Obtilia Eugenio Manuel, indígena perseguida, es la ganadora del Premio Nacional de los Derechos Humanos 2019

*Mención Honorífica post mortem a Modesta Chávez de la Rosa.

/Redacción/

Cdmx., 10 diciembre 2019.- Obtilia Eugenio Manuel, fue la ganadora del Premio Nacional de los Derechos Humanos 2019 y recibió medalla y diploma y cheque de manos del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, quien se comprometió a respetar los derechos humanos en su mandato.

Al entregar el Premio Nacional de Derechos Humanos 2019 a la integrante de la Organización del Pueblo Indígena Me’Phaa, Asociación Civil para la defensa de las personas indígenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador refrendó su compromiso de respetar los derechos humanos.

El jefe del Ejecutivo también otorgó la Mención Honorífica post mortem a Modesta Chávez de la Rosa, viuda de Margarito Díaz González; al mismo tiempo, se comprometió a reunirse con las comunidades de las galardonadas con el acompañamiento del subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas.

“Nos da gusto participar en esta ceremonia de entrega de este premio por la defensa de los Derechos Humanos. Nosotros llegamos a este Palacio después de luchar muchos años por la justicia y por los derechos humanos. Y ahora que estamos como autoridad, no podemos olvidar de dónde venimos, qué hemos hecho y cuáles son las causas que siempre hemos defendido (…) Siempre vamos a estar a la altura de ustedes”, expuso.

La líder indígena, integrante de la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM), de Costa Chica y Montaña de Guerrero, tiene una amplia y acreditada trayectoria de defensa de los pueblos indígenas y de las mujeres tanto al interior de las comunidades como al exterior.

Ella fue secuestrada en febrero pasado y, luego de una intensa presión realizada por organizaciones defensoras de derechos humanos, fue liberada por sus captores.

Obtulia se ha destacado por denunciar abusos por personal del Ejército Mexicano contra pueblos indígenas, principalmente mujeres que han sido violadas sexualmente y ha denunciado campañas de esterilización forzada.

La Mención Honorífica se le otorgo post Mortem al marakame Margarito Díaz González, representante del Consejo de Seguridad de Wirikuta, del pueblo Wirrárika del Nayar, Nayarit.

Margarito fue asesinado el 8 de septiembre del año pasado por hombres armados que llegaron hasta su domicilio. La medalla fue recibida por su esposa, Modesta Chávez de la Rosa.

VIDEO TESTIMONIO

OBTILIA EUGENIO MANUEL, PREMIO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS 2019: (Saluda en lengua indígena)

Les traduzco. Les saludé en mi lengua, me’ pah, que le saludo de que yo esté bien acá y aunque sea lejos se vinieron, pero están aquí con nosotros para el trabajo que realizamos como organización.

Igual, como dijeron, mi nombre es Obtilia Eugenio Manuel, soy del estado de Guerrero, mi comunidad se llama Barranca Guadalupe del municipio de Ayutla de los Libres, pueblos originarios. Es el me’pah, aunque todos nos dicen tlapaneco, pero eso es insulto, quiere decir ‘cara sucia’, ‘cara meca’.

No pude terminar el bachiller por falta de dinero. No hablo bien el español, lo aprendí a la fuerza en una casa que consiguió mi padre para que pudiera estudiar la secundaria. Los de la casa se enojaban y me maltrataban porque no entendía en su lengua.

Hoy en me encuentro en este Palacio Nacional con mucho orgullo y honor por estar con todos ustedes y con el presidente López Obrador, en quien he depositado mi confianza y esperanza para que juntos y nuestro pueblo cambiemos nuestro país.

Desde niña sentí gran dolor en mi corazón. En mis brazos murieron mis dos hermanos pequeños, los mató el sarampión; no sólo a ellos, 40 personas, hombres y mujeres y niños de mi pueblo. Fue hace 30 años. Nunca nos vacunaban, no teníamos camino ni escuela. Esos gobiernos nos olvidaron, creo que por ser indígenas.

Mi padre me dijo que estudiara para defender a mi pueblo. Por eso, me llevó a estudiar la secundaria a la cabecera municipal.

Cuando se levantaron los indígenas zapatistas en Chiapas, en mi pueblo llegaban los soldados, decían que nosotros éramos zapatistas. Nos maltrataron, violaron cuatro mujeres indígenas de mi comunidad. Nunca hubo justicia.

