidos, 40 millones de personas solicitaron el seguro de desempleo (y sigue en aumento). Las mujeres, por su sobrerrepresentación en el sector de servicios, se llevan una parte más grande de las pérdidas y representan el 58,8 % de los puestos de trabajos perdidos a comienzos de abril.

Esta brecha “doble” coloca a las mujeres negras en el escalón más bajo de la seguridad social. Una mujer negra deberá subsistir con un tercio de los ingresos promedio de un varón blanco al momento de jubilarse. Y aunque la cobertura de jubilaciones es baja en el conjunto de la clase trabajadora (cerca del 40 %), la diferencia para las trabajadoras negras es dramática: solo el 28 % tenía un empleo con acceso al sistema de pensiones antes de la pandemia.

Las cifras que desnudan la desigualdad hablan también de la presencia extendida de mujeres negras, especialmente jóvenes, en las protestas que hoy pusieron en primer plano la brutalidad policial racista. El racismo institucional, sostenido a lo largo de la historia Estados Unidos, vuelve a incendiar las calles en un contexto social y económico muy complicado, que preocupa a demócratas y republicanos por igual. El fuego de las calles puede abrir paso a la otra revuelta dormida contra la desigualdad y la opresión que se reproducen cotidianamente.
Fuente Izquierda diario.com