Polo Domínguez, ¿justicia o venganza?

Sin tacto

Por Sergio González Levet

Le pregunto a mi Gurú cuál es la relación entre la justicia y la venganza, y en plan de filósofo me responde que son dos naturalezas que, como el agua y el aceite, no pueden mezclarse, “están formadas por distintas moléculas, si me permites la metáfora” (que más bien es metonimia, pienso yo, en modo literato).
“Es más” -concluye el pensador- “no sólo no se mezclan, sino que se excluyen la una a la otra. Así, un acto justiciero deja de serlo si está manchado por la sombra de la venganza, o una venganza pierde su razón y su génesis si se deja encantar por la razón de la justicia”.
La pregunta me vino a la mente al enterarme que una instancia federal ordenó le quitaran la patente de Notario de Veracruz al reconocido licenciado Leopoldo Domínguez Armengual, quien se desempeñó -y ahí el dato revelador- en la pasada administración estatal como Secretario de Turismo.
Persona muy cercana en la amistad y el trabajo a Miguel Ángel Yunes Linares, el notario Domínguez Armengual tiene 35 años operando como tal y ha mantenido prestigio y respeto, a decir de sus numerosos y satisfechos clientes.
La Notaría número 10 del Puerto de Veracruz es una oficina con reconocimiento, y por eso su titular pudo remontar las sospechas de la Fiscalía General del Estado cuya encargada, Verónica Hernández Giadans (que hoy quiere convertirse definitivamente en Fiscal -o Fiscala, a decir de las feministas-), ordenó en su momento que lo investigaran a fondo.
Y como no pudo la autoridad local con el eminente abogado, tuvieron que recurrir, como es costumbre entre tantas pifias e incapacidades, al auxilio del Gobierno federal.
Pero lo han hecho en un mal momento, por lo que el tufo de la venganza contamina la diáfana claridad que debe tener la justicia. Al ejercer esta acción, dejaron en incapacidad de defenderse al acusado, puesto que no hay tribunales abiertos en los que Leopoldo Domínguez Armengual pueda contraponer alguna acción legal o iniciar un juicio de amparo.
Y lo cierto es que apenas se normalice la actividad en el Poder Judicial, la ley dará la razón a quien la tiene, y la Notaría 10 volverá a abrir sus puertas.
Suena más a venganza que a justicia. ¿No es cierto?
Y hay que añadir que este movimiento pudo haber sido pensado como una cortina de humo, una caja china, para obnubilar las notas sobre la elección del nuevo Fiscal (o Fiscala) que se está dilucidando en la Legislatura en estos días tan inconvenientes, y en los que la cargada morenista se deslindará a favor de que la encargada suba al nivel de titular.
Don Leopoldo Domínguez es un irreprochable profesional del Derecho, y sabe que tiene la ley de su lado, aunque también tiene conocimiento de que por ahí le da a las nuevas autoridades por querer torcerla a su favor.
¡Pero nunca se va a dejar!

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