*Cuestiona el desmantelamiento de la Conadi, el negarles a niños con cáncer su derecho a la salud, el desprecio a la sociedad civil.
/Redacción/
Cdmx 20 junio 2020.- En un dura carta Kathia Dartigues argumenta las causas de su dimisión a la Asamblea Consultiva de la Conapred, que en resumen aduce no estar de acuerdo con el presidente en su ejercicio del poder y el acotar derechos de la población civil, con quien se comprometió a defenderla en campaña, entre otros factores.
“La forma de encarar el clasismo, el racismo, la homofobia, la transfobia, la discafobia y todo tipo de discriminación que vivimos hoy en México no es la venganza a una clase social y a un color de piel”, sentencia la activista que dedicó sus ultimos años a combatir la discriminación.
La activista contra la discriminación y pro derechos humanos de personas con discapacidad refiere su pesar por lo que ocurre en la silla presidencial que anula la agenda progresista comprometida.
“Sí veo surgir al país de un solo hombre que ejerce el poder. Por más compromiso que tengan con los derechos humanos la secretaria Olga Sánchez Cordero y el subsecretario Alejandro Encinas, sin apoyo claro del Presidente no podrán impulsar su agenda robusta y progresista. Lo escribo con mucho pesar”.
No coincido con la visión presidencial de recortar presupuesto en el tema de la discriminación, cuando destinar recursos a la protección de derechos es una inversión y no un gasto. No se superará la pobreza y la discriminación -que es su hermana gemela – quitándole fuerza al Estado. No creo en ese camino”, advierte.
La periodista expone así sus motivos y agradece al equipo con quien trabajó en los últimos años de Conapred.
CARTA
Del escritorio de Katia D’Artigues
Ciudad de México, a 19 de junio de 2020
Olga Sánchez Cordero
Secretaria de Gobernación
Alejandro Encinas Rodríguez
Subsecretario de Gobernación
Mariclaire Acosta Urquidi
Presidenta de la Asamblea Consultiva de Conapred
En los últimos días, durante tres conferencias consecutivas en Palacio Nacional, el presidente
Andrés Manuel López Obrador ha cuestionado la existencia y aportes de Conapred, el Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación, a la vida de México durante los últimos 17 años.
No es una institución que ha simulado cumplir con su cometido. Al contrario, es una institución que ha protegido y defendido a quienes también el presidente nos prometió proteger: los más invisibles, los más vulnerados y también a los más pobres. Ha dado la batalla y abierto frentes como los derechos laborales de trabajadoreas del hogar, que hoy son una realidad; de la infancia y las mujeres trans, de los derechos de personas con discapacidad y su inclusión escolar y en todos los ámbitos de la vida, ha logrado reinslatar a personas que sacaron el Ejército y Fuerzas Armadas por vivir con vih, el reconocimiento Constitucional a pueblos y comunidades afromexicanas. No puedo enumerar todas las causas entrañables, justas, trascendentes que ha encabezado y que fueron productos tangibles, que han cambiado la vida de millones de personas gracias a una política de Estado incluyente.
Sí veo surgir al país de un solo hombre que ejerce el poder. Por más compromiso que tengan con los derechos humanos la secretaria Olga Sánchez Cordero y el subsecretario Alejandro Encinas, sin apoyo claro del Presidente no podrán impulsar su agenda robusta y progresista. Lo escribo con mucho pesar.
No coincido con la visión presidencial de recortar presupuesto en el tema de la discriminación, cuando destinar recursos a la protección de derechos es una inversión y no un gasto. No se superará la pobreza y la discriminación -que es su hermana gemela – quitándole fuerza al Estado. No creo en ese camino.
He visto en los últimos meses cómo poco a poco se recortan inversiones públicas para atender a grupos en situación de vulnerabilidad: refugios a mujeres violentadas, estancias infantiles para infancias, para víctimas y familiares de desaparecidos.
He visto cómo han desmantelado Conadis – el Consejo Nacional para la Inclusión de las Personas con Discapacidad – pieza a pieza hasta volverlo un cascarón inoperante, pese que es parte de un compromiso internacional de México, atado al Artículo 1º. de la Constitución Mexicana.
He visto cómo se menosprecia a la sociedad civil que encarnan, por ejemplo, en los padres de niños con cáncer que luchan por el derecho más básico; el derecho a la salud, el derecho a que sus hijos tengan medicinas.
He visto cómo este gobierno, que se prometió progresista y por ello asumimos abrazaría con más fuerza todas estas causas, nos ha abandonado. Los funcionarios actuales, cuando eran oposición siempre estuvieron de nuestro lado: el de la sociedad civil que impulsó la creación de estas instituciones como piezas claves de la política pública. Luchamos juntos para que fueran independientes, libres, y así cumplieran con su urgente misión. Para qué ‘aplanaran la curva’ de la discriminación histórica y estructural de muchos grupos en situación de vulnerabilidad. Estas supuestas “minorías” que, si las sumamos, son la mayoría de la población.
La forma de encarar el clasismo, el racismo, la homofobia, la transfobia, la discafobia y todo tipo de discriminación que vivimos hoy en México no es la venganza a una clase social y a un color de piel. Es el abrazo y la celebración de las diferencias. Descabezar a Conapred, reducir su plantilla de directores adjuntos, replantear su rediseño institucional para supuestamente “fortalecer”, pero recortando el presupuesto contradice que lo que dicen que quieren hacer. Implica ‘regresar al closet’ a grupos vulnerados, cuando Conapred los visibilizó, los defendió, puso sus temas y sus agendas sobre la mesa.
Entiendo, porque el presidente lo ha dicho, que estos cambios serán parte de una reforma del Estado que se discutirá en el Congreso cuya intención es desaparecer los organismos autónomos. Ojalá que se dé un debate necesario a través del parlamento abierto. De ser así, si soy invitada, estaré ahí para dar mi opinión. Si no, opinaré desde mis espacios en el periodismo.
La definición del presidente sobre quién es discriminado y quién no, sobre quiénes pueden legítimamente -según él- defender estas causas desde los órganos reducidos del Estado es un traje que no me queda.
Por más que haya dedicado gran parte de los últimos 14 años de mi vida a la causa por la no discriminación, y los derechos de las personas con discapacidad en particular. Yo estaré, por convencimiento propio, en la lucha por el acceso real a los derechos de todas las personas mientras viva. Lo haré desde la sociedad civil, sin partido, pero con mi pluma y mi voz.
Agradezco mucho a todas las personas que hicieron, hacen y ojalá sigan haciendo posible la labor del Conapred.
Gracias al presidente y presidentas con las que trabajé: Ricardo Bucio, Alexandra Haas y Mónica Maccise.
A cada uno de mis compañeros durante tantos años de la Asamblea Consultiva que tanto me enseñaron durante el periodo 2010-2016 fui integrante y el tiempo posterior, cuando fui electa, por la misma Asamblea, para quedarme como invitada permanente, cargo honorario al que renuncio hoy.
Atentamente,
Katia D’Artigues Beauregard