En el año 2002, junto con otros compañeros, empezamos a organizarnos. Soldados volvieron a violar a dos mujeres indígenas de nuestra organización, del pueblo indígena me’phaa, OPIM.

Desde ese tiempo hemos sido acosados y amenazados por gente del Ejército en complicidad con grupo delincuencial organizado. A mi hermano lo metieron en la cárcel y mataron al hermano de una de las mujeres violadas, asesinaron a mi prima con la que fundamos la organización y a sus dos hermanos y a mi tía; encarcelaron de manera injusta a cinco compañeros y mataron a dos compañeros, al dirigente del pueblo nasabi.

Actualmente hay orden de aprehensión en contra de mis hermanos por un delito que el gobierno de Zeferino Torreblanca fabricó en contra de integrantes de nuestra organización.

La historia que conozco de mi pueblo ha sido sufrimiento, también de lucha. En mi municipio se cometió la Masacre del Charco, en el estado de la matanza de Aguas Blancas; en Chiapas, del Acteal; los estudiantes asesinados en Tlatelolco. Hoy convivimos diario con graves problemas de violencia en seguridad.

Recibir este reconocimiento vale mucho para mí, pero es también una gran responsabilidad de ser mujer, por ser indígena. Mi conciencia me dice que debo seguir luchando por los derechos humanos, no puedo quedar callada cuando conozco que a diario hay muchas mujeres que son acosadas, atacadas, asesinadas.

No entiendo esta violencia contra nosotras, menos en los centros de estudios donde se supone que está la gente más civilizada y no se respeta a las mujeres.

Celebro el apoyo, la lucha en contra de la corrupción que ha emprendido el señor presidente, pues en muchos ayuntamientos sigue como algo normal, se da principalmente en la construcción de la obra.

En Ayutla hubo cambio para elegir a las autoridades municipales, pero no ha cambiado nada, no se ve la diferencia.

En febrero de este año fui secuestrada y torturada por denunciar la corrupción. Sigo viva gracias a las amplias movilizaciones colectivas y mujeres de organizaciones sociales, derechos humanos.

La verdadera policía comunitaria nació hace 22 años en La Montaña, está controlada por la asamblea de cada comunidad, su representación se llama Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, la cual es un sistema de seguridad y justicia indígena que ha servido para combatir la delincuencia.

Las autodefensas son otra cosa. Nacieron en buena intención, sin embargo, han sido penetradas por la delincuencia. Y una vez se hace labor de policía, deteniendo personas sin justificaciones, pidiendo, dinero, otras veces hacen peor. En mi municipio no hay policía municipal.

Como indígena carecemos de muchas cosas, también tenemos gran responsabilidad con nuestro país. Entiendo que el cambio se debe de dar de abajo hacia arriba, pero de arriba hacia abajo también. La situación actual dice que debemos tomar nuestro papel como ciudadanas y ciudadanos para transformar nuestra realidad.

Hoy tengo la oportunidad de decir ante usted, ante el pueblo, lo que pienso. Por eso pido que la violencia contra las mujeres en los pueblos, montañas, sierras, ciudades, calles, transportes, en fábricas, en oficinas, escuelas y universidades se acabe de una vez por todas. Ya no queremos ni un violador más en nuestro camino.

Pido también que el dinero que manda el gobierno federal a los ayuntamientos, a la obra pública sea entregado directamente a los pueblos mediante su comité de obra nombrado por su asamblea para evitar más corrupción.

A la verdadera policía comunitaria debe de apoyarse en el marco legal con el que actúa la seguridad y justicia correspondiente. El Estado debe de asumir su plena responsabilidad y también corresponde el desarrollo nacional.

Por todo esto, desde aquí le solicito atentamente una reunión de trabajo para plantearles nuestra propuesta de desarrollo de manera conjunta, trabajar. Como bien lo dice, primero los pobres, y nosotros, los pueblos originarios, somos los más pobres.

Muchas gracias por escucharme.

MODERADOR: A continuación, proyectaremos la videosemblanza de la ciudadana Obtilia Eugenio Manuel.

(INICIA VIDEO)

OBTILIA EUGENIO MANUEL: Mi nombre es Obtilia Eugenio Manuel, soy de una comunidad de Ayutla de los Libres, que es del estado de Guerrero, mi comunidad se llama Barranca de Guadalupe. Mi comunidad cuenta con 300 habitantes y todos son me´phaas.

