Mundial 2026 en el país de los 130 mil desaparecidos: madres buscadoras piden no venir a México

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Texto: Eliana Gilet | Fotos: Demian Vivas y Axel Hernández

Foto: Familias buscadoras durante la sexta brigada regional en el Ajusco (Demian Vivas)

11.12.2025 Desinformémonos Ciudad de México.- En un llamado a la opinión pública y a los gobiernos extranjeros, madres de personas desaparecidas en la Ciudad de México convocan a no acudir a los partidos en México del próximo Mundial de fútbol 2026, debido a la falta de seguridad para los turistas y visitantes, ocasionada por la impunidad y la nula investigación de los crímenes de lesa humanidad que han mantenido a más de 130 mil personas lejos de su hogar en los últimos veinte años.

Menos de veinte kilómetros separan al estadio donde se jugará el partido inaugural del Mundial 2026 con la base de la Guardia Nacional ubicada en el principal acceso terrestre a la cadena montañosa del Ajusco, que hace de límite natural de la Ciudad de México con los estados vecinos, hacia el sur, del Estado de México y Morelos.

El Ajusco es, también, el sitio donde familias de desaparecidos en la capital mexicana han buscado y hallado a personas fallecidas, cuyos cuerpos han sido abandonados clandestinamente. El caso más impactante y que confirmó el destino doloroso de un otrora parque natural y paseo obligado de los chilangos ocurrió durante la primera brigada de búsqueda en 2021, cuando fueron hallados los restos mortales de Margarita, una adolescente de 17 años que fue reportada como desaparecida desde el 4 de julio de 2019, cuando salió a trabajar desde su casa en la zona.

En el paraje conocido como Tianguillo, ubicado en el kilómetro 19,5 del Ajusco, fueron encontrados algunos fragmentos óseos, así como ropa y una medalla que pertenecían a la adolescente, gracias al trabajo organizado de las familias de la capital. Antes, en plena pandemia, las familias ya habían hallado un cráneo, gracias al dato de un informante anónimo que los llevó al sitio. Sin embargo, esa primera persona encontrada en 2020 continúa sin ser identificada cinco años y medio después.

Las familias buscadoras advierten la inseguridad de las zonas aledañas al, aún en remodelación, Estadio Banorte (Demian Vivas)

Otra de las jóvenes desaparecidas hallada sin vida en el Ajusco fue Jael Monserrat Uribe Palmeros. A inicios de enero de 2025, la Fiscalía de la Ciudad de México confirmó a su madre, Jaqueline Palmeros, que algunos de los restos que ella misma había encontrado durante las brigadas de 2024 —en el paraje conocido como “Llano de vidrio”— habían coincidido con la muestras genéticas aportadas por ella y su familia, que confirmaron la identidad (y el feminicidio) de su hija. Sin embargo, dado que el hallazgo fue incompleto, la búsqueda de Jael Monserrat continúa en la zona, donde se instaló un memorial.

Año a año, las familias de personas desaparecidas organizadas en los colectivos Una luz en el camino y Hasta Encontrarles-Ciudad de México fueron impulsando el regreso al Ajusco, convirtiéndolo en un sitio obligado para la búsqueda, al punto de que en los últimos meses de 2025 —y por primera vez— la Comisión de búsqueda de la capital organizó allí una búsqueda “por patrones con enfoque forense”, donde movilizó a más de 500 funcionarios a la zona.

Luis Gómez, titular de la Comisión de Búsqueda de Personas de la CDMX (Demian Vivas)

“Estamos construyendo patrones de hallazgos y de desaparición, es decir, patrones de lugares que podrían haber sido utilizados para el ocultamiento de personas”, explicó a Desinformémonos el comisionado de búsqueda de la Ciudad de México, Luis Gómez. “Lo que hacemos es conjuntar una serie de casos, entender dónde hemos tenido hallazgos en el pasado, saber cuál es la situación en términos generales de movilidad, accesibilidad, infraestructura y, a partir de ahí, definir puntos donde consideramos que es importante llevar a cabo estas búsquedas. Este es uno de esos puntos”, señaló.

