Malo GuzmanHoy sabemos, gracias a Quinto Elemento Lab, Proceso y Univisión, como parte de un trabajo colaborativo coordinado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, que la nueva mafia del poder versión 4T está conformada —en parte— por Julio Scherer, exconsejero jurídico de la Presidencia; Jorge Arganis Díaz, actual secretario de Comunicaciones y Transportes; un senador por Morena, Armando Guadiana, y Julia Abdala, “pareja sentimental” de Manuel Bartlett. Estos y otros dilectísimos miembros integran el exclusivo club de los Pandora Papers.
Ellos son parte de los tres mil mexicanos que se ha detectado recurren a los paraísos fiscales para mover sus fortunas. Sabremos pronto de otros nombres: para hacerla de emoción, se darán a conocer en parcialidades, tal y como lo hace la Cuarta Transformación con información pública que tiene en su poder y es de interés nacional. En fin, hasta aquí nada que sea sorpresa —salvo para uno que otro incauto— ni forzosamente ilegal.
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La ilegalidad, que habría que probar, vendría encima. Esto es, que al recurrir a esta práctica se hayan evadido impuestos y, para el caso específico de los políticos que hoy se sabe son más bien de cuarta, no haber declarado todos sus bienes. Todo apunta a ello.
Debería López Obrador espetarles: “¡Tomen —todo el peso de la ley— para que aprendan!”. O, cuando menos: “¿Cómo pudieron sacar dinero de un país saqueado y llevarlo a un paraíso fiscal sin que pase nada? ¡Eso es inmoral!” Y es que eso es precisamente lo que dijo el presidente en la palestra mañanera del 18 de agosto del año pasado.
Sería triste para el país, además de vergonzoso, que hoy AMLO diga que todo se trata de un complot contra la Cuarta Transformación o, bien, que eso fue antes de que entraran a su gobierno y una vez dentro, habiendo pasado por el proceso de purificación milagrosa de su régimen, hicieron a un lado sus malos hábitos.
Podría pedir a la Fiscalía General de la República, a la UIF de Hacienda y al SAT investigar a los miembros de la 4T, dada la vigencia de la reforma penal creada para evitar la evasión y el fraude fiscal. Sin embargo, ya habiendo escuchado las palabras ofrecidas por Santiago Nieto ayer por la tarde en su cuenta de Twitter, resultará que los cuatroteros NO son LOS culpables de evadir al fisco: “Hemos visto la investigación periodística denominada Pandora Papers. La #UIF ya inició la investigación en México, cumpliendo con el compromiso del presidente López Obrador de combatir corrupción. Por ello insistimos que es necesario avanzar en identificar beneficiarios finales.”
¡¡¡¡¡¿Beneficiarios finales?!!!!! No cabe ya la menor duda: el cinismo de esta administración no tiene parangón. ¿No son los beneficiarios finales quienes los reporteros especializados en indagar estos menesteres nombran después del análisis de toneladas de documentos comprobatorios? ¿O ya se le está avisando a la ciudadanía mexicana —también a la del mundo entero— que en México solo se investigará a empresarios?
Seguramente Santiago Nieto dirá también que hay más priistas en la lista que políticos de cualquier otra denominación, y que con ellos iniciará su investigación… Como si con eso bastara para justificar las transas dentro de la 4T.
Armando Guadiana, senador carbonífero (recordemos que las minas son concesiones del Estado, no es dueño de estas) y contaminante, dueño —ahí sí— de universidades privadas, el mismo que pide se audite a las universidades públicas, tiene un fideicomiso en las Islas Vírgenes Británicas llamado “The Hawaii Trust”. Lo estableció con un depósito inicial de 250,000 dólares. Luego “me atonté en el asunto de la Declaranet” — dicho por él— y olvidó declarar un patrimonio de 28 millones de dólares y dicho fideicomiso, sobre los cuales no pagó impuestos…
Tanto él como Bartlett se rasgan las vestiduras hablando de la soberanía energética, pero guardan ominoso silencio sobre la práctica de evasión de impuestos.
Por su parte, si bien desde hace más de 20 años Julia Abdala Lemus tiene problemas con sus cuentas y propiedades (en tiempos de Enrique Peña Nieto, el SAT le condonó impuestos), es en este sexenio que una investigación demostró que es dueña de más de 25 propiedades con un valor superior a los 800 millones de pesos y es en esta administración que Irma Eréndira Sandoval, antes titular de la Secretaría de la Función Pública, dijo que a Manuel Bartlett no se le podía asociar jurídicamente a ella. Me parece que las extensiones inmobiliarias y este nuevo señalamiento en los Pandora Papers complican poder creer que Bartlett no tiene nada que ver…
Jorge Arganis aceptó su participación en una sociedad, pero dijo que: “fue creada como parte de la estrategia financiera que Stanford recomendaba a sus clientes” y que dichos recursos fueron producto del ejercicio de su profesión en la iniciativa privada. Será el sereno, pero el hecho es que también “olvidó” ponerla en su declaración patrimonial.
Queda por mencionar —por ahora— a Julio Scherer. Es menester preguntarse: ¿renunció a la Consejería porque ya sabía lo que venía con este escándalo? ¿Por qué, aduciendo se trataba parte de su actividad privada, tampoco declaró estas fortunas?
Aquí una cosa queda clara: nadie se salva; ningún régimen, ningún color. Pero hay otra más: los que prometieron ser diferentes al resto y no cumplieron ¡fueron los lopezobradoristas!, y quizá resultaron peor de sinvergüenzas.
No existen muestras de castidad ni de pureza. La honestidad valiente, la lucha frontal contra la corrupción, el barrer las escaleras de arriba hacia abajo y la reforma fiscal penal son promesas vacías y sin sentido. Debemos entenderlo de una buena vez.
Los moralmente superiores no lo son. Al vender una falsa esperanza resultaron peores de que quienes acusaban. Son fifís y aspiracionistas cual más al tener dinero y propiedades en el extranjero, así como inversiones millonarias fuera de nuestro país.
La familia lopezobradorista ha recurrido a los paraísos fiscales, fideicomisos opacos (tal vez a estos son a los que se refería AMLO hace un año), empresas inexistentes y malabares financieros para no pagar todos los impuestos.
Sin embargo, la espada justiciera de la 4T solo blande su furia contra lo sucedido hace 500 años o persiguiendo a científicos y académicos. Mientras, el robo, la evasión, las “aportaciones” a campañas, las omisiones en las declaraciones de los miembros de la 4T se pasan de lado.
¡Qué bonita, deshonesta, inmoral, corrupta y evasiva es la gran familia lopezobradorista! México: ¡despierta de una buena vez!