Sin tacto
Por Sergio González Levet
Ah, los grillos en Morena, que siguen el modelo de los priistas dinosáuricos y cometen, aumentados, los errores que llevaron al otrora partidazo a la debacle electoral, financiera y de poder.
Ah, los morenistas, que están cometiendo los mismos excesos por los que el electorado dejó de votar por los panistas enquistados en la Presidencia.
En Veracruz y este fin de semana, no pudieron guardar la formalidad sanitaria y menos la urbanidad política, y así Esteban Ramírez Zepeta y Javier Gómez Casarín se enredaron con el balón al convencer -casi obligar- al dirigente nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, a que asistiera a una extraña reunión, pretendidamente con los militantes veracruzanos, en la que dio posesión a un innecesario comité que se encargará de llevar las riendas de su partido (que no es “partido”, sino “movimiento”). ¡Un comité encabezado por Ramírez Zepeta, que es un aspirante (el impulsado por Cuitláhuac, dicen) a la presidencia estatal que se dirimirá en las últimas semanas de julio!
Lo dicho, es el más puro estilo del tricolor de los años 70 del siglo pasado, cuando las órdenes del tlatoani priista se cumplían sin faltar, aunque con la interpretación que le solían dar los operadores políticos locales, siempre con algunos detalles a su favor personal.
Vino Alfonso Ramírez, lo metieron a un evento en el que entraban -entorilados por vallas y guaruras del Palacio de Gobierno- los simpatizantes del grupo en el poder y quedaban fuera muchos militantes históricos, fundadores del Movimiento, y hasta algunos diputados no considerados gente de casa, de la casa del Góber.
Todo el movimiento y la traída casi a jalones del líder nacional fue con el fin de bajar de su posición de eminencia dentro del partido a Gonzalo Vicencio Flores, quien hasta antes de que engañaran a Ramírez Cuéllar como a una novicia de convento, era el encargado de la presidencia de Morena Veracruz y seguramente el precandidato con mayores simpatías dentro del partido.
Pero como el grupo cuitlahuista está engolosinado con el poder, no pudieron menos que echar manos del engaño, de la fuerza policial y de su versión de la “política “colmillo” para desemparejar el piso a su favor y hacerse también del control del partido (¡esa fuerza no la tuvo ni Fidel!), como han logrado ir quitando independencia a los otros poderes y a los organismos autónomos que se han dejado, entre ellos el Orfis, la Fiscalía, etc.
A Ramírez Zepeta no lo quieren al interior de Morena, no tiene le apoyo de los auténticos militantes que se la jugaron con Andrés Manuel desde que estaban en el PRD.
Pero aquéllos se sienten soñados, y por lo que se ve, van a echar mano de todas las chapucerías que sean posibles para acomodar a otro de los suyos, contra toda urbanidad política, en un nuevo coto de poder.
Falta solamente que los dejen…
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