Navidad .

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/Rosario Guerra /

Una vez más, pero de lejitos, para que no le abollen su investidura, AMLO visitó Acapulco. Si bien se han entregado ayudas, el problema es que no hay insumos para poder comprar lo que requieren los acapulqueños para reconstruir sus humildes viviendas; esto encarece los materiales. Algunas viviendas de mayor nivel han iniciado trabajos de limpieza y parte de las reparaciones. La mano de obra se está pagando mejor y prácticamente todos se están volcando a los oficios para sobrevivir. Algunos con conocimientos, otros más improvisados, algunos totalmente nuevos en esta materia. Las aseguradoras aún no pagan, así que el dinero lucirá menos por el alza de precios.

En realidad, Acapulco tendrá una amarga Navidad, pese a las locas promesas presidenciales. En cambio, el nepotismo, cada vez más amplio, sí gozará de una Navidad con lujos, sin carencias, y con excesos. Entre las familias beneficiadas están los hijos de AMLO y sus amigos, los nuevos contratistas y futuros candidatos. Desde luego, la familia Tadei, no falta la familia Alcalde Luján, los Bartlett, los Gómez Álvarez, los Batres Guadarrama, cuyos miembros y amigos ocupan diferentes cargos en la administración pública y en la política.

Guerrero ocupa el segundo lugar en pobreza en México. Acapulco tiene el 35 por ciento de su población en pobreza moderada y 18 por ciento en pobreza extrema; estos datos antes de Otis. Hoy se enfrentan a enfermedades por insalubridad, al hambre por falta de ingresos y muchos duermen a la intemperie en refugios improvisados. No sé si alguna vez Acapulco recupere parte de su esplendor que lo ubicó como destino turístico de primer nivel. El narcotráfico se apoderó de la ciudad y decayó lentamente su vida nocturna, los paseos familiares, la calidad de servicios. El abandono ha sido total, en especial con la 4T y una gobernadora que siempre ausente no sabe cómo enfrentar la terrible desgracia de su pueblo. Su padre, hoy reconstructor oficial de la 4T, no inspira confianza para la inversión.

Pero hay el ánimo de la sociedad de salir adelante y se nota en los esfuerzos que con recursos propios hacen los propietarios de viviendas vacacionales en el bello puerto. La sociedad ha volcado su ayuda para la población vulnerable y deberá mantenerla aún por largo tiempo si realmente queremos rescatar a nuestro Acapulco de recuerdos y de vivencias. Hoy nos duele Acapulco.

En esta Navidad también nos duele Texcaltitlán, que tras frenar al narcotráfico, hoy sufre la venganza de la Familia Michoacana, que ha desaparecido ya a más de 10 pobladores que se negaban a seguir pagando extorsiones. De apoyo de autoridades en su defensa nada se sabe. Solo anuncios y fotos, sin mayor presencia. México sufre porque su territorio está cada vez más, controlado por el narco que ha ampliado, ante la impunidad, sus áreas de negocio, extorsiones, secuestros, asesinatos, abusos.

Muchos jóvenes han sido asesinados por el narco, sus familias no tendrán paz ni una feliz Navidad. Los gobernadores de Morena han atacado a sus opositores, cada quien, con su estilo, amenazas, dádivas, renuncias. No capacitan policías, no atienden la emergencia sanitaria, ni se preocupan por la educación. Muchos periodistas asesinados. El pluralismo tampoco les gusta. Sin embargo, gozarán de una feliz Navidad.

Los mexicanos en Texas no pasarán una Navidad feliz. La nueva ley Abbott los criminaliza, no importa su estatus, sino su apariencia. Sin razones legales pueden ser expulsados y prohibirse su entrada a Estados Unidos. Se violan derechos humanos fundamentales. Y aunque AMLO grita, lo cierto es que necesitamos que actúe. La Suprema Corte debe abrogar tan oprobiosa ley por las flagrantes violaciones que comente invadiendo el ámbito federal y violentando derechos civiles de minorías.

Otros que tendrán una feliz Navidad son los expriistas que hoy apoyan a Scheinbaum, que fueron recibidos con júbilo por el propio AMLO. Aunque Mario Delgado no les asegure candidaturas, eso los tiene sin preocupación, pues lo que han logrado es total impunidad frente a las averiguaciones que muchos tenían en proceso. Y ya si gana Morena, pues lo que sobra son cargos y embajadas. Así que ideales no hay, es solo discurso. Y tendrán una feliz Navidad, tranquila.

Los mexicanos están muy contentos, asegura el gobierno. Lo cierto es que los inconformes no se manifiestan abiertamente por miedo a represalias, pero tienen la libertad para votar. Y tras Navidad iniciarán las campañas. Atrás quedarán las celebraciones y llegará la elección de Estado. La contienda se va a ir cerrando. Entre AMLO y Xóchitl, porque Claudia sigue nadando de muertito y no da frente, no sale de las movilizaciones que su partido y aliados convocan. No camina en Acapulco. No tiene un discurso propio, pero tiene todo el dinero y el apoyo de quienes están en los puestos de mando. No será una contienda de piso parejo, pero sí de contrastes.

Por lo pronto, usted y yo, con nuestras familias, vamos a disfrutar de estas fiestas. Vamos a tener tiempo de reflexionar, de valorar lo que tenemos, lo que podemos perder, lo que nos espera como destino común, y entre cantos, lazos y regalos, amaremos a nuestro país, a nuestros amigos, a los jóvenes y su futuro. La luz tendrá que llegar para frenar la destrucción de las instituciones.

Y el 18 de febrero tomaremos de nuevo las calles, con responsabilidad, con alegría y con respeto para mantener viva la lucha por la democracia, en la cual los partidos, pero sobre todo la sociedad, alzará la voz por el país que quiere construir en esta nueva coyuntura, donde tenemos oportunidades como actor mundial si sabemos actuar como garante del desarrollo compartido con nuestros socios comerciales y con el mundo. El nearshoring nos brinda opciones, pero la falta de certeza jurídica y política nos las arrebata. Aun así nuestra apertura comercial y nuestra posición geopolítica nos mantienen a flote con un crecimiento de la inversión extranjera, no por apoyo gubernamental, sino a pesar de su falta de solidez. ¡Felices fiestas!