Programa de Liberación de Mujeres: un plan del Gobierno CDMX plagado de deficiencias

/ Escrito por Diana Hernández Gómez /

22/08/2022/ Cimac Noticias /Ciudad de México.- El 1 de julio de este año, Dulce Pilar Hernández García desapareció tras haber sido liberada del penal de Santa Martha Acatitla. La mujer salió de este centro penitenciario por medio del Programa de Liberación de Mujeres del Gobierno de la Ciudad de México. Dicha intervención otorga la libertad anticipada a mujeres en condiciones de vulnerabilidad.

Sin embargo, el programa no provee todos los recursos necesarios para que las mujeres experimenten una reinserción adecuada tras abandonar las cárceles. Esto las coloca en el foco de las mismas violencias y peligros que atravesaron antes de ser privadas de su libertad. Entonces, ¿qué tan efectiva es la iniciativa del Gobierno capitalino?

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en los centros penales de República mexicana hay 9 mil 474 personas con alguna discapacidad y 7 mil 055 originarias de alguna comunidad indígena.

El Programa de Liberación de la Ciudad de México beneficia precisamente a mujeres de estas dos esferas poblacionales desde su creación en 2019. A grandes rasgos, entre las 53 mujeres que han sido puestas en libertad desde entonces se encuentran indígenas, personas con enfermedades crónicas o terminales, y quienes viven con alguna discapacidad física. Todas ellas, además, enfrentaban sentencias menores.

Durante una conferencia de prensa realizada tras la desaparición de Dulce Pilar, Renata Villarreal –vocera y fundadora de la colectiva Marea Verde México– destacó que este tipo de programas son sumamente necesarios. Sin embargo, tanto ella como Citlalli Fernández –fundadora del colectivo Ave Fénix, el cual da acompañamiento a mujeres privadas de su libertad– coinciden en que esta iniciativa tiene muchas fallas al momento de aplicarse.

Un programa de liberación para mujeres, pero sin perspectiva de género

Una de las deficiencias en la intervención es que, tal como sucedió con el caso de Dulce, las mujeres no son notificadas con un buen margen de tiempo acerca de su liberación. Esto no les permite planear adecuadamente su salida ni dar aviso a sus familiares o redes de apoyo para organizarse.

Otro problema es que no todas cuentan con una red de apoyo y en muchos casos, tampoco tienen un hogar al cual llegar cuando salen de los centros penitenciarios. En parte, esto se debe a que el 60 por ciento de las mujeres reclusas son abandonadas por sus seres queridos, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Para Renata Villarreal, otro de los factores determinantes en estos casos es que muchas de las mujeres privadas de su libertad provienen de entornos violentos. Dulce Pilar, por ejemplo, sufría violencia física y sexual en casa, lo que la obligaba a permanecer en situación de calle la mayor parte del tiempo. Así surge el cuestionamiento sobre a qué tipo de esferas regresan las mujeres una vez libres, si es que deciden volver a los hogares con sus agresores.

Además de esto, una vez fuera, las posibilidades de conseguir empleo para una mujer ex reclusa pueden ser bajas. Esto tiene que ver, en primer lugar, con la estigmatización de la que son víctimas tras salir de la prisión –la cual proviene incluso de sus propios familiares–; y por otro lado, con bajos niveles de escolaridad.

De acuerdo con el Instituto de Reinserción Social de la Ciudad de México, muchas de las personas que salen de prisión deben recurrir a trabajos informales por la dificultad de acceder a  empleos más estables.
CIMACFoto: César Martínez López

Según el Censo Poblacional del Sistema Penitenciario Federal y Estatales 2022, el 39.6 por ciento de las 12 mil 420 mujeres presas en México estudiaron hasta la secundaria. El 24.6 por ciento estudió primaria o preescolar, y el 3.8 por ciento no tiene ningún grado de estudios. En contraste, únicamente el 6.7 por ciento de ellas cuenta con alguna licenciatura.

Liberación deben acompañarse de programas de reinserción

El Gobierno de la ciudad cuenta con un plan de reinserción social para personas que salen de penales o prisiones. Pese a esto, el estudio La reinserción social de las mujeres en México de la organización Equis Justicia muestra que las mujeres siguen enfrentando diversas dificultades al salir de los centros penitenciarios del país.

Entre estos obstáculos para su desarrollo personal se encuentra la falta de apoyo institucional para acceder a una vivienda digna, al trabajo o la educación. Esto puede deberse a que, de acuerdo con las declaraciones de Renata Villarreal y Citlalli Fernández, el Programa de Liberación de Mujeres no les ofrece otro tipo de soporte más allá de la salida anticipada: las deja a su suerte. 

El estudio publicado por Equis Justicia en 2021 explica que ya desde 2018 había protocolos de egresos definitivos para mujeres y hombres en el sistema penitenciario de México. No obstante, la investigación también indica que estos lineamientos no toman en cuenta las necesidades de las personas al salir de los penales ni el nivel de vulnerabilidad al que se enfrentan.

Así, el Programa de Liberación de Mujeres muestra deficiencias en su aplicación no solo al momento de poner en libertad a quienes han sido recluidas —muchas veces, sacadas de las cárceles a altas horas de la madrugada–, sino también al reintegrarlas a la sociedad sin ningún tipo de soporte.

Lo anterior apunta a la necesidad de que este tipo de iniciativas contemplen una verdadera una perspectiva de género, a partir de un panorama mucho más amplio sobre lo que implica salir de prisión al ser una mujer.