Otra ocurrencia más en salud .

* Carolina Gómez Vinales .

El pasado 31 de agosto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se crea el organismo público descentralizado denominado Servicios de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social para el Bienestar (IMSS-Bienestar). “El IMSS-Bienestar tiene por objeto brindar a las personas sin afiliación a las instituciones de seguridad social atención gratuita médica y hospitalaria con medicamentos y demás insumos asociados, bajo criterios de universalidad e igualdad, en condiciones que les permitan el acceso efectivo, oportuno, de calidad y sin discriminación alguna”.

Este decreto lo que hace es sustituir tácitamente al Insabi, que es otro organismo descentralizado, sectorizado en la Secretaría de Salud. El Insabi tiene (o tenía) por objeto proveer la prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados a las personas sin seguridad social. Son idénticos, ¿no? Entonces, ¿cuál fue la intención de convertir un programa social, sujeto a reglas de operación, con una intención solidaria hacia las regiones rurales y población indígena del país, en un operador financiero y rector de la salud?

Es inexplicable para mí. Entre 2006 y 2011 fui la coordinadora nacional del IMSS Oportunidades, así se llamaba entonces, y cuando llegué, y así lo dejé, no contaba con suficiente personal administrativo a nivel central; se apoyaba en las 20 delegaciones del IMSS donde operaba, y prácticamente todo el funcionamiento lo hacíamos con apoyo de la estructura administrativa y financiera del Régimen Ordinario del IMSS. Mis acuerdos y decisiones de trascendencia las conocía el H. Consejo Técnico, organismo integrado por la parte gubernamental, los empresarios y el sector obrero. Ellos sabían que el subsidio del Ramo 19 se transfería íntegro y se administraba para el programa. No había duda, porque al final del año se presentaba un informe financiero.

Teníamos, eso sí bajo el amparo del Acuerdo 126, la posibilidad de referenciar a una paciente con complicaciones obstétricas al segundo o tercer nivel de atención del IMSS ordinario, pagando un costo por cada caso. Con eso se redujo significativamente la tasa de muerte materna en mi gestión. ¿Los nuevos beneficiarios tendrán acceso al tercer nivel de atención del IMSS? Imagino que no por el volumen de pacientes.

El IMSS-Bienestar surgió desde 1979 para operar dos milunidades médicas rurales en regiones especialmente indígenas y 52 clínicas-hospitales de campo. Estimando atender, en aquel momento, a 10 millones de personas, y para 1981 se habían rebasado estos planes, pues se atendieron 14 millones de personas en 3,024 unidades médicas. Su distinción fue siempre colaborar estrechamente con la comunidad. Es decir, su modelo de atención sí era viable en las áreas rurales.

El decreto ahora establece que la Junta de Gobierno la encabezará el titular del IMSS, quien tiene voz y voto de calidad. Que participan la Secretaría de Salud, Hacienda, Trabajo y Bienestar. Que la directora general sólo tendrá voz y deberá ejecutar las decisiones de su jefe y las demás dependencias, y asumir las responsabilidades de administrar los servicios de salud de un número por ahora indefinido de entidades federativas. Todo con el respaldo del sindicato del IMSS e intuyo que también de sus delegaciones. La ocurrencia es obvia: hoy en día existen y conviven dos entes federales con el mismo propósito. Nuestros impuestos al servicio de la burocracia.

Según la ENSANUT 2021, 44% de la población derechohabiente del IMSS no acude a atenderse al IMSS: 39% va al sector privado y 5% con otros proveedores públicos. De lo anterior surge la pregunta más importante: ¿qué harán estas autoridades para hacer valer el acceso a la salud de los mexicanos? Y, además, explicarles a los usuarios que, definitivamente, no tendrán acceso a los hospitales de mayor prestigio del IMSS.