Cuando yo tenía como seis, siete, ocho años, yo vi que un señor llegó y maltrató a su mujer. Le pegó y él empujó a su mujer, y estaba moliendo el molino de mano. La señora estaba embarazada, él la golpeó, yo la vi. La señora sangró y poco después de eso, esa señora se murió por el golpe que recibió de su marido. Y no le hicieron nada a ese señor y la señora se murió porque se había muerto el bebé adentro.

Y mi papá me decía: ‘Tú tienes que hablar, viste lo que pasó a la señora, que no habló’. No sabía yo hablar en español, me tenía que quedar en donde hablaran español.

Y mi papá me decía: ‘Tú vas a ir a aprender hablar en español y a escribir para que puedas regresar a ayudar a tu comunidad. Ya que aprendas tú, tienes que regresar a la comunidad, porque en la comunidad no participan a las mujeres. Porque las mujeres tienen que hablar y esa es la forma para poder ayudar a las mujeres’. Es lo que me decía mi papá.

A pesar de que no había ni carreteras y todo eso, llegaban a los militares a las comunidades, se metían a las casas y mataban gallinas o chivos, pero ni se los comían, porque ahí se dejaban tirados.

Es cuando en ese año fueron a cuatro mujeres que fueron violadas por militares en mi pueblo y no lo denunciaron por el miedo. Y decían ahí en mi comunidad: ‘Es que no podemos denunciar, porque ellos están armados, porque vienen a matar a los indígenas’ y decían que en Chiapas estaban matando a los indígenas.

Entonces, fue cuando nosotros vemos que era necesidad de organizarnos, cuál es el derecho que tenemos. Es un derecho tener una educación, salud y nosotros decíamos: Un derecho a tener vivienda. Para ellos, que tú conoces a tu derecho, eres una persona de alto peligroso y entonces somos los que nos matan, nos asesinan. Pero para mí esto me ha dado mucho a luchar de mi pueblo.

Sé que en mi pueblo son poquitos y tener de lo que tenemos que tener y para mí era tener educación, a tener a salud, a tener a desarrollo, a tener a carreteras en el pueblo para poder transportar los enfermos.

Y yo he ayudado a mujeres que han pasado a eso y hemos denunciado, porque hay unos médicos o enfermeras que a veces tratan mal a los pacientes. Puedo hablar y echar muchas flores, pero lo que va a hablar es mi trabajo: ‘Mira cómo sacó bien bonito, tiene harto maíz o tiene hartos frijoles’. Para mí, eso yo le digo a las enfermeras, no va a hablar como físico, tiene que hablar su trabajo: ‘Mira, hizo bien el trabajo, mira cómo sacó, el paciente está así y bien’, y la gente va a estar bien agradecida.

Siempre ha sido difícil, pero lo más complicado de lo que pasé en febrero. Me bajan ahí y que me ponen en la pistola y me agarran del cabello, y me suben en el carro y de ahí nos llevaron así, boca abajo, nos vendaron ahí. Ya dentro del carro venía con una pistola atrás para mí. Llegué yo a sentarme así y llegaban y me agarraban de la cabeza y me daban en la pared y decían, llegaban y me golpeaban, decían: ‘Ahora a ver qué periodista echaba más chile en esto’. Así decían.

Y escuchaba muchas cosas, escuchaba yo cuando me estaban acordándome y golpeándome ahí, me dicen: ‘Esta vez te vas a escapar, tendrás tu oportunidad, pero vas a cumplir. Estas son las condiciones que te vamos a dar: Número uno, no vas a ir a denunciar, si vas a denunciar ya sabemos dónde está tu familia, tus hijos, vamos a ir por ellos. Por esta vez te vas’.

Me dejaron en una orilla de la carretera: ‘Si en cinco minutos te volvemos a ver aquí te va a cargar la chingada’. Yo decidí ir a declarar, doy cuenta quiénes son.

Doy muchas gracias a las organizaciones y por eso estoy viva, porque si no conocieran de mi trabajo otras organizaciones, no estuviera yo aquí.

Muchas gracias que me otorgaron este reconocimiento. No es para mí ese premio, sería para todas las mujeres y para todos los indígenas y los que han nacido víctimas de defensores de derechos humanos, que sean muerto y todo, pero la lucha ahí sigue.

(FINALIZA VIDEO)