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/ Claudia de la Garza y Eréndira Derbez
En el libro se hace un recorrido breve, sencillo y claro sobre diversas manifestaciones de los estereotipos de género, la discriminación y la violencia contra las mujeres, retratados en los machismos cotidianos. Se compila una serie de experiencias y ejemplos concretos que pueden leerse de manera no secuencial y se acompañan de ilustraciones, dos elementos que la hacen aún más accesible.
En la obra, se presentan gestos, dichos, conductas y actitudes de violencia sutil que suelen ser llamados “micromachismos”, ya que, al ser cotidianos, suelen pasar desapercibidos. Sin embargo, son prácticas machistas, muchas de ellas normalizadas, que reproducen el orden patriarcal. El término fue acuñado en 1990 por el psicoterapeuta argentino Luis Bonino para hablar de los comportamientos masculinos cotidianos que fuerzan, coartan o minan la autonomía de las mujeres de forma sutil dentro de las relaciones de pareja heterosexuales. Estas prácticas refuerzan la posición de dominio de los hombres sobre las mujeres, machismo que parece invisible por la frecuencia con que sucede. El machismo es una ideología tan arraigada en nuestra cultura que se presenta de muchas formas; abarca no sólo dichos y prácticas frecuentes, sino comportamientos, chistes, bromas, incluso rituales y tradiciones, entre otras, que se encargan de negar a las mujeres como personas autónomas e independientes.
La fluidez de la lectura se debe precisamente al recuento de múltiples situaciones de discriminación y violencia que día, con día, enfrentan en su gran mayoría, mujeres y personas de la diversidad sexual. Es decir, aquellas personas que no se ajustan a los parámetros del patriarcado y al orden social de género que impone una jerarquía en la que los varones quedan en la cima.
No son micro. Machismos cotidianos es un libro accesible, principalmente para un público no experto en materia de género, el cual presenta 98 temáticas con ejemplos realistas y cotidianos, visibilizando cómo la violencia y la discriminación se han normalizado y están arraigadas en las prácticas y expresiones del día a día, a tal grado, que han permeado a los más altos niveles incluido el acceso a la justicia. No obstante, para públicos más especializados, la lectura ofrece novedosos ejemplos de las múltiples formas en las que las prácticas añejas de discriminación se mantienen vigentes y pueden materializarse en cualquier espacio.
En este sentido, términos como manterrupting, manxplicar, tone policing, mansplaining, gaslighting, manspreading, entre otros, son introducidos con una explicación clara y ejemplificativa que da cuenta de que las prácticas y actitudes discriminatorias siempre han estado ahí y que, disfrazadas de “normalidad”, aparentan no ser tan perjudiciales o problemáticas como otras conductas.
Asimismo, explica otros términos que han servido para desprestigiar, desinformar y normalizar la violencia contra las mujeres entre la población como el término feminazi, el uso selectivo de las palabras señorita frente a señora, roba novios y solteronas, entre otros.
Estas violencias han sido evidenciadas en su afectación a la mayoría de las mujeres a través de iniciativas en redes sociales como #PrimeiroAssedio en Brasil o #MiPrimerAcoso en México, el proyecto #EverydaySexism de la escritora británica Laura Bates y el movimiento internacional #MeToo; todos ellos han puesto de manifiesto la proporción del problema a través de la abrumadora cantidad de testimonios de mujeres que se atrevieron a denunciar sus experiencias. Al respecto, se trata de una problemática social que permea en distintas esferas sociales, que cruza fronteras y repercute en la vida de las personas en distintos niveles y en todas partes del mundo.
Un primer paso para eliminar los estereotipos de género que atentan contra la dignidad y los derechos de las personas, es identificarlos, para después modificarlos y hacerlos a un lado, y es ahí donde esta obra también ofrece aportaciones. En efecto, al enumerar múltiples ejemplos y ser propositiva en la medida en que, a través del recorrido que hace en distintos espacios y situaciones, la obra despierta la conciencia y brinda alternativas para deconstruir conductas y actitudes que afianzan la discriminación y la violencia.
A lo largo del recorrido de escenarios que ofrece la obra, el mensaje es contundente, «los machismos cotidianos nos afectan a todas las personas y ocurren en distintas formas y niveles». Resulta necesario evitar caer en la trampa de minimizar el mensaje o actitud discriminatoria con la idea de que, por ser muy simple o habitual, merece menos atención, pues es justo esta cotidianeidad, lo que complica su identificación y su erradicación.
Finalmente, luego de exponer situaciones del día a día en que se hace presente la subordinación y la discriminación contra mujeres, niñas y minorías sexuales, en las escuelas, los trabajos, los hogares, la calle, los medios de comunicación, la literatura y las relaciones interpersonales, entre otros, se denuncian estas actitudes y las autoras exhortan a no permanecer neutrales. Se propone la empatía como medio para combatir estos abusos.
La obra cierra con conclusiones que resaltan que las mujeres no estamos solas frente a las prácticas machistas y violentas, señalando que el primer paso es ser conscientes de las mismas y poder detectarlas, para lo cual este libro constituye una herramienta fundamental. Posteriormente, existe el derecho a reclamarlas, por lo que la denuncia, como elección personal, es una posibilidad para hacer frente a las mimas. No sobra destacar que otro aspecto en el que influyen de manera definitiva los machismos cotidianos es en el acceso a la justicia, lo cual afecta la confianza en las instituciones y genera frecuentemente la revictimización, contra lo cual se intenta avanzar incluyendo la perspectiva de género en la impartición de justicia.
Finalmente, el libro cierra con un glosario breve y claro sobre conceptos esenciales en materia de género que auxilian para hacer más accesibles los ejemplos contenidos a lo largo del texto.