**De Memoria.
/ Carlos Ferreyra Carrasco /
De que va, va; háganle como quieran, ahiga sido como ahiga sido, me canso ganso, el pueblo bueno y sabio manda, al Diablo con las instituciones…
Esa retahila se la hemos escuchado múltiples veces al presidente, el augusto Okupa del Palacio Virreinal, don Andrés Manuel López Obrador, AMLO, o Manuel Andrés López Obrador, MALO, en su advocación actual.
La fotografía que usamos para ilustrar el comentario, la publicamos en la primera quincena de noviembre. Pero antes, mucho antes, advertimos de los propósitos inmediatos del mandatario: continuidad que no reelección y cancelación de los órganos electorales.
Curioso, los simpatizantes o fieles oficiantes de la Iglesia Pejiasna, lucharon denodadamente para preservar y proteger al Instituto Nacional Electoral que, a fin de cuentas sirvió para garantizar unos comicios que los treparon a los cuernos de la luna.
Nadie discute la cifra, se asegura que real, de 30 millones de votos para las elecciones presidenciales.
Sin embargo, los resultados intermedios dejaron en 14 millones los simpatizantes o partidarios de quien ahora pretende, aprovechando de manera maligna la disputa con el INE, empezar la organización del movimiento político que sustituirá al partido.
Y que ilegalizará al resto de las instituciones partidarias que no sean afines o apoyo para los designios del Señor. Ya lo ha mencionado, por ahora muy casualmente.
Es obvio que sin recursos específicos, no se puede garantizar una consulta ciudadana.
El argumento de que los consejeros ganan mucho, puede razonarse si pensamos que pagan manutención para sus familiares cercanos, a los que también visten, pagan colegiaturas, renta, impuestos y más.
Nada de eso afecta al Okupa de Palacio que hoy luce unos zapatos que cuestan 18 mil pesos. Esta bien, en nada beneficiaba lucir los arrugaos, terrosos y desgastados chanclos de los que, afirmaba, cada mexicano debería tener un solo par.
Ya anunció que la irregular y ahora ilegal encuesta la harán los ciudadanos. Y para ello, improvisan centros de recopilación callejeros en los que, por cierto, sólo se registran los datos de los que están a favor.
A los recolectores callejeros, hay que sumar a los oportunistas que anunciaron la entrega de más de un millón de firmas en respaldo a YSQ. Son tres, por ahora, los laboriosos que entregaron a su partido cada uno, repetimos, un millón de rúbricas no comprobadas ni comprobables.
En todo caso hay que reconocerles su creatividad para inventar las diversas estampas y sólo la duda, los nombres de qué listado surgieron, hay que aplaudir el sacrificio que conllevan horas de intensa labor, el costo de los bolígrafos y así.
Advertido queda lector, de que asiste al nacimiento de nuevos estilos de hacer y aplicar la política. Igual que sucedió en el Cono Sur y con los previsibles y desastrosos finales de fiesta.
Los militares, ante este panorama, se alistan y hacen fila esperando su oportunidad…