Pide López Obrador el sometimiento de la prensa

Franja Sur:

René Alberto López

Los periodistas no podemos, no debemos quedarnos callados ante la advertencia del presidente López Obrador, quien prácticamente ayer en su mañanera cometió un desliz, que será tema de debate por los siglos de los siglos.

Y es que desde su púlpito mañanero demandó el sometimiento de la prensa al sentenciar que “el buen periodista es el que apoya la Cuarta Transformación; el que no, no actúa con rectitud”.

Si acogiéramos tremendo despropósito, los comunicadores que nos tocó vivir estos tiempos pasaríamos a la historia como “agachones”, como pasarán a la historia los gobernadores que hoy son sometidos y mandados desde el Palacio Nacional.

Bien, ayer en la mañanera del presidente en Palacio Nacional, se suscitó un caso que, en los años venideros, será parte de la historia del periodismo en México.

Ahí, en presencia de la comunidad periodística que cubre el sermón mañanero, López Obrador lanzó un nuevo ataque contra los medios de comunicación, particularmente contra la revista Proceso.

Resulta que el reportero de Proceso, Arturo Rodríguez, interrogó al presidente respecto a la presunta vinculación de Ricardo Salinas Pliego –de los empresarios cercanos al presidente– en el caso Fertinal, tema publicado en portada en su reciente edición.

Esto molestó sobre manera al presidente. Después de alegar que no hay denuncia en contra de Salinas Pliego, aprovechó para que se lanzara contra los medios de comunicación.

Entre sus cuestionamientos señaló que sería interesante hacer una investigación para conocer “cuáles fueron los medios, los periodistas que actuaron con rectitud en todo el periodo neoliberal (…)”.

Agregó que “pasó de noche el periodo neoliberal, todo el periodo de saqueo, de pillaje, ahí están en falta los medios. Con todo respeto”, señaló AMLO.

Y, con todo respeto, este es un debate perdido para el presidente, porque, si ha existido en México (antes de que López Obrador militara en la oposición), una prensa crítica al poder, ha sido Proceso, incluso, la revista junto con el diario La Jornada, fueron de los únicos medios que le dieron voz, espacios al tabasqueño, para que se lanzara contra la “mafia en el poder”, en tiempos que tenía a toda la prensa en contra.

Así, Proceso, para que se enteren las nuevas generaciones, nunca ha estado sometido al poder. Esa es una de sus fortalezas. La otra son sus periodistas. Honor a quien honor merece.

Olvidarse del pasado reciente, es uno de los grandes desaciertos de políticos, cuya indiferencia hacia las herramientas con que contaron para llegar a donde están, los zambulle en las aguas negras de la ingratitud.

La verdad, la verdad, la revista Proceso no se merece el trato que le ha dado López Obrador apenas llego a Palacio Nacional. Y es que el tabasqueño olvida otra cosita. En su papel de opositor al sistema, siempre criticó a los medios sometidos al gobierno. Y, ahora pide que se sometan a su gobierno.

Tal vez el presidente aún no asimila que él ya es gobierno, que él ya está en el poder, que ya no es opositor, aunque siga en campaña, y, la revista Proceso, seguirá en su función, tiene la responsabilidad de continuar como un medio crítico, de lo contrario perdería su esencia.

Y, de Ripley. Lo más insólito en la mañanera, que dejó a todos con los ojos cuadrados (menos a sus aduladores, claro), fue cuando refirió: “La revista Proceso por ejemplo, no se portó bien con nosotros”.

Imagínese que en su alegato López Obrador recurrió a los nombres de periodistas históricos como los hermanos Flores Magón, entre otros. Pero le dio otra connotación, ha de creer el presidente que no conocemos la historia, que no leemos, que somos totalmente ignorantes.

Los hermanos Flores Magón y José Práxedis Guerrero nunca estuvieron al servicio del poder, su lucha fue en contra del gobierno opresor, que estaba en manos de los conservadores, pero si los opresores hubiesen sido los liberales, también los hubiesen enfrentado.

Además, ellos hicieron periodismo militante, caso muy diferente al periodismo de estos tiempos, en donde en las escuelas de comunicación a los periodistas les enseñan a ejercer periodismo profesional, imparcial. Ser un vínculo entre el poder y la sociedad. Si el periodista toma partido, pierde credibilidad ante los lectores, al convertirse en un reportero que dará a conocer los hechos de manera parcial.

Si hay comunicadores que quieren hacer periodismo militante, entonces que se afilien a un partido político. La verdad, la verdad, son otros tiempos, señor presidente.

Por eso, habrá que ir pensando con seriedad si la mentada “transformación” de Morena es: “hacia atrás”, o “hacia adelante”. Ya no se sabe.

Ahí se las dejo…
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