**Palabra de Antígona.
/ Sara Lovera /
SemMéxico. Cómo me gustaría retroceder en el tiempo! En 1993, un puñado de feministas dábamos portazo en la Cámara de Diputados. Queríamos ver a María de los Ángeles Moreno, coordinadora de la mayoría priista. Le pedimos impulsar las cuotas de participación política para las mujeres.
Estábamos contentas. Mucho. Todo era esperanza. Creímos en la reforma del Estado y sabíamos cómo incluirnos en los espacios de toma de decisiones, por lo que empujamos reformas al Código Electoral.
Siempre unidas, las de partidos y grupos feministas. Desplegamos nuestras banderas y carteles, armamos propuestas, caminábamos libremente por las calles, desarrollamos discursos y argumentos. Nos oían.
En el horizonte, algo nos decía que lo lograríamos. Así pasamos de una recomendación para estar en las listas electorales, a las cuotas y luego a la ley y la obligación. Más de un terremoto hubo en las cúpulas partidarias.
Durante más de 10 años dialogamos, tuvimos asambleas, armamos reclamos y, finalmente, llegó la paridad electoral en 2014.
Estábamos en un proceso democratizador. Lo creímos. Las legisladoras actuaron, hicimos agendas, un Parlamento de Mujeres, comisiones de igualdad en los congresos y más de una resolución en los tribunales, cuando nos querían tomar el pelo. Sabíamos que no íbamos a derribar al patriarcado, pero sí a sacudirlo.
Promovimos muchas leyes para crear mecanismos de control al presidencialismo, armamos las reglas del pluralismo, logramos gobiernos compartidos. También con o para las mujeres.
Hoy, el escenario es de crispación y malestar social y político se ha vuelto muy peligroso. Conté en un sólo día 65 asesinatos; vi cómo se sitió la capital de Colima, vi armas, uniformes militares, escuché el pulular de patrullas y ambulancias, escuché la amenaza desde el púlpito cuando se les dice a los y las periodistas “golpeadores”.
¡Esto no tiene fin! Me dije. Mientras me calló encima una neblina horrenda. ¿Cómo iremos el 5 de junio a las elecciones en seis estados, a disputar en paridad seis gobiernos, 39 municipios, 327 regidurías y 15 diputaciones, en medio de la violencia verbal y material? ¿Será que se acabó la fiesta? Veremos…
*Periodista, directora del portal informativo SemMéxico.mx