El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, no sólo ha puesto en entredicho la política interior del país al ostentar su imparcialidad en los asuntos que debiera atender de manera institucional, sino además por expresar su alienación a la destrucción de instituciones que tanto ha costado a México construir como es el INE, algo que hoy se sabe es de “gran ayuda” como lo advirtió cuando AMLO relevó a Olga Sánchez Cordero.
Como se conoció esta semana, el titular de SEGOB minimizó las sanciones que podría ponerle el Instituto Nacional Electoral (INE) por actos proselitistas adelantados, pues dijo que “no importa”, ya que anunció el organismo “desaparecerá” y siguió en lo suyo como precandidato.
“Si me corre el INE, no importa, porque ya lo van a desaparecer los diputados”, dijo una de las corcholatas para el 2024; así les puso el presidente a los aspirantes a la candidatura presidencial por Morena, quien siguió infringiendo la ley electoral en sus giras de proselitismo ahora bajo el manto de sus “diálogos ciudadanos”.
El anuncio del que el INE desaparecerá tendría que estar siendo atendido por la oposición que está más preocupada por dar declaraciones estériles que en tomar acciones asertivas y eficaces para detener la devastación que hace MORENA del país.
Preocuparse incluso en documentar todos los delitos que deberán pagar los delincuentes morenistas que pasan por encima de la ley y las instituciones y que han ocasionado la pérdida de vidas de millones.