Mujeres profesionistas y precarización laboral.

*El CIEG continúa ciclo de conferencias en colaboración con la Universidad de la Coruña.

El modelo laboral en el que se desempeñan las mujeres profesionistas resulta en una situación de precariedad que genera problemas existenciales, inestabilidad económica, sentimientos de insatisfacción y faltas de garantía de sobrevivencia. Así lo destacó Natalia Flores Garrido, doctora en Sociología por la Universidad Nelson Mandela e investigadora independiente, durante el conversatorio Precariedad laboral de mujeres profesionistas, una actividad en el marco del Segundo Ciclo de Conferencias Diálogos entre Feminismos, organizado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM y la Universidad de la Coruña.

Durante las últimas décadas, el trabajo ha sido una de las prácticas sociales con mayores cambios, sobre todo en su organización. Estas transformaciones se han dado a la par de la toma de conciencia de la feminización de los empleos, lo que ha llevado a que mayor número de mujeres se agreguen al trabajo remunerado. A pesar de la lucha por conseguir lugares laborales dignos y en igualdad de condiciones con los varones, los empleos siguen siendo espacios de inestabilidad para las mujeres.

Natalia Flores, también maestra en Ciencias Sociales por la Flacso México, realizó una investigación en torno a la situación de este sector de la población en México y en el sur global, específicamente de las mujeres profesionistas. En este ejercicio abordó las condiciones laborales precarias de mujeres con alta formación académica, muchas de ellas con posgrados y con edades entre 25 y 40 años. Aunque ha habido un incremento en el acceso de las mujeres a la educación superior y al mercado laboral, esto no ha garantizado condiciones dignas.

Flores Garrido definió el trabajo precario en cuatro dimensiones: económica, organizacional, social y temporal. Un empleo precario no garantiza a la trabajadora el dinero suficiente para cubrir sus necesidades, carece de organización sindical, no ofrece derechos laborales –pensiones, servicios de salud, créditos de vivienda– ni da seguridad del tiempo que durará el empleo. Un ejemplo, mencionó, son las trabajadoras que ofrecen servicios honorarios.

Durante la conferencia, Natalia Flores rescató testimonios de mujeres profesionistas entrevistadas que durante su búsqueda de trabajo experimentaron rechazo por falta de experiencia, pocas oportunidades de crecimiento y nula remuneración económica en puestos de pasantía.

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