Ni un paso atrás contra la violencia de género

Por Lorena Morales.

El 8 de marzo en España hubo una revolución, las mujeres gritamos ¡Basta ya, vivas, iguales y libres nos queremos! Demostramos nuestra fuerza. Sin posibilidad de vuelta atrás.

Pero no hay avance del feminismo sin reacción del patriarcado para intentar frenarlo. Y no se ha hecho esperar. En unos meses hemos pasado de esa manifestación multitudinaria. Y de tener un Gobierno que sitúa los derechos de las mujeres como asuntos prioritarios en la agenda política. A poner en cuestión algo que creímos completamente aceptado: el concepto violencia de género.

Este ataque tiene mucho de simbólico. Su objetivo es acabar con uno de nuestros principales logros: el reconocimiento oficial de que en nuestra sociedad hay machismo. Y que, de esa desigualdad estructural entre sexos, se deriva una violencia, que en los casos más extremos, nos asesina.

Mezclar la violencia doméstica, con la de género, alegando que esto es cosa de “buena y mala gente”, es perverso. Supone negar que nos matan por el simple hecho de ser mujeres. Los datos son irrefutables, entre 2008 y 2016 fueron asesinadas por sus parejas o exparejas más de 500 mujeres. Durante los mismos años lo fueron 67 hombres, pero ojo, que en estos casos los asesinos podían ser del mismo o diferente sexo.

La aceptación de los bulos que circulan sobre las denuncias falsas ejemplifica el poco valor que tiene la palabra de las mujeres para una parte de la sociedad. Da igual que la Fiscalía del Estado reconozca que el porcentaje de denuncias falsas por violencia machista es “escasísimo”. Entre 2009 y 2016 las condenas por denuncias falsas fueron 79, frente a las 1.055.912 denuncias por violencia de género. Tan solo un 0,01%. Pero, ese ínfimo porcentaje es suficiente para que un drama terrible, que afecta a cientos de miles de mujeres y sus criaturas, se ponga en duda.

Me preocupa que algunos tengan en la lucha contra el feminismo su razón de ser. Pero mucho más que formaciones firmantes del Pacto de Estado, estén abrazando ese discurso y se muestren abiertos a debatir la Ley de Violencia de Género, porque según ellos esto no va de hombres contra mujeres, sino de agresores contra víctimas. Como dice la Vicepresidenta, esto es enmascarar que existe una violencia y desprecio específico contra las mujeres y niñas, que se llama machismo. Y cometer una grave injusticia contra más de la mitad de la población.

No nos importa si sus motivos son que nunca creyeron realmente en la igualdad, y ahora se sienten más cómodos para expresarlo. O, simplemente, que quieren gobernar a cualquier precio. Nuestros derechos, nuestras vidas, no son moneda de cambio.

El feminismo es la lucha por la igualdad, no contra los hombres decentes, que son muchos. Y necesitamos que aquellos que la compartan, alcen su voz y caminen a nuestro lado. Al lado de la democracia y de la dignidad. Ni un paso atrás.

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