Buscar en zona protegida

Refugio García, representante del parque Ecológico de la Ciudad de México (Demian Vivas)

Durante cuatro semanas de octubre y noviembre, la sexta brigada regional de búsqueda generalizada en el Ajusco se realizó en “Ecoguardas”, ubicado dentro del Parque ecológico de la Ciudad de México, que desde 1989 fue decretado como área natural protegida, incluyendo un espacio de 729 hectáreas, dado los “servicios ecosistémicos” que la zona brinda a todos.

Según explicó a Desinformémonos Refugio García, líder coordinador de proyectos del área protegida, la zona se caracteriza por la existencia de material xerófilo, plantas del estilo de las popularmente llamadas “suculentas” (que logran almacenar agua en sus hojas y tallos redondos, como el aloe, el agave y el cactus) en un ecosistema originado a partir de la erupción del volcán Xitle, hace cerca de dos mil años. Esa erupción que marcó el paisaje del sur de la ciudad —responsable también del característico Pedregal— creó una zona donde se inflitra al subsuelo la mayor parte de la lluvia que recibe la ciudad. “Esta vegetación es parte de esos ecosistemas, que es muy conveniente proteger”, afirmó García. La zona además cuenta con especies protegidas por la norma oficial mexicana, como el palo loco, el sedum o la furcraea, popularmente conocida como “palmita”.

El parque protegido es atravesado por la vieja vía del tren México-Cuernavaca y frecuentado, sobre todo, por gente que se acerca a correr en el parque, el cual es un paso de servidumbre entre el Ajusco y parte del Pedregal de San Nicolás, hacia la carretera Picacho-Ajusco. Ha sido también el sitio de desaparición de muchas personas que se acercan a ella precisamente por su atractivo natural y el disfrute que brinda recorrerla. Hoy, el Ajusco convive entre la belleza y la mayor tragedia comunitaria del presente.

“Si bien estamos conscientes de que es muy necesario apoyar a las personas que han perdido algún familiar, creemos que es conveniente que lo hagamos de forma que impactemos lo menos posible. Si retiramos toda la vegetación, estaríamos ocultando, tal vez, alguna pieza que pudiera servir para encontrar restos”, sostuvo el experto en entrevista.

Daniela González, madre de Axel Daniel González Ramos, desaparecido el 22 de junio del 2022 (Demian Vivas)

El encargado de la zona protegida confirmó a Desinformémonos que han hallado restos óseos anteriormente, ante lo cual han dado aviso a la Comisión de Búsqueda local para que los retire y habilite su identificación y restitución correspondiente. El experto explicó que el crecimiento sin parar de la mancha urbana es una amenaza constante para los entornos naturales que la bordean, sobre todo en épocas de estiaje por la ocurrencia de incendios forestales. Tanto los comuneros del Ejido de San Andrés Tototelpec como el pueblo homónimo colaboran en darle atención y cuidado al parque, recorriéndolo regularmente junto a los administrativos encargados del lugar. “Uno de los problemas graves que enfrentamos es el hecho de que la gente siempre está buscando espacios donde vivir, entonces la presión por el crecimiento de la mancha urbana es algo que estos espacios están padeciendo”, explicó.

Al consultarle si considera que la realización del Mundial de fútbol de la FIFA pondrá aún mayor presión sobre este parque que alberga actividades tan variadas, como la búsqueda de personas desaparecidas y el paseo turístico y vecinal, García sostuvo que “siempre existe una tensión entre la conservación y el uso, y estamos proyectando que habrá una mayor cantidad de gente de visita, por eso tenemos que estar preparados”, sentenció.

Desaparecer en el Ajusco

Inés Lázaro, madre de Francisco Sandoval, desaparecido el 26 de abril de 2018 (Demian Vivas)

Doña Inés Lázaro es una mujer menuda pero fuerte, de voz dulce y conocedora de la zona donde ha vivido toda su vida con sus padres, de familia indígena, pobladores del Pedregal desde su ocupación, a mitad del siglo pasado. Uno de sus hijos, Francisco Sandoval Lázaro, salió a trabajar el 26 de abril de 2018 y lleva desaparecido desde entonces. “Son siete años que no sé de él, absolutamente nada. Desde el principio no tuve ningún apoyo de las autoridades, en ninguna forma”, explicó en entrevista. Ante la falta de su hijo, doña Inés acudió a denunciar su falta a la alcaldía Tlalpan, pero de allí la enviaron a Capea, el antiguo centro de atención a personas “ausentes”, que fue la primera estructura de búsqueda previo a la sanción de la Ley general de desaparición, que está vigente actualmente.

“En Capea me dijeron que tenía que esperar a que les mandaran la carpeta con la denuncia que había hecho en la delegación, pero cuando volví a Tlalpan la persona que me levantó la denuncia no estaba, se había ido de vacaciones. Todo eso tardó un mes, para que supuestamente pudieran hacer la búsqueda de mi hijo”, recordó.

La dilación y la nula respuesta institucional inmediata ante las alertas que levantan las familias por la falta de un ser querido están directamente vinculadas con la falta de resultados obtenidos en los casos, según un informe publicado en agosto de este año por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Allí se explicita —a partir del análisis de 35 casos de personas desaparecidas en la capital, cuyas familias levantaron una queja ante el ombudsman capitalino— que hubo casos con hasta cuatro años de demora en iniciar las acciones de investigación y búsqueda tras recibir la denuncia.

“Por obra de Dios, llegué al colectivo Una luz en el camino, con la señora Jaqueline Palmeros, y fue cuando mi carpeta comenzó a avanzar, porque la tenían perdida. Gracias a eso ahorita aquí he andado, buscando a mi hijo, porque por mí sola créame que yo no estuviera aquí. Yo no estaba enterada de los colectivos ni de cómo unirme a ellos, por eso lo veo como una obra de Dios”, explicó.

Teresa Maldonado, madre de Zaira López Maldonado, desaparecida el 23 de marzo del 2011 (Demian Vivas)

La misma sensación de la fuerza comunitaria que les ha dado la unión a las madres, la invocó la señora Teresa Maldonado Guerrero, quien busca a su hija Zaira López Maldonado desde hace 14 años, desaparecida en Ixtapaluca, Estado de México. Fue apenas hasta el 2025 que doña Teresa participó de una brigada de búsqueda: “Al principio, no le daban importancia a una persona desaparecida. Estuve tocando puertas y me fue muy difícil, pero poco a poco me fui enterando de otras personas que también buscaban y me fui uniendo a ellos”, explicó. En su caso, sólo ha habido una instancia de búsqueda en la zona de interés para el caso de su hija, ocurrida en las faldas del volcán Popocatépetl. “Así como lo están haciendo aquí, algún día me gustaría que hicieran con mi caso”, señaló.

Para la señora Teresa, haber hallado a otras familias en búsqueda fue un motor para continuar y no rendirse: “He encontrado esto como una esperanza para seguir adelante. Es algo como de hermanos, porque sabemos el dolor que sentimos. Antes, nada más pensaba en mi hija, en buscarla a ella, y enfocarme en su búsqueda, pero ahora pienso diferente. Pienso que si yo ayudo a otras personas, algún día la vida pondrá a mi hija en mis manos”.

Las puertas de las autoridades y la atención oficial también se abrieron gracias al trabajo en el mismo colectivo para Daniela González, una joven madre que lleva tres desgastantes años procurando el paradero de su hijo adolescente Axel Daniel González Ramos, que tenía 16 cuando fue desaparecido en el pueblo San Miguel Ajusco el 22 de junio de 2022, sin que hasta el momento se tengan más datos de su paradero. La falta o muerte violenta de varios jóvenes de la generación de su hijo ha sido una preocupación constante para Daniela, quien se convirtió a fuerzas en una defensora de derechos humanos y referente en la comunidad, a quien otras familias de la zona procuran por ayuda.

Familia de Joel Martínez, desaparecido el 19 de octubre del 2024 (Demian Vivas)

Así se sumó al colectivo la familia de Joel Martínez de la Rosa, quien está igualmente desaparecido desde que salió a trabajar el 19 de octubre de 2024. Su familia contó, en diálogo con Desinformémonos, que Joel trabaja como chofer de un taxi y que esa jornada aceptó realizar un viaje desde el mismo San Miguel Ajusco (dónde Axel Daniel fue desaparecido) hacia Chalco (en el Estado de México, a 50 kilómetros de su punto de partida) sin que se tenga indicios de su paradero, a más de un año de los hechos. “No sabemos si mi hermano llegó al Estado de México o pudo quedarse por aquí, entonces lo estamos buscando donde se pueda. Las Fiscalías tanto de la Ciudad de México como del Estado de México han sido omisas en su trabajo, no tienen ningún avance, no tenemos ni un dato, ni hay ninguna persona detenida o declaraciones de alguien que lo haya visto”, explicó su hermana Leticia en entrevista para este reportaje.

En un intento por recabar información de la comunidad, la familia de otro joven que lleva un año desaparecido en la zona, Olin Hernando Vargas Ojeda, estudiante de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha desplegado carteles y pancartas con su rostro, buscando apelar a la colaboración de posibles testigos de la desaparición y el paradero de su hijo. “Nuestro hijo fue secuestrado el 26 de noviembre de 2024, en el Valle del Tezontle —a la altura del kilómetro 25,5 de la carretera al Ajusco— y aunque hay dos personas en la cárcel, en prisión preventiva, la autoridad no ha dado con los autores materiales ni con el paradero de nuestro Hernando”, explicó su padre, Fernando Vargas.

El señor Vargas realizó una huelga de hambre al cumplirse un año de su desaparición, exigiendo que “se realicen los actos de investigación en el caso de nuestro hijo, en los demás desaparecidos del Ajusco y de todos los casos. Queremos que haya una búsqueda real, que sean las fiscalías las que las lleven adelante, porque son las que tiene la capacidad de investigar, y que den resultados. Queremos que busquen a nuestros hijos y hagan actos de investigación, porque hoy es una burocracia que no hace absolutamente nada y pone en riesgo a todas las personas desaparecidas. No hay búsqueda en vida, ni hay búsqueda inmediata: a mi hijo lo buscaron cuatros meses después de su desaparición, en la zona del Ajusco”.

Sin investigación: responsabilidad de las Fiscalías

Afiche de búsqueda de Olin Hernando Vargas Ojeda en la Picacho-Ajusco, en mayo de 2025 (Axel Hernández)

La familia de Olin Hernando —al cumplirse un año de su secuestro y desaparición— puso el énfasis en señalar la responsabilidad de las fiscalías y las policías de investigación (que son parte del Ejecutivo local) al no seguir ninguna línea de investigación real que lleve a dar con el paradero de los desaparecidos ni a desmantelar las redes criminales, locales o nacionales, que son responsables de su falta.

El dolor provocado por el caso de Olin Hernando se repitió meses más tarde, con la desaparición de otra estudiante de la UNAM, Ana Amelí García Gámez, de 19 años, quien subió al Pico del Águila a practicar senderismo el 12 de julio de este año y está desaparecida desde entonces; así como ocurrió con el odontólogo de 46 años Luis Óscar Ayala García, quien también subió al Ajusco a ejercitarse y fue desaparecido el 16 de septiembre de 2025.

“Estos tres casos, el de mi hijo Hernando, Ana Amelí y Luis Óscar, son de personas que no fueron sustraídas en otro lugar y traídas al Ajusco, sino que aprovechando que en este lugar no hay comunicación (no hay cobertura telefónica ni señal móvil) fue en el bosque donde se los llevaron. Nosotros no tenemos indicios de que nuestros familiares estén allí y sospechamos que sean víctimas de trata de personas y de reclutamiento forzado, pero estas líneas de investigación no se siguen ni se investigan. Tememos por la vida de nuestros hijos debido a esta inactividad de las fiscalías y de las policías de investigación”, sostuvo Fernando Vargas durante las protestas al cumplirse un año de la desaparición de Olin Hernando.

Vanessa Gámez, madre de Ana Amelí, desaparecida desde el 12 de julio de 2025 (Demian Vivas)

Vanessa Gámez, madre de Ana Amelí, argumentó en el mismo sentido en diálogo con Desinformémonos: “Como familias, hemos aportado toda la información que tenemos, pero la investigación va muy lenta. En el caso de mi hija, se hicieron muchos esfuerzos por investigar a su círculo cercano de amistades y a personas que estuvieron cerca del lugar de los hechos, pero actos de investigación reales se han hecho pocos. Lo que nosotros queremos son resultados, y no los tenemos. Lamentablemente, nos hemos dado cuenta que fallan las diligencias específicas y las investigaciones por parte de la policía especializada”.

La familia García Gámez lanzó a inicios de octubre un llamado público tanto a la FIFA (organizadora del Mundial) como a otros organismos internacionales de derechos humanos, para que atiendan la grave crisis de derechos humanos que enfrenta México al registrar más de 130 mil personas desaparecidas en las últimas dos décadas. “Hemos levantado la voz, diciéndoles a los países que van a participar del Mundial que no vengan. México es un país inseguro, sobre todo cerca del Estadio Azteca. En el Ajusco tenemos más de 300 personas desaparecidas, y es una cifra alarmante”, dijo su madre Vanessa, en entrevista con este medio.

La familia de Ana Amelí, como otras en búsqueda en la capital mexicana, que fueron consultadas para este artículo señalan que no hay verdaderas garantías para que se celebre un evento global, al que se proyecta que acudan 5 millones de turistas, en 21 vuelos diarios a la capital mexicana, durante un mes.

“Al venir aquí y hacer un Mundial, los países se exponen a que los visitantes, sus turistas, puedan ser desaparecidos como lo están nuestros hijos y familiares. Esto es una alerta. Cualquiera de los tres estadios de fútbol en México donde se piensa llevar a cabo la Copa del Mundo han tenido miles de desaparecidos en sus alrededores y se han encontrado fosas clandestinas. Realmente son lugares inseguros”, señaló.

Carmen Volante, madre de Pamela Gallardo Volante, protestando en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México a ocho años de la desaparición de su hija (Axel Hernández)

Sólo las madres buscadoras han tenido el tino de alertar sobre esta inseguridad estructural, que atraviesa y desarma a miles de familias en la capital y en todo el país: “Tristemente tenemos que decirles a todos los que vengan de otros países que México es un país que arropa a todo el extranjero, pero deja esas divisas para el Estado, mas no para el pueblo, porque el único que se beneficiará de este Mundial va a ser el gobierno, la presidenta y todo lo que viene debajo de ella. Me queda claro que para ellos es más importante un Mundial que una desaparición de 12 o de 24 horas”, dijo en entrevista Carmen Volante, madre de Pamela Gallardo Volante, joven de 23 años desaparecida el 5 de noviembre de 2017 tras acudir a una festival de música en el Ajusco. Carmen y su familia han sido pioneras en impulsar las búsquedas ciudadanas en esta zona y en la denuncia que el peso que esta crisis tiene para el México actual. Ahora, también, levantan la voz frente a la incipiente Copa del Mundo 2026.

“Hoy lo denuncio y les digo a todos los que vengan a nuestro país que van a ser cuidados por la madre buscadora y por todas las madres buscadoras de México, pero no por el Estado. El Estado nos ha fallado a las mexicanas, a los mexicanos, a nuestra niñez, a nuestra adolescencia, por no poder caminar libres en un país. Hoy les digo a todos los que vengan del extranjero que busquen a una madre buscadora que los vaya a proteger, no al Estado. La madre buscadora les va a dar esa seguridad para poder caminar en nuestro país. Caminaremos con todos ellos”, sentenció.

Publicado en Desinformémonos.org