Rúbrica.
/ Por Aurelio Contreras Moreno /
La embestida del régimen de la autodenominada “cuarta transformación” contra el sector académico del país está lejos de haberse apaciguado.
Si bien los reflectores mediáticos han dejado de poner tanta atención en el tema, hay varias señales de cómo el gobierno de la supuesta “transformación de la vida pública del país” continúa con una estrategia de sistemático acoso en contra no únicamente de los investigadores adscritos al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que enfrentan una ridícula acusación por delincuencia organizada, sino que se extiende a todo el sistema de educación superior, que hasta ahora ha manifestado distancia del régimen y una defensa de sus pares que, por desgracia, no permea en todo el gremio académico.
La semana pasada mencionamos en este mismo espacio cómo sin razón aparente, en el noticiero estelar de TV Azteca se presentó una “nota” –libelo, mejor dicho- en el cual se fustigaba a instituciones como la UNAM, la UAM y el Instituto Politécnico por continuar con el modelo de educación a distancia, prácticamente acusándoles de retrasar y afectar la preparación profesional de la juventud mexicana porque “no han estado a la altura de las circunstancias”.
No hay que perder de vista que el dueño de esa televisora, Ricardo Salinas Pliego, tiene una relación cercana y una clara alianza con el presidente Andrés Manuel López Obrador que le ha dejado jugosos dividendos, por un lado a través de los más altos contratos de publicidad que este gobierno concede a medios, pero sobre todo con “negociazos” como las “tarjetas del bienestar” en las que la administración federal deposita todos los recursos que destina a sus programas sociales clientelares y que son operadas, ni más ni menos, que por Banco Azteca, también propiedad del encumbrado y déspota empresario que gusta de ostentar su riqueza en sus redes sociales.
El golpe contra las universidades en la televisora no puede ser visto entonces como una coincidencia o una casualidad, sino como parte de una estrategia para desacreditar instituciones cuyas autoridades no han aceptado doblar la cerviz ante el régimen y que hasta cometieron la “osadía” de solidarizarse con los académicos perseguidos y exigir a la Fiscalía General de la República y a la dirección del Conacyt el cese del hostigamiento.
En esa misma estrategia se encuadra lo sucedido la mañana de este jueves en la conferencia del presidente López Obrador en palacio nacional. Una reportera de pasquines digitales afines a la “4t” lanzó la primera pregunta de la “mañanera” acusando a las universidades públicas de usar la autonomía para encubrir actos de corrupción.
Era lo que el presidente quería para lanzarse en su contra, criticando el hecho de que no hayan aceptado el regreso a las aulas al que su gobierno ha obligado al sistema de educación básica, media y media superior.
“¿Por qué se demoran las universidades en el regreso a clases? ¿Por qué no, muchas universidades no regresan a clases? Y escuelas públicas que no están regresando a clases, ¿por qué razón? ¿Está muy cómodo para quien está recibiendo su dinero y está en su casa y no corre ningún riesgo? ¿Y nos vamos a acostumbrar a eso?”, fustigó el presidente que tardó 14 años en terminar su licenciatura en Ciencias Políticas y que implementó una pésima estrategia para enfrentar la pandemia.
Y ya encarrerado, hizo un peligrosísimo llamado a las comunidades universitarias a iniciar “un movimiento por la reforma, por la renovación, el manejo de los fondos de las universidades públicas. Nosotros no podemos meternos porque sería violatorio de la autonomía, pero sí pueden hacerlo los mismos universitarios”, azuzó, bajo el pretexto de que “hay mafias que dominan en las universidades públicas”.
Una generalización torpe que lo que puede ocasionar es una inestabilidad en las instituciones de educación superior que, a su vez, podría rebasar los cálculos, capacidades y maquinaciones del gobierno. Un “tigre” que si se suelta, podría tener efectos devastadores hasta para el propio López Obrador y sus ambiciones de “trascendencia histórica”.
Y para que no quede duda de que lo que el régimen exige es sumisión de los académicos, esta misma semana Alejandro Madrazo Lajous fue removido como director del Centro de Investigación y Docencia Académica (CIDE) Región Centro por “pérdida de confianza”. ¿La razón? Que se atrevió a participar en un video de apoyo a los investigadores de Cátedras Conacyt que están sufriendo acoso y violaciones de índole laboral por parte del propio Conacyt que encabeza la impresentable María Elena Álvarez Buylla.
“Para que aprendan a respetar”, dirían ciertos personajes intocables para el gobierno de la “cuarta transformación”